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Vd. se encuentra en: - Amigos colaboradores Amigos colaboradores - Eduardo de Prado Álvarez Eduardo de Prado Álvarez Navidad. Inmigrantese y hecho religioso en España y Occidente. Asunto: Explicar el Evangelio a musulmanes
EDUARDO DE PRADO ALVAREZ

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Explicar el Evangelio a musulmanes.

(O el ‘espíritu de Juan de Prado')

El día 29 de diciembre de 2006 recién acabado, bajo el título de “Más Navidad en Barcelona este 2006”, hacía yo unas reflexiones acerca de la Navidad en la Ciudad Condal, segunda urbe española y primera conurbación de España.

Cuando algunos españoles quieren hoy devolvernos en una especie de “túnel del tiempo” a la intolerancia y al anticlericalismo y anticatolicismo burdo y bastante trasnochado, (¡mira que tenerle fobia a la Navidad y sus Belenes, portales y reyes magos!) muchos extranjeros, muchos de ellos orientales y de religión no cristiana, nos dan ejemplo de tolerancia y de respeto hacia el hecho religioso.

1. Lo que decía allí era esto:

Más Navidad en Barcelona este 2006. Si no me engaño,  este año 2006 hay más luces en viviendas particulares, en ventanas y balcones de viviendas, más árboles de Navidad en las porterías de las fincas, en Barcelona. Y no me engaño porque otras personas piensan igual que yo.

Los caminos de Dios son inescrutables y resulta que los chinos, afganos y otros asiáticos,  con sus tiendas de 'Todo a Cien', sus Bazares Orientales sus Tiendas Chinas baratas,  ponen luces, estrellas luminosas, papás Noel, figuras del Nacimiento, al alcance de todos los bolsillos.

 Cualquiera puede hoy adornar su ventana o balcón con luces navideñas por 10 euros, o 15 o 20, si quiere,  o por muy poco más.

Así es la vida: los orientales (tal vez budistas, tal vez hinduistas, algún musulmán quizás) de las Tiendas Baratas (muy respetuosos de la Religión, es cierto) nos ayudan a los cristianos  a hacer la Navidad, a Evangelizar, dicho de algún modo. A dar testimonio público de Belén y el Pesebre: del Misterio.

 Qué cosas tiene la vida, ¿no?

Los que sí son algo mas 'fríos' son los musulmanes (los árabes en general) inmigrantes en España.

 Y sin embargo, a mi parecer habría que integrarlos más en la Navidad Cristiana; Digo bien en la Navidad Cristiana en Occidente a los inmigrantes.

El árbol de Navidad, el Nacimiento o Belén, -el Papá Noel, Santa Claus que son San Nicolás de Bari de Turquía-, los Santos Reyes de Oriente: todo hace Navidad.

No nos quejemos tanto los cristianos.

Este año hay más ventanas y balcones adornados con luces Navideñas de familias particulares, y muchos árboles luminosos en las porterías de la Fincas en la Ciudad Condal y su Área.

  Los caminos de Dios son, sí,  inescrutables.

Hay bastante Navidad, también en Cataluña este año. Y eso es bueno.  Y que dure.

[Nota:

Siguiendo esta misma línea argumental PRÓXIMAMENTE daré por escrito mi opinión acerca de la presencia de los musulmanes en Europa, --y de los árabes,  sean  musulmanes o no,  y de los musulmanes sean o no árabes-- y sobre la actitud que, en mi criterio, deberíamos adoptar los cristianos, los católicos en concreto y la Iglesia Católica hacia ellos, casi todos inmigrantes y sus descendientes,  y hacia los hinduistas y budistas en Europa y Occidente en fechas tan señaladas, generales  y mundiales como son la Navidad, la Epifanía de Jesús o Reyes de Oriente, la Semana Santa y la Pascua de Resurrección. Eduardo, 02/01/07 ]

2. ¿Qué actitud deberíamos tener los cristianos respecto de todos estos inmigrantes?

Dicho pronto y breve: Invitarles a celebrar con nosotros la Fiesta cristiana. Invitarles a celebrar la Navidad.

Cuando comento con personas de mi entorno que los católicos deberíamos pasar a la acción y atrevernos a hablar de nuestra religión, de nuestra fe, de nuestro Credo a los inmigrantes no católicos o no cristianos en España, en Europa, normalmente suelen ver adecuado y procedente esto que digo. En todos los caso menos en uno, que es una excepción, una gran excepción, diría yo.

En el caso de los musulmanes no se considera oportuno que haya que hablarles del Evangelio, de las tradiciones de occidente, de la Iglesia.

Normalmente se siente cierto rechazo a la posibilidad siquiera sea teórica de hablar del Evangelio a los musulmanes.

Y no acierto a ver cuanto hay aquí de temor, cuando de miedo, cuanto de cierto desprecio y cuanto de segregación racista hacia ellos, árabes y musulmanes entre nosotros, entre todos y todas nosotros.

Lo diré de forma que muy probablemente sorprenderá a muchos: Lo considero una muestra de racismo.

Yo estoy plenamente convencido de la superioridad moral, religiosa, espiritual, ética, -incluso estética- del cristianismo. Esto es esencial. Es fundamental porque hay que demostrar primero que lo que se quiere para ellos –que lo que se le va a explicar al otro; lo que se le va a “vender”, dicen ahora en expresión que me repatalea las tripas–, es aquello que se considera lo mejor, lo superior. Empezando, por ejemplo, por la libertad. Y siguiendo, también por ejemplo, por la igualdad de derechos y libertades entre varón y mujer.

Y por eso, de buena fe se aspira a que todos lo conozcan, tengan acceso, crean.

El Evangelio no es únicamente un deber de todos y cada uno de los cristianos explicarlo a todos. Es en este caso también un derecho -en este supuesto que nos ocupa, un derecho de los árabes y/o musulmanes- el poder conocerlo y abrazarlo, si quieren y libremente lo deciden.

Hace muchos años, en el vecino país norteafricano, entonces no constituido en el Estado reciente que ahora es, (que apenas procede de mediados del sigo XX) en el actual Marruecos, un español de la Montaña leonesa, franciscano y próximo en nacimiento a mi comarca de origen, fue decapitado por atreverse a hablar de Jesucristo en aquellas tierras norteafricanas entre musulmanes (tierras que por cierto antes que el Islam conocieron el cristianismo y desde donde presumiblemente éste pasó a Hispania desde las tierras norteafricanas del Imperio romano).

Se llamaba aquel fraile franciscano español Juan de Prado (1563-1631) y es hoy Beato de la Iglesia (festividad el 24 de mayo).

Atreverse, esa es la cuestión.

¿Pero atreverse a qué?

Desde el punto de vista cristiano, evangélico, y dejando de lado ahora la cuestión nacional, española, de la Historia o de la lengua y cultura y de Occidente, la respuesta sólo puede ser una: atrever a hablarles del Evangelio, hablarles de Jesús, del cristianismo, de la Iglesia.

Es cierto que en algunos aspectos los tiempo no cambian mucho en cuanto a los países mal llamados “islámicos”, pero me atrevo a decir que el ‘Espíritu de Juan de Prado', el que tiene una pequeña ermita dedicada en Morgovejo su pueblo natal, cerca de la Cordillera Cantábrica, junto al río Cea, ese humilde afluente del caudaloso y bravío Esla, sería el pertinente y apropiado.

Atreverse a hablarles de Jesucristo, de la Navidad y su significado. Invitarles, en fin, a celebrar con nosotros la Fiesta cristiana. La verdadera Navidad.

Ellos, musulmanes, budistas, hinduista, chinos, árabes, paquistaníes, asiáticos en general, han comenzado a darnos su ejemplo con respeto a la Religión Cristiana y, como decía antes, nos ayudan a reencontrar la Navidad en Occidente a los europeos, que buena falta nos está haciendo a muchos y muchas de nosotros y nosotras.

El ‘espíritu de Juan de Prado' ( 1631) o del beato Juan de Prado (festividad el 24 de mayo), es el adecuado, el que le llevó a hablar y proponer a Jesucristo en tierra de musulmanes; eran otros tempos y eso le costo al beato Juan la vida, el martirio, y que le partieran la cabeza. Nosotros, gracias a Dios, no lo tenemos tan difícil. Estamos en Europa, estamos en Occidente, esto es España y hay libertad religiosa. Y, además, los inmigrantes de hoy son muy educados, son muy tolerantes. Son muy receptivos y muy respetuosos. Más incluso a veces que nosotros.

Barcelona, 02 enero 2007.

EDUARDO DE VILLALMONTE.  [Eduardo de Villalmonte, es Eduardo de Prado Álvarez de Villalmonte]

Barcelona, España.

1 de enero: Octava de Navidad. Santa María Madre de Dios. Imposición del Nombre de Jesús, Emmanuel o Manuel. Virgen de Begoña. San Concordio presbítero. Santa Eufrosina, virgen. San Almaqui, mártir.

2 de enero: San Basilio el Grande (330-379) obispo de Cesárea de la Capadocia. San Gregorio Nacianceno (330-390) obispo de Constantinopla, doctores de la Iglesia. Madre de Dios -Virgen- Auxilio de los cristianos. Conmemoración de la venida de la Virgen a Zaragoza. San Macario abad. San Isidoro de Antioquia, obispo y mártir. San Abelardo (753-826) abad, primo de Carlomagno. Santa Emma, virgen.

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