Siguiendo los estudios de los diferentes historiadores 
        de la eximia Reina Católica, nos encontramos con algunos 
        escritos y actos de los Principales biógrafos de nuestra 
        Reina Isabel I, la Católica, "Fundadora de las 
          Españas y Madre de América", no siempre 
        con su desdoro y crítica, sino en pro de la verdad histórica, 
        y que consiguió su sucesión y herencia al trono "con notoria oposición de un sector relevante de 
          la aristocracia nobiliaria y de otros importantes grupos sociales", 
        situados en torno al bando de doña Juana y del rey de 
        Portugal.
      ebemos tener en cuenta que la Reina Isabel 
        la Católica consiguió la sucesión y la 
        herencia a la Corona castellana con la importante oposición 
        de un sector relevante de la más alta nobleza de Castilla., 
        que apoyaba y engrosaba las huestes de doña Juana "La 
          Beltraneja" y del Rey de Portugal, Alfonso V.
      Esta "Guerra de Sucesión", 
        "abrió sangrantes heridas", que tardaron 
        en cicatrizar, a pesar de que la Reina Católica recurrió 
        amplios perdones individuales o generales a fin de buscar la 
        paz social; si bien, los perdedores enemigos de los Reyes Católicos 
        no se avinieron y persistieron, apareciendo con inusitada fuerza 
        en aquellos momentos en que la Corona se enfrentó a sus 
        intereses, de modo especial a la muerte de la Reina (26-11-1504), 
        por todo lo cual, el espacio comprendido entre 1475 y 1521, 
        ha sido considerado como "Forja de la revolución 
          de las Comunidades".
      Aparte de lo aquí apuntado al respecto, 
        "muchas instituciones isabelinas" provocaron 
        la oposición y resistencia, pero ninguna con tanta intensidad 
        como el Tribunal del Santo Oficio /Santa Inquisición, 
        con sus procesos y Tribunales), localizado en estamentos y grupos 
        sociales en torno a los "conversos", en los 
        judíos ortodoxos y así mismo, en estratos sociales 
        menos intolerantes de los Institutos eclesiásticos e 
        incluso civiles, sin olvidar los titubeos y dudas de la misma 
        curia romana.
      Se produjo fuerte oposición a las reformas 
        de la Hacienda Pública aplicada por los Reyes Católicos, 
        que afectaba directamente a los "bolsillos" 
        de los súbditos, así como la pérdida de 
        "mercedes" en los nobles, de la burguesía 
        de los arrendadores y los cobradores abusivos de los impuestos 
        de la Corona, de modo primordial de las alcabalas, tributo del 
        que dudaba sobre su licitud la Reina Isabel.
      La documentación existente en Roma 
        en el Archivo Vaticano, sitúa un fuerte grupo eclesiástico 
        contrario a Isabel la Católica, enquistado en la curia 
        romana, dirigido por Francisco de Santillana, junto a Diego 
        de Lobera, Diego de Carvajal y Juan de Grado, y a este tenor 
        nuestra Reina Isabel daba estas razones: "se han rebelado 
          contra nos e pública e notoriamente han tomado la boz 
          e seguido la parcialidad de nuestro adversario de Portogal...usando 
          el dicho Francisco de Santillana del crimen de la prevaricación, 
          seyendo como era nuestro procurador en la corte de Roma".
      Otros focos eclesiásticos opuestos 
        a la Reina Católica "fueron los creados en torno 
        al Obispo de Burgos, don Luis de Acuña, y el Arzobispo 
        de Toledo y Primado, don Alfonso Carrillo. También otra 
        fuente de oposición más fuerte provino de la imposición 
        de la reforma religiosa en los Monasterios y en los Institutos 
        Religiosos de sus reinos, lo que concitó la "oposición 
          cerrada de la conventualidad y burguesía. Puede ser mencionado 
          Francesc Garret, que fue condenado en Barcelona por "haber 
          proferido la injuria más sucia contra la Reina más 
          limpia". Asimismo debemos mencionar la "Pesquisa 
        contra algunos que hablan mal de la Reina", y en concreto 
        contra el medinés, García Sarmiento, corregidor 
        de Medina del Campo, "por juicios emitidos en público 
        en 1506, que fue ordenada por el Consejo Real, a los dos años 
        del fallecimiento de la Reina Católica; depusieron contra 
        testigos Álvaro del Mercado y Cristóbal Sanz. 
        El primero oyó decir al corregidor, que la Reina doña 
        Isabel estaba en el infierno, "por tener opresos a los 
          hombres". El segundo oyó que decía "questos 
            reynos habían sido muy mal gobernados e que cria que 
            la Reina doña Isabel, según su mala gobernación 
            , questaba en el ynfierno, e que el Rey de Aragón con 
            ella nunca hazia sino robar e disipar estos reynos e que era 
            muy tirano".
      Gonzalo Chacón, con este poder, se 
        presentó en Medina del Campo el día 17 de marzo 
        y reunió a los linajes de la Villa en la parroquia 
          de San Miguel, donde presentó sus poderes, quitó 
        las varas de justicia a los oficiales y se las entrega a Juan 
        de la Fuente y Juan de Pina, que los llevarían por la 
        Infanta. Cambió también todos los oficiales, asimismo 
        tomó posesión de las casas, torre, palacio, corrales, 
        huerta, etc., echando a los anteriores moradores. El mismo día 
        tomó posesión de todas las pertenencias de la 
        aldea de Carrión Alto.
      Días después hay que señalar 
        la visita que realizó la Infanta Isabel a su Villa de 
        Medina del Campo, acompañada por su hermano y del Arzobispo 
        de Toledo, Carrillo. Pocas semanas después, en un ambiente 
        familiar, "se festejó en Arévalo el 14º 
        aniversario del nacimiento del príncipe Alfonso, encargándose 
        su hermana Isabel de organizar los festejos, que revistieron 
        indudable solemnidad por tratarse del cumpleaños que 
        capacitaba al príncipe para reinar en Castilla. Se conserva 
        el feliz recuerdo de esta fiesta palaciega, "entre familiar 
          y pública", por el texto escrito por el poeta 
        y renombrado caballero Gómez Manrique y que tiene el 
        título de "Un breve tratado que fizo Gómez 
          Manrique, a mandamiento de la muy ilustre señora Ynfante 
          doña Isabel, ara unos momos que su excelencia fizo con 
          los fodos siguientes". Debemos añadir que el 
        "momo" era una representación cortesana 
        de moda, no dramática, sino del estilo de ellos o diversiones, 
        y en la que los ejecutantes exhibían disfraces llenos 
        de colorido.
      En la corte de Isabel de Castilla se organizaron, 
        posteriormente, con cierta frecuencia para celebrar acontecimientos 
        familiares. Así, las celebradas en Sevilla para su hija 
        Juana en 1540, en ocasión de la boda de la hermana de 
        ésta y el príncipe don Juan asistente a ellas 
        junto a la Reina, la cual recordaría indudablemente las 
        otrora organizadas en Arévalo.
      Rememoremos que en esta fiesta en honor del 
        príncipe don Alfonso, se abrió con un "tratado" 
        o discurso de circunstancias en el que Isabel imagina que la 
        noticia ha llegado al Helicón donde habitan las musas, 
        que conocen "el comienzo, el medio y el fin de vuestra 
          muy virtuosa niñez y todos los infortunios, peligros, 
          trabajos y buenas andanzas que en ella os habían dado 
          los dioses celestiales".
      Se despedía de la acabada niñez 
        y entraba en la edad viril, que es de los catorce años 
        en adelante. Se conocen los nombres de las jóvenes que 
        hicieron coro a la infanta Isabel en esta representación 
        y que fueron dirigidos a Alfonso sus augurios: Mencía 
        de la Torre, Elvira de Castro, Beatriz de Sosa, Isabel Castaña, 
        Juana de Valencia, Leonor de Luxan, Luisa Bobadilla y una octava 
        innominada, quizás por haber sido llamada a última 
        hora.
      Isabel de Castilla fue Señora de Medina 
        del Campo hasta su muerte, en aquel 26 de noviembre de 1504, 
        de cara a la mercantil y ferial Gran 
          Plaza Mayor de Medina del Campo 
      Ricardo Sendino 
        González. (Cronista 
          de la Villa)