PROGRAMA OFICIAL DE LAS FERIAS Y FIESTAS DE SAN ANTOLÍN, 2003

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EL Festival Medina Sonoro cerró anoche su segunda edición en Medina del Campo. Durante las noches del viernes y el sábado, seis grupos han amenizado la velada a los jóvenes y a los no tanto, como anticipo de las fiestas de San Antolín, que comienzan el martes. Este año, la organización de Medina Sonora, que nació hace dos años, ha querido recoger los sonidos más independientes del panorama musical español.

El trío catalán Señor No, que mezcla el pop y la psicodelia a partes iguales, a lo que añade también funky, música electrónica y algún instrumento de la India, para lograr un sonido muy característico, abrió escenario el viernes. Después le tocó el turno a Doctor Explosión, que repitió visita. Se trata de un grupo que acaba de sacar su sexto disco, y que, en palabras de Alberto Arranz, uno de los organizadores del Festival «tienen un directo demoledor». Vinieron para hacer pasar un buen rato al público asistente. Sidonie cerró telón en la primera jornada y logró conectar con el público, con una actuación muy cercana y entregada a sus incondicionales.

El sábado, el festival continuó en el Parque Aguacaballos y, como ocurriera el viernes, la asistencia superó la de la primera edición, con un público entusiasta y con ganas de disfrutar. En esta ocasión los primeros en actuar fueron los Ultracuerpos, que llegaron desde La Coruña, y que este año han sacado a la venta su primer disco.

Los Paniks, grupo compuesto por tres jóvenes de Bilbao, y que están despegando con su carrera, cumplieron ayer con una deuda pendiente con el Festival, ya que el pasado año tenían anunciada su presencia, pero a última hora tuvieron que ser sustituidos. Ayer, su música, una mezcla del rock clásico con tintes modernos, sonó con fuerza. El punto y final al Festival lo puso Sin City Six, un cuarteto multicultural, cuyos integrantes proceden de Estados Unidos, Gran Bretaña, y España. Su música es calificada como rock en estado puro o como lo define Arranz «sonido americano rockero».

El Parque Aguacaballos, se convirtió en un escenario musical bajo las estrellas. La noche aunque fría, tanto el viernes como el sábado y con amen, dejó disfrutar a los asistentes, desde el principio hasta el final, cada una de las canciones de los grupos.