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VIRGEN DEL PÓPULO
06-05-10 - Nota de Prensa con información de la instalación del retablo de la Virgen del Populo y de la "Pieza del Mes" de mayo
1. Instalación del Retablo de la Virgen de la Virgen del Pópulo
2. "Pieza del Mes" de mayo de 2010
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Retablo de la Virgen del Pópulo |
1 - En la mañana de hoy, miércoles 5 de mayo de 2010, ha sido instalada definitivamente la réplica del retablo de la Virgen del Pópulo en la capilla exterior del mismo nombre en la Colegiata de San Antolín. El retablo original queda depositado en el Museo de las Ferias donde se expondrá de modo permanente.
2 - A partir de hoy podrán contemplarse en el Museo de las Ferias como "Pieza del Mes" de mayo, tres relieves en alabastro procedentes de la ciudad de Malinas (Bélgica) recientemente restaurados. Realizados hacia 1600, en ellos se representan: la Adoración de los Pastores, la Última Cena y Pentecostés.
Precisamente con esta ciudad flamenca de Malinas hubo, desde Medina del Campo, una intensa relación comercial de importación de obras de arte y devoción, que queda reflejada en numerosos inventarios de los siglos XVI y XVII en los que se citan, como elementos del ajuar de oratorios privados, pequeñas esculturas en madera policromada del Niño Jesús o la Virgen María, campanillas litúrgicas o placas de alabastro con escenas religiosas como las que presentamos ahora, haciendo mención expresa a su procedencia malinesa o, más genéricamente, flamenca.
Estos tres relieves fueron adquiridos en 2005 por la Diputación de Valladolid para su exposición permanente en el Museo de las Ferias y han sido restaurados por la empresa "Atrium - CRBC, S.L.".
La "Pieza del Mes" es una actividad patrocinada por la Diputación de Valladolid
Más información e imágenes en: www.museoferias.net/mayo2010.htm
Entre la segunda mitad del siglo XVI y el primer cuarto del XVII, en la ciudad flamenca de Malinas (en la actual Bélgica) surgieron numerosos talleres de artistas dedicados a la elaboración, prácticamente seriada, de pequeños relieves en alabastro que tuvieron desde los primeros momentos un éxito comercial incuestionable. Prueba de ello son las numerosas exportaciones de este tipo de piezas documentadas en toda Europa. Parece ser que en la proliferación de estos talleres influyó notablemente la presencia en dicha ciudad de la floreciente corte de Margarita de Austria, quien ejerció allí como Regente Gobernadora de los Países Bajos; con tal motivo se establecieron artistas especializados en esta modalidad como, entre otros, Conrad Meyt, Guyot de Beaugrant o Jan Mone.
En su gran mayoría, las representaciones de estos pequeños relieves de alabastro corresponden a escenas religiosas de carácter devocional que recogen preferentemente pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, aunque no faltan los de tema alegórico o mitológico. Entre otras características comunes a todos ellos, podemos apuntar que sus composiciones se inspiran con mucha fidelidad, aunque con las lógicas variantes, en grabados flamencos muy difundidos; asimismo, es muy frecuente encontrar, al pie de la placa, un monograma formado por varias letras que nos indica la identidad del artista que lo realizó. Las figuras y los elementos materiales que componen las escenas suelen realzarse con líneas doradas que perfilan los contornos. Generalmente, se presentan enmarcados por molduras rectangulares elaboradas en madera, a veces dorada, revestidas con tiras de cuero decoradas con los motivos habituales del repertorio renacentista; en otras ocasiones, las piezas de alabastro son la parte central de retablos domésticos de pequeñas dimensiones y cuidadísima ornamentación.
En estos tres relieves se representan otras tantas escenas de tema religioso: la Adoración de los Pastores, firmado con el monograma "GND(montada)N", quizá del escultor flamenco Gillos Nens; Pentecostés, con la iniciales "IDH" que corresponden a la marca del artista malinés Jasper de Hemeleer; y la Última Cena, mostrando la rara variante en la que Jesús entrega a Judas el bocado de pan mojado, obra de Tobías Tissenaken (pintor y escultor documentado entre 1596 y 1624, año de su muerte), que firma con el monograma "TT" enlazado a figuras que asemejan un ancla y un cáliz. Fechables los tres hacia 1600, de ellos conocemos numerosos ejemplares similares conservados en diferentes museos españoles, belgas, holandeses y franceses.
La reciente limpieza y restauración de estos tres alabastros nos permite ahora contemplar mucho mejor la delicadeza de las figuras en unos fondos apenas esbozados, así como la luminosidad y transparencia de tan noble material.
Antonio Sánchez del Barrio
12-06-25 - La Virgen del Pópulo de Medina del Campo ya se expone en El Prado.
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Guzmán Gómez y Antonio Sánchez del Barrio en El Prado |
“Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España”, es la exposición que recoge esta pieza única perteneciente al patrimonio medinense
Paula de la Fuente-. Del 10 de junio al 14 de septiembre de 2025, en las salas C y D del edificio Jerónimos, el Museo Nacional del Prado acoge “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España”, una exposición única que examina el intenso vínculo entre ambos países a través de la figura de la Virgen de Guadalupe y que ha sido comisariada por los doctores universitarios mexicanos Jaime Cuadriello (UNAM) y Paula Mues Orts (INAH).
La muestra, que cuenta con la colaboración de la Comisión Arte Virreinal de la Fundación Amigos del Museo del Prado y el patrocinio de Rassini, reúne casi 70 obras procedentes en su mayoría del patrimonio español y ha contado con destacadas piezas novohispanas para narrar la importancia de la imagen de la Virgen de Guadalupe y su consagración como icono trasatlántico devocional y político.
Tal y como ha dado a conocer la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo, el retablo de la Virgen del Pópulo (Anónimo, h.1520), procedente de la Colegiata de San Antolín, estará expuesto en el Museo Nacional del Prado formando parte de esta muestra. De hecho, desde este mismo lunes esta pieza medinense reposa sobre las paredes de este importante museo. Hasta allí se desplazaron Guzmán Gómez, alcalde de Medina del Campo, y el director de la Fundación Museo de las Ferias, el académico Antonio Sánchez del Barrio.

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El alcalde saluda al director del Museo del Prado, Miguel Falomir |
Esta exposición ofrece una mirada inédita sobre el diálogo artístico entre América y Europa en los siglos XVII y XVIII y muestra el modo en que la virgen Guadalupana fue reinterpretada, reproducida y venerada en ambos continentes. Además, se enriquece con una intensa programación cultural desarrollada junto a la Fundación Casa de México en España.
“Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España” ofrece una nueva mirada sobre el papel de la Virgen de Guadalupe como imagen revelada, objeto de culto y símbolo de identidad en el ámbito hispano. A través de casi setenta obras entre pinturas, grabados, esculturas y libros, la exposición muestra cómo esta figura religiosa, surgida en el cerro del Tepeyac en 1531, trascendió las fronteras novohispanas para convertirse en una presencia poderosa en el imaginario colectivo español.
El proyecto, comisariado por los doctores mexicanos Jaime Cuadriello (UNAM) y Paula Mues Orts (INAH), es fruto de años de investigación y colaboración entre instituciones, y se estructura en once secciones temáticas, combinando piezas de pequeño y gran formato, para mostrar desde las primeras representaciones de las apariciones, hasta las sofisticadas «vera effigies» reproducidas con fines devocionales o políticos.
El recorrido arranca con una cartografía visual que documenta la sorprendente densidad de imágenes guadalupanas distribuidas por toda la geografía española. Esta dispersión responde a factores económicos, sociales y políticos como el comercio con las Indias, la minería y el trasiego de funcionarios virreinales. Las obras reflejan tanto la devoción como los intereses de comunidades, artistas, comerciantes, nobleza y clero, que hicieron de Guadalupe una devoción compartida.
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Guzmán Gómez y Antonio Sánchez junto a Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo del Prado |
Los núcleos temáticos abordan, entre otros, la transmisión del relato guadalupano mediante modelos narrativos y visuales estandarizados; la genealogía formal de la imagen y su conexión con iconos marianos europeos como la Inmaculada o la Tota Pulchra; su condición de «pintura no hecha por mano humana», emparentada con el concepto del Deus pictor; y la sacralidad de su manto, concebido como reliquia viva y objeto de veneración. También se incluye un contrapunto con la pintura peninsular contemporánea, revelando afinidades y disonancias estilísticas con escuelas como la madrileña y la andaluza.
Particular interés despiertan las secciones dedicadas a las “vera effigies», copias exactas o variantes tocadas a la original, que eran reproducidas con técnicas artísticas especializadas. Asimismo, destaca la presencia de materiales exóticos —nácar, marfil, latón— llegados a través del Galeón de Manila, que evidencian la proyección global del culto guadalupano y su inserción en redes transoceánicas de intercambio cultural.
La exposición incluye obras maestras de artistas novohispanos y peninsulares como José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera, Velázquez, Zurbarán o Francisco Antonio Vallejo, entre otros. Un conjunto que traza un mapa artístico y simbólico de la devoción guadalupana vigente desde el siglo XVII hasta principios del XIX.
Como complemento a la muestra, la Fundación Casa de México en España colabora con una intensa programación cultural que profundiza en la dimensión simbólica y artística de la Virgen de Guadalupe. El programa incluye conferencias de los comisarios, un ciclo de cine con títulos históricos y contemporáneos, cápsulas informativas y talleres de artesanía tradicional mexicana, impartidos por maestros de Michoacán y Chiapas. Estas actividades, desarrolladas entre el Museo del Prado y la sede de la Fundación, ofrecen al público una experiencia integral que entrelaza historia, arte y tradición viva.
El «más antiguo antecedente en pie de las capillas abiertas o de indios»
La reciente exposición temporal en el Museo del Prado ha devuelto a la luz una de las piezas más singulares del patrimonio artístico de Medina del Campo: la talla de la Virgen del Pópulo, que preside el altarcillo exterior de la Colegiata de San Antolín. Esta escultura, realizada entre 1516 y 1523 por iniciativa del abad Alonso García del Rincón, es una joya del Renacimiento castellano, a la par que «el más antiguo antecedente conservado de las llamadas capillas abiertas o de indios, tan características de la arquitectura religiosa en el Nuevo Mundo». Este dato, destacado por el historiador y académico Antonio Sánchez del Barrio -presidente de la Fundación Museo de las Ferias- subraya la excepcionalidad de esta obra y su importancia como eslabón entre las prácticas devocionales de Castilla y las que luego se desarrollaron en los virreinatos americanos.
El denominado balcón del Pópulo fue concebido como un espacio de culto accesible desde la plaza, permitiendo a los mercaderes asistir a misa durante las bulliciosas ferias de Medina sin abandonar sus puestos. La inscripción fundacional, datada en 1516, revela una intención profundamente práctica y pastoral: acercar el Santísimo Sacramento a los fieles que, por motivos comerciales, no podían acudir al templo. Esta visión innovadora de la liturgia, que saca el altar al encuentro del pueblo, prefigura de manera sorprendente las capillas abiertas que siglos después poblarían las iglesias novohispanas. A título de chascarrillo, estos textos primitivos -de los que habla Sánchez del Barrio- hacen alusión a que estas misas se darían desde el primero hasta el último día de ferias «salvo si fuere día de tanto viento y agua, de tanta tempestad que verisímilmente en el dicho altar alto no se pueda celebrar sin temor de acaecer algún inconveniente o peligro cerca de la Misa o del Santísimo Sacramento».
La talla de la Virgen con el Niño, centro de este altarcillo, muestra la huella de la estética renacentista y de la influencia italiana que caracterizó la trayectoria vital de García del Rincón, quien murió en Roma en 1533. La imagen, inspirada en el modelo bizantino de la Virgen del Pópulo venerada en Santa María la Mayor, despliega una iconografía todavía en formación: la Virgen sostiene a su Hijo con un manto de plegados ampulosos, mientras el Niño, vestido con túnica larga, aparece en actitud bendiciente. Restos de policromía, dorados, estofados y elementos decorativos permiten intuir la riqueza original de la obra, en la que incluso se hallaron pequeños compartimentos que pudieron contener reliquias o documentos.
El altarcillo del Pópulo, con su retablo de ornamentación «plenamente renacentista» —adornado con candelieri, elementos vegetales y trompas de la abundancia—, es un testimonio vivo de la religiosidad popular, de la influencia de las ferias históricas de Medina del Campo en la vida cotidiana, y de cómo el arte sacro se adaptaba a las necesidades de una villa comercial que en el siglo XVI era uno de los principales centros económicos de Castilla, explica Sánchez del Barrio sobre esta pieza tan única como querida por el pueblo de Medina del Campo.
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