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Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
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MUSEO DE LAS FERIAS PIEZA DESTACADA


03-10-14 - Continuación los ciclos expositivos
“Pieza del Mes” de octubre – “Pieza Destacada” de la Exposición “Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz: El encuentro y “Documentos Históricos Inéditos VIII”

Una vez inaugurada la exposición “Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz: El encuentro”, se han retomado los ciclos expositivos temporales habituales del Museo: “La Pieza del Mes” y “Documentos Históricos Inéditos”.

-La escultura de Santa Teresa de Jesús, original de Gregorio Fernández, fechada en 1625, procedente del Museo Nacional de Escultura, ha sido la elegida como “Pieza Destacada” de la exposición, durante el mes de octubre. Esta actividad está patrocinada por la Diputación de Valladolid.

-Por otra parte, el documento seleccionado para el último trimestre del año en el contexto del ciclo expositivo “Documentos Históricos Inéditos”, es el “Breve pontificio de Julio II concediendo licencia para el traslado de la Iglesia de San Martín de Medina del Campo desde la Mota a Barrionuevo”, procedente de la Biblioteca Berrocal.

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Más información e imágenes en: www.museoferias.net y en el perfil de la Fundación Museo de las ferias de facebook

“Pieza del Mes” de octubre – “Pieza Destacada” de la Exposición “Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz: El encuentro”

“Pieza Destacada” de la Exposición
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz: El encuentro
Santa Teresa de Jesús
Gregorio Fernández
Hacia 1625
Madera policromada / 172 x 103 x 85 cm
Museo Nacional de Escultura. Valladolid

Aunque hacía ya tiempo que la imagen de Santa Teresa se había divulgado a través del grabado y la pintura, incluso más allá del estricto ámbito de la orden carmelita, el proceso de beatificación iba a requerir su representación en el campo de la escultura como medio principal y más tangible para el desarrollo de su culto.

Como es también lógico, fueron varios los escultores que recibieron encargos en las diferentes poblaciones donde se ubicaban los conventos, siguiendo siempre un esquema iconográfico previamente consolidado en el que se representaba a Santa Teresa en su faceta de escritora, con la pluma en la mano derecha y el libro en la izquierda, y la mirada elevada hacia lo alto para indicar la inspiración divina.

Sin olvidar otras tallas verdaderamente notables, como la realizada por Esteban de Rueda para las Carmelitas Descalzas de Toro, se considera a Gregorio Fernández como el principal creador del modelo en la escultura castellana a través de una serie piezas de tamaño natural en las que, dentro del esquema iconográfico citado, se manifiestan diferencias estilísticas y también de calidad, que en algunos casos evidencian la intervención del taller. En este sentido, desde hace tiempo se han resaltado las esculturas realizadas respectivamente para los conventos de descalzos y calzados de Valladolid como las dos versiones de mayor calidad. En la Santa Teresa del Carmen Descalzo, actualmente Santuario de Nuestra Señora del Carmen Extramuros, realizada según Urrea hacia 1615, todavía se aprecian rasgos de la primera etapa del escultor, que se evidencian en el predominio de la elegancia de la figura y la riqueza de su policromía, con motivos esgrafiados en todas las prendas del hábito.

Por el contrario en la escultura aquí expuesta, realizada para el Carmen Calzado y conservada en el Museo Nacional de Escultura, se produce un marcado giro hacia el realismo que se corresponde en el estilo de Fernández con una fecha cercana al año 1625, momento en el que se conoce con certeza su existencia. Su rostro se aproxima mucho más al conocido retrato realizado en vida de la Santa por fray Juan de la Miseria, y un elemento como el libro adquiere mucha más verosimilitud, al lograr reproducir el cuero de la encuadernación o la flexibilidad de las gruesas hojas de papel, doblado en una de las puntas. En el texto sólo es legible en el encabezamiento el nombre de su confesor, Pedro de Alcántara, aunque parece añadido posteriormente. Por último, en la policromía predominan los tonos planos, solamente animados por cenefas con labores en oro que adquieren un particular protagonismo al cruzar el manto y dejarlo sujeto bajo el libro, como si estuviera prendido por un alfiler. Ese dominio del plegado se aprecia también en la caída del velo sobre la parte posterior, captada con gran elegancia.

Es lógico que esta versión, mucho más acorde con los planteamientos del barroco, fuera la de mayor éxito en la escultura posterior, hasta el punto que la gran mayoría de las imágenes que representan a la Santa derivan de ella. Por todos estos motivos, se puede concluir que es realmente difícil encontrar una obra más adecuada a la hora de reflejar en una exposición el culto a Santa Teresa.

José Ignacio Hernández Redondo
Conservador del Museo Nacional de Escultura

Documentos Históricos Inéditos VIII
(meses de octubre, noviembre y diciembre de 2014)

Breve pontificio de Julio II concediendo licencia para el traslado de la Iglesia de San Martín de Medina del Campo desde la Mota a Barrionuevo
Secretaría de Estado de la Santa Sede
Roma, 16 de noviembre de 1509; firma de Segismundo Conti
Manuscrito sobre vitela / 27 x 53 cm
Biblioteca Berrocal. Madrid

La primera mención a una iglesia bajo la advocación de San Martín, situada en el flanco sur del cerro de la Mota, aparece en las adiciones al Fuero Real de Medina del Campo de 1256 cuando se incluye en la relación de parroquias, aunque su origen podría remontarse a finales del siglo XII. El Breve pontificio que estudiamos -y que se expone por primera vez- nos informa de las circunstancias y condiciones que motivaron su traslado. Debido a los pocos feligreses que quedaban de esta parroquia. atendida por dos clérigos beneficiados perpetuos, y a que el culto había prácticamente desaparecido en ella hasta el extremo de que parecía un lugar “profano y desierto”, los reyes Fernando de Aragón y su hija Juana, reina de Castilla y León, expusieron al Papa la necesidad de derribar aquella iglesia y construir otra nueva con la misma advocación en otro lugar de Medina con más población, intramuros del Barrio Nuevo (Barrionuevo), junto al “hospital de pobres de San Pedro de los Arcos de los pelliteros”. Así pues, el documento nos indica una existencia previa de este hospital cofradiero en la misma calle, en realidad, un albergue que disponía de una pequeña capilla, una habitación para el santero y otro apartamento con cinco camas viejas.

Mediante este documento Julio II concede “licencia para el traslado de aquella iglesia, para que sea construida de nuevo…bajo esta advocación…en la vía o calle llamada de Barrionuevo…en la misma calle del dicho Hospital y en un lugar apropiado e idóneo para ello, pero al mismo tiempo sin menoscabo para el albergue del dicho Hospital… [trasladando] su campanario, campanas, pila bautismal, camposanto y demás enseñas parroquiales de construcción y los beneficios de que gozaba la anterior iglesia, tanto cruces, cálices, vestiduras y otros ornamentos eclesiásticos; y las campanas y cuerpos y huesos de los difuntos de cada año y otros recuerdos dejados allí por los fieles en Cristo, así como todos y cada uno de los bienes...muebles e inmuebles, incluidos los ingresos procedentes de censos, beneficios y diezmos de la anterior iglesia serán transferidos a la que se ha de construir y edificar”.

El documento se remite al obispo de Segovia, D. Fadrique de Portugal Noreña, para dar traslado del mismo a Bernardino Gutiérrez, abad de la Colegiata de San Antolín, para su consentimiento y aceptación, con el expreso deseo papal “de que la dicha iglesia anterior no revierta a usos profanos sino permanezca en ese lugar rastro de signo sagrado y se celebren misas alguna vez”, lo cual nos indicaría -contrariamente a lo que señaló Moraleja- que la primitiva iglesia sita en la Mota no llegaría a demolerse por estas fechas y sería más conforme lo dicho por López Osorio que fue testigo ocular de su derrumbe a comienzos del siglo XVII.

Los fundadores de la nueva parroquia de San Martín fueron el comendador D. Pedro de Ribera y su esposa Dª María de Medina, criados de los Reyes Católicos, quienes construyeron esta iglesia como cripta de enterramiento familiar. La inscripción que recorre bajo el artesonado del presbiterio de esta iglesia indica que “edificaron esta iglesia y hospital., año de 1512”; pero si, como hemos dicho, el hospital de San Pedro de los Arcos -a poniente de la iglesia- ya existía, habremos de concluir que estos nobles no lo hicieron nuevo sino más bien debieron contribuir a su reconstrucción o recuperación.

Fernando Ramos González

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