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09-07-07 - Herrera anuncia la inminente declaración de Atapuerca como Espacio Cultural

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, anunció hoy que antes del periodo vacacional de agosto el Gobierno regional aprobará un decreto por el que se declarará a la Sierra de Atapuerca como 'Espacio Cultural'.

En una visita a los yacimientos arqueológicos, donde fue recibido por los tres codirectores del proyecto científico, Herrera destacó que será el primer Espacio Cultural de la región, 'un elemento de protección reservado a Bienes de Interés Cultural que por su importancia requieran también una atención preferente en los usos y puesta en valor de este entorno'.

Agregó que los municipios del entorno no deben ver en esta declaración una limitación a sus posibilidades de desarrollo, 'sino que deben basar su propio desarrollo sostenible en la puesta en valor, preservación y cohabitación con las labores de investigación'.

El presidente del ejecutivo regional también anunció que para antes de que finalice el año estarán licitados los proyectos de redacción y ejecución de los centros de acogida de visitantes en Ibeas de Juarros y Atapuerca, municipios en los que se ubican los yacimientos arqueológicos de fama internacional.

Juan Vicente Herrera resaltó que el proyecto integral de Atapuerca no sólo lo constituye el Museo de la Evolución Humana que se construye en Burgos, sino también por la mejora de las infraestructuras en los yacimientos y municipios de su entorno.

Añadió que los años 2009 y 2010 'verán una explosión final definitiva de un proyecto que tendrá por delante muchos decenios de investigación, pero que a partir de estas inversiones verá cómo tanto en Burgos, como en Ibeas y Atapuerca el proyecto de la Sierra de Atapuerca sigue creciendo y sigue siendo una auténtica prioridad de Comunidad'.

También recordó que todos estos proyectos se ejecutan con el conocimiento y asesoramiento de los directores del proyecto científico con el objetivo de 'hacer compatibles las labores de investigación, de protección y de difusión'.

Herrera afirmó que en estos yacimientos hay 'tajo' para varias generaciones de investigadores y resaltó que se han convertido en un lugar de 'excelencia' científica.

En su opinión el alto número de visitantes convierten a los yacimientos en un lugar de 'culto' y de 'enorme atracción' para miles de personas, lo que hace necesario una organización que las haga compatible con la principal prioridad como es la preservación e investigación

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26-07-07- LA SIERRA DE ATAPUERCA, DECLARADA "ESPACIO CULTURAL" DE CASTILLA Y LEÓN

El Consejo de Gobierno de Castilla y León acordó hoy la declaración como Espacio Cultural del Bien de Interés Cultural "Sierra de Atapuerca" en Burgos.

Destaca la Junta que se trata de un "valioso y complejo" espacio, reconocido y avalado por su declaración como Zona Arqueológica en 1991 y declarado como bien Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000.

En este espacio se aprecia la ocupación de los territorios por homínidos desde hace al menos 1,2 millones de años, la existencia de yacimientos arqueo-paleontológicos así como importantes valores naturales que aconsejan su consideración como Espacio Cultural.

Atapuerca constituye el primer Espacio Cultural declarado en la comunidad autónoma. La figura se utiliza al amparo de la nueva Ley de Patrimonio de Castilla y León y en consonancia con las nuevas estrategias del Plan Pahis 2004-2012, que proponen la valorización de amplios espacios territoriales con valor cultural, de cara a su protección y a la promoción del desarrollo sostenible de las poblaciones en que se inserta.

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01-08-07 - Hallan en Atapuerca el cráneo de un homínido que vivió hace 500.000 años

Actualizado miércoles 25/07/2007 14:24 ( CET ) EFE

Fragmentos del resto del hominido hallado en Atapuerca (Foto: CYT)

Fragmentos del resto del hominido hallado en Atapuerca (Foto: CYT)

MADRID .- La 'Sima de los huesos' del yacimiento arqueológico de Atapuerca ha vuelto a dar una sorpresa al equipo de investigadores que en él trabaja. Poco antes de que se diera por terminada la campaña de este año, se han localizado los restos de un cráneo de un homínido que vivió hace 500.000 años .

Los tres codirectores de la excavación, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, mostraron los huesos de lo que habían identificado como dos fragmentos de parietal y un frontal . Pertenecerían a una mujer, probablemente una adolescente. En opinión de Arsuaga, el hallazgo es "algo especialmente relevante si tenemos en cuenta que en toda Europa apenas han aparecido restos craneales en los últimos 30 años".

Pero el descubrimiento de este cráneo no es más que otro de los "tesoros" rescatados este año. En junio se encontró el premolar de un homínido de 1,3 millones de años de antigüedad , lo que le convierte en el primer resto de un ancestro europeo. Para Bermúdez de Castro la campaña que ahora termina es comparable a las de 1994, cuando aparecieron por primera vez restos del Homo Antecessor.

Por su parte, Carbonell aseguró que el diente encontrado en la Sima del Elefante "abre expectativas de que aparezcan en ese nivel más restos de homínido de esa antigüedad que muy probablemente sea el primer homínido netamente europeo". También afirmó que los hallazgos de este año confirman que los primeros pobladores de Atapuerca practicaban un canibalismo "que no es sólo gastronómico, sino que podemos estar ante las primeras pruebas de canibalismo cultural" apostilló.

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23-09-07 - Fósiles en el microscopio Tras una intensa temporada de excavaciones, los trabajos en Atapuerca afrontan una nueva etapa: la labor de laboratorio, que servirá para interpretar los hallazgos del yacimiento

TEXTO: PILAR QUIJADA / FOTOS: SUR / MADRID

JORNADA. El equipo trabaja sin apenas descansar.
JORNADA. El equipo trabaja sin apenas descansar.

Acaba de finalizar la temporada de excavaciones en el yacimiento de Atapuerca, ubicado en un paso natural que comunica las cuencas hidrográficas del Duero y el Ebro y que hace más de un millón de años nuestros antepasados eligieron para vivir. Allí encontraron refugio, comida y un clima adecuado. Pero hoy en día Atapuerca ha vuelto a adquirir importancia mundial.

Y es que en las cuevas que durante millones de años ha excavado en la roca caliza el río Arlanzón quedaron sepultados los restos humanos más antiguos y numerosos de Europa. El último hallazgo, datado a finales del mes de junio, ha sido un diente cuya antigüedad se ha estimado en un millón doscientos mil años. En aquella época y en el lugar que le correspondía, no tenía más trascendencia que el resto de las piezas dentales del homínido al que pertenecía para permitirle sobrevivir. Ahora ha marcado un nuevo hito, superando en 400.000 años a los huesos de Antecesor, que tienen la venerable «edad» de 800.000 años.

Con todo, este hallazgo no es más que otra pieza del enorme puzzle que responderá a una de las preguntas fundamentales del ser humano: ¿Dé donde venimos? «No podemos evitar hacernos esta pregunta. No tenemos escapatoria. Podemos contestarla con el creacionismo o con la Ciencia, pero nadie puede escapar a ella. No puedes elegir busco o no busco respuesta. Estás obligado a buscarla. Todo ser humano ahora y siempre tendrá que hacérsela y contestársela». Así de tajante se muestra Juan Luis Arsuaga, uno de los codirectores de Atapuerca.

Arsuaga explica orgulloso que este yacimiento es «el proyecto de la prehistoria mundial». El más importante en todos los sentidos, en número de especialistas, de publicaciones, de fósiles, por su actividad... Se mida como se mida, Atapuerca es el más importante. Incluso en presupuesto y equipos de laboratorio... Y en fósiles humanos, que no son fáciles de hallar. No hay otro con restos de esa época, aparte de Ceprano en Italia, donde se halló un cráneo que seguramente es de la misma edad. Los yacimientos de esos años no han dado fósiles humanos. «Hay que excavar mucho y cuanto más nos remontamos en el tiempo hay menos yacimientos. Por eso no se han encontrado fósiles comparables fuera de aquí», revela el codirector del Atapuerca.

Para todo el «curso»

Sin embargo, en esta sierra burgalesa, sólo en el mes de julio se obtiene, al menos en la Sima de los Huesos, material suficiente para estudiar durante el resto del año. En total 150 personas, entre profesores, alumnos y becarios, trabajan para recuperar fragmentos del pasado.

El programa es de lo más apretado. Las excavaciones se prolongan hasta las cuatro de la tarde, momento en que se descansa para comer. A eso de las seis, los hallazgos pasan al laboratorio. Allí se preparan los fósiles hasta el filo de la medianoche. «En Burgos nos han habilitado un laboratorio en la misma residencia donde dormimos. En él registramos los datos que hemos tomado en el campo, extendemos los fósiles para que se sequen, se consolidan y se preparan para viajar a Madrid, donde tenemos el centro de estudio», explica Ana Gracia, conservadora de fósiles humanos de la Sima de los Huesos del Centro Mixto de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III para el Estudio de la Evolución y el Comportamiento Humanos.

«En Madrid lo que hacemos es sacar toda la colección de fósiles de la Sima de los Huesos, que son ya más de 5.500 sin contar los de esta campaña, y 'jugar' a hacer rompecabezas», detalla Gracia. Es la fase de reconstrucción, previa a la de estudio: «Hay acomodados ya más de 28 esqueletos hechos pedacitos. Son puzles incompletos de 28 personas. Teniendo en cuenta que cada una tiene unos 200 huesos en fragmentos, es un puzzle de los buenos», continúa la especialista.

Un largo proceso

En el laboratorio empieza el trabajo de descifrar los secretos. Porque a diferencia de lo que la gente cree, los huesos no hablan. «No te dicen ni 'mu' si no tienes las preguntas adecuadas o los conocimientos precisos. Primero hay que determinar el tipo de investigaciones que se quieren llevar a cabo. Este razonamiento tan elemental muchas veces no se ha tenido en cuenta en la historia de la Paleontología o de la Arqueología. A veces se ha excavado a ver qué sale, pero con eso no se hace avanzar el conocimiento», detalla Arsuaga.

Ana Gracia revela las distintas líneas de investigación, donde es imprescindible la paleoantropológica. «Al ser la colección más grande del mundo, nos toca decir cómo eran físicamente. Esto conlleva el trabajo de antropólogos y paleontólogos, porque estos fósiles tienen una morfología distinta de Homo sapiens. Así se establece la filogenia y parecidos y diferencias con neandertales y sapiens», enfatiza la especialista.

Otra línea de estudio permite conocer las patologías que sufrían nuestros antepasados. «Hemos encontrado muchos golpes en el cráneo, mucha artropatía mandibular. Y una especie de artritis que tienen incluso los jóvenes, y nos hace pensar en un componente genético. O que, como los esquimales, utilizaban la boca como una tercera mano. También pequeños tumores benignos en el hueso y una lesión en el techo de las órbitas de los ojos relacionada con deficiencia de vitaminas A y D y anemia. Lo que no hemos encontrado son fracturas consolidadas en los huesos largos», matiza Gracia. Y es que no sobrevivían a ellas. «Lo sorprendente sería encontrar un fémur fracturado y soldado. Indicaría que durante dos meses no se desplazó y fue alimentado por el grupo», adelanta Arsuaga.

La inspección visual se completa con las más modernas técnicas de diagnóstico. «Hacemos unos TAC como no se hacen en el mejor hospital de España», señala Arsuaga. Técnicas de vanguardia que permiten a Ignacio Martínez Mendizábal, profesor de la Universidad de Alcalá y miembro del equipo de Atapuerca, estudiar la audición de los primitivos moradores de la productiva sierra burgalesa. «Para ello necesitamos saber cómo eran las cavidades del oído», revela el experto.

Cierta reconstrucción

A partir de 100 tomografías reconstruyen los huesos por ordenador y después, rellenando los huecos que quedan, obtienen las dimensiones de las cavidades del oído interno. «Es algo así como si cogiéramos un queso gruyer y estudiáramos sus agujeros. Estudiar los huecos nos permite reconstruir las partes que no fosilizan. Es una línea muy novedosa. Aunque del cerebro ya se hacían moldes de escayola, los canales del oído, por ejemplo, hasta ahora no se podían estudiar. Con esta técnica es como si obtuviéramos un fósil nuevo», argumenta Martínez Mendizábal. Así han logrado saber que estos antepasados nuestros oían igual que nosotros.

Con esta técnica, Carlos Lorenzo ha reconstruido los canales semicirculares del oído para estudiar el equilibrio y obtener información sobre el tipo de locomoción. En definitiva, lo que van haciendo es «caracterizar a las diferentes especies hasta su anatomía más íntima. Los podemos distinguir hasta por las cavidades del laberinto del oído».

El diente hallado en la Sima del Elefante también será escrutado por ojos electrónicos. El microscopio electrónico le arrancará valiosas informaciones: las marcas de su superficie darán idea del tipo de alimento, su estructura dirá si el desarrollo de la especie a que pertenece era más rápido o más lento que el nuestro, a qué edad se producía el destete,... Incluso los distintos lugares donde vivió el homínido al que pertenecía.

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13-09-07 - Dos huesos hallados en Atapuerca remontan la capacidad del habla al Homo antecessor

S. BASCO. MADRID. Los loros, los periquitos y hasta algunas especies de córvidos son capaces de «hablar» a su manera. ¿Por qué ningún primate, ni siquiera el inteligente y simpático chimpancé, el rey de los imitadores, es capaz de hacer lo propio? Veterinarios y zoólogos, médicos y antropólogos explicarían, sin margen alguno para la duda, que su garganta, su boca y su lengua no están adaptadas para emitir palabras tal como nosotros las emitimos. Tampoco su aparato auditivo es eficaz para captar la gama de frecuencias que el ser humano emplea al hablar.

La evolución de los primates les ha llevado por otro camino, hasta estancarles en la utilización de gritos y aullidos cuyo significado —alerta, advertencia, alimento, desafío...— es más o menos conocida por los primatólogos. Pero nunca han tenido la menor oportunidad morfológica de desarrollar el habla como los hombres.

Siendo propia en exclusiva de nuestra especie, la pregunta inmediata es ¿cuándo adquirió el hombre la capacidad del habla? ¿Desde cuándo hablan los hombres? Pues, como mínimo, los individuos del género Homo, al cual pertenecemos todos aunque en algunos casos no lo parezca, hablamos desde hace al menos entre 800.000 y 900.000 años. Como mínimo. Según se desprende del hallazgo y posterior estudio de dos huesos hioides encontrados, cómo no, en los yacimientos de Atapuerca, la meca de la Paleoantropología en Occidente.

La «biblia» de la evolución

El estudio que así lo sostiene ha sido co-dirigido por Ignacio Martínez Mendizábal, profesor de Paleontología de la Universidad de Alcalá, y Juan Luis Arsuaga, catedrático de Paleontología de la Complutense y director del Centro Mixto (UCM-ISCIII) para el Estudio de la Evolución y el Comportamiento Humanos, y aparece hoy publicado en la revista especializada «Journal of Human Evolution», tal vez la más prestigiosa en el campo del estudio de la evolución humana.

El hioides, hueso propio de los mamíferos, se halla en la base de la lengua, justo en la cúspide de la laringe, y en él se insertan hasta once músculos que permiten múltiples funciones. Entre otras, permite casi todos los movimientos de la lengua y la laringe, tales como la correcta deglución de alimentos hacia el esófago, impidiéndoles que penetren por la tráquea.

En el hombre, el hioides permite además la producción del habla, una capacidad que nos pertenece en exclusiva. Por ello, el hioides humano es claramente distinto en su morfología del de nuestros parientes más próximos, chimpancés, orangutanes y gorilas.

Hasta hace apenas dos décadas sólo se conocía un hioides fósil perteneciente a un individuo del género Homo. Fue hallado en el yacimiento israelí de Kebara y perteneció a un neandertal de hace unos 60.000 años. Ese hioides es sensiblemente similar al del hombre moderno, y muy diferente del de los chimpancés. Eso sugirió a sus descubridores que los neandertales podían hablar, en contra de la opinión entonces generalizada en la Antropología, que sostenía que sus gargantas eran más parecidas a las de los primates, lo que les vedaba la capacidad de hablar. Eso, a su vez, habría contribuido a su extinción ante el Homo sapiens, mejor preparado para la competencia.

El segundo hioides fósil fue hallado en Etiopía. Perteneció a un ejemplar de Australopithecus afarensis, homínido que habitó esa región hace 3,3 millones de años. Su morfología se asemeja mucho a la del chimpancé, luego aquellos primeros homínidos no podían hablar.

El tercer hioides fue localizado en el yacimiento asturiano de la cueva del Sidrón. Como el israelí, pertenecía a un neandertal, en este caso de unos 40.000 años de antigüedad, y era del tipo del humano moderno.

El oído humano

Los antropólogos de Atapuerca, mientras tanto, ahondaban en una línea de investigación propia relacionada con la capacidad del habla. Los restos fósiles hallados desde hace veinte años en la Sima de los Huesos han permitido determinar que el oído de aquellos Homo heidelbergensis, antecesores de los neandertales, era hace medio millón de años similar al oído del hombre actual. Es decir, estaba adaptado a percibir con la mayor sensibilidad posible el abanico de frecuencias en las que se propaga el sonido de la voz humana, el habla, mientras que el oído de los primates «trabaja» en las frecuencias correspondientes a sus voces y gritos de llamada.

Si aquellos neandertales estaban especializados en percibir esas frecuencias, habrá que concluir que también producían ese tipo de sonidos, es decir, hablaban.

Apenas tres hioides fósiles no es gran cosa. Martínez Mendizábal explica a ABC que no es extraña esa carencia de más muestras, ya que el hueso en cuestión «es muy frágil, muy pequeño, y en cuanto su tabla externa, finísima, se fractura el tejido interno, que es esponjoso, se deshace como un azucarillo... ocurre algo parecido con las falanges».

El caso es que el cuarto y el quinto hioides fósiles fueron hallados en la inagotable Sima de los Huesos, en Atapuerca. Uno de ellos pertenecía sin duda posible a una mujer, y del otro se puede decir que también era de un adulto. Ambos, en cualquier caso, son los más antiguos conocidos del género Homo: datan de hace 500.000 años. Es decir, eran de Homo heidelbergensis, antecesor remoto de los neandertales. Su morfología era análoga a la del hombre de hoy. Nada que ver con la de los primates. Establecido ya que oían en nuestra misma frecuencia, queda ahora claro que emitían los mismos sonidos. No como Demóstenes, tal vez, pero hablaban.

Nuestras primeras palabras

La misma línea evolutiva en el hioides de neandertales y heidelbergensis, por una parte, y en la del Homo sapiens, por otra, lleva a una conclusión obligada. No es posible que ambas líneas evolucionaran en la misma dirección por separado. Ergo, ambas ramas del género Homo recibieron el hioides como herencia de un antepasado común: el Homo antecessor, que habitó Atapuerca hace entre 800.000 y 900.000 años. También él emitía sonidos como los nuestros. Y eso, como mínimo, porque tal vez el regalo pudo proceder de un ancestro aún más remoto. Pero eso, por ahora, son palabras mayores. Poco científicas. Sea como fuere, nuestras primeras palabras vienen de muy atrás.

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13-09-2007 14:11 h  ESTUDIO DE UN RECONOCIDO CIENTÍFICO

Las manos de los homínidos de Atapuerca eran tan hábiles como las nuestras

EFE
MADRID

Las manos de los distintos homínidos que habitaron en Atapuerca (Burgos) hace entre 800.000 y 350.000 años eran tan hábiles como las nuestras, aunque más robustas, más fuertes y más capacitadas para agarrar objetos con fuerza.

Aunque a lo largo de la evolución humana, las manos, igual que el resto del cuerpo, se han encogido, debido a los cambios de hábitos, la alimentación y el clima, los homínidos de Atapuerca tenían las mismas habilidades que los actuales para manipular objetos y también disfrutaban del mismo repertorio de movimientos manuales.

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio del investigador Carlos Lorenzo, del Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1997 y miembro del equipo de Investigación de Atapuerca. Este es el trabajo más completo realizado hasta ahora sobre la evolución de la mano y será presentada mañana en la Universidad Complutense de Madrid.

Gran Dolina y la Sima de los Huesos

En el marco de este estudio, que se basa sobre todo en los fósiles de la mano encontrados en la Sierra de Atapuerca, exactamente en los yacimientos de Gran Dolina y la Sima de los Huesos, se han analizado cerca de 500 restos de mano de diferentes especies de homínidos y se ha estudiado a fondo la morfología de un centenar de manos humanas actuales.

Además, para valorar la posición evolutiva y la anatomía de los fósiles de Atapuerca, en el material comparativo se han incluido restos de las manos de homínidos encontrados desde los primeros Australopithecus hasta la especie Homo Sapiens.

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07-11-07 - Revelan que los homínidos eran más sanos porque respetaban el periodo natural de lactancia.

Las poblaciones de homínidos en el Pleistoceno eran mucho más sanas que los humanos actuales porque mantenían el periodo natural de lactancia, que es de unos cuatro años, mientras que desde épocas recientes esta práctica se ha reducido de forma drástica. EFE Así lo ha asegurado hoy el director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana y codirector del equipo científico de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, en la presentación del Seminario Internacional sobre Paleoecología Humana en el que hasta el sábado se debatirá esta cuestión junto a otras propuestas científicas vinculadas al desarrollo y evolución de los homínidos.

Bermúdez de Castro ha hecho un "alegato" en defensa de mantener el periodo natural de lactancia, porque ello garantiza seres mucho más sanos que los actuales.

Según ha indicado, "lo que nos toca como especie" son cuatro años de lactancia y en las pocas poblaciones de la tierra que mantienen costumbres aún neolíticas perdura esta práctica que garantiza salud.

Ha explicado que las propiedades de la leche materna van cambiando a lo largo de los cuatros años en función de las necesidades del niño "y esto es una evolución extraordinaria que estamos despreciando".

Precisamente en el centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, con sede en Burgos, un equipo dirigido por Ana Mateos realiza una investigación sobre la lactancia con fósiles dentales del Homo Heildebergensis, un preneandertal que vivió hace unos 400.000 años en Atapuerca.

Mateos ha señalado que estos estudios se van a extender a otros fósiles dentales encontrados también en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca como los del Homo Antecessor, que habitó hace cerca de un millón de años.

Las investigaciones se realizan con técnicas de análisis de "hipplasis del esmalte", unas marcas que quedan en los dientes según los periodos de lactancia y que permiten conocer detalles sobre los individuos que se analizan.

Mateos ha indicado que las madres gestantes y lactantes del Pleistoceno -era geológica que data sus comienzos alrededor de hace 1,8 millones de años cuando surgen las condiciones adecuadas para el desarrollo de la especie humana- tenían un gasto energético dos veces superior al de las madres actuales.

Este simposio reúne desde hoy en Burgos a los científicos más importantes del mundo en investigación de la evolución humana y servirá, según Bermúdez de Castro, para confrontar teorías y conocer líneas de investigación.

Hasta el sábado se abordarán ponencias e investigaciones sobre las primeras poblaciones humanas de Eurasia para debatir cuestiones sobre la especie de homínido que colonizó el continente, el camino o caminos que recorrieron o las barreras climáticas y geográficas que tuvieron que superar.

Asimismo se van a debatir cuestiones sobre las nuevas líneas de investigación que representan la Paleobiología y la Paleoecología que, entre otras cuestiones, sirven para conocer la energía que gastaban los homínidos en sus actividades diarias de supervivencia.

Este es el segundo simposio de la Cátedra Atapuerca tras el organizado hace unos años en Nueva York, y está auspiciado por las fundaciones Atapuerca y Duques de Soria.

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12-12-07 - ´En Atapuerca se comían a los niños de los enemigos´ En Atapuerca más de medio centenar de investigadores intentan responder a algunas de las cuestiones que siempre han preocupado al ser humano. ¿Quiénes somos? y ¿Desde cuándo somos así? Además, los huesos fosilizados les han dado muchas pistas sobre el hombre desde hace 1,5 millones de años. Aún queda mucho por saber.

VERÓNICA MARTÍN / SANTA CRUZ DE TENERIFE

_¿Qué circunstancias se dan en Atapuerca para que se hayan conservado tal cantidad de restos y que sirva, ahora, para conocer tantas cosas de nuestro pasado?

_Los fósiles son los que nos dan toda esta información. Pero la fosilización necesita unas condiciones geológicas determinadas. En las cuevas, los huesos se conservan especialmente bien por las rocas carbonatadas y sin acidez. Además, en Atapuerca la gran riqueza ecológica hace que las condiciones para la vida fueran ideales. En la Sierra de Atapuerca hubo mucha vida y eso ha pasado desde hace 1,5 millones de años.

_¿Han estudiado a dónde iban en los períodos con más problemas como en las glaciaciones?

_Sí, nos interesa saber dónde buscaban sus herramientas y el alimento y cómo se movían. Parece que tenían un entorno de 10 kilómetros a la redonda para buscar recursos. Siempre se ha hablado de la transhumancia de estos homínidos pero lo que demuestra Atapuerca es lo contrario: si encontraban un lugar bueno, se quedaban.

_¿Está demostrado que ellos tiraban los cadáveres a un lugar determinado como la Sima de los Huesos de forma simbólica?

_Todavía hay que probar que se trataba de una acumulación antrópica en la que han intervenido los humanos. Todo parece indicar que sí. En la causa está la especulación. Queremos responder a la pregunta de qué hacen 30 cadáveres enteros en el fondo de una cueva. El único elemento que tenemos en la actualidad para decir algo al respecto es un bifaz -una pieza de industria lítica con dos caras- a la que le doy tanta importancia que he convertido en el logo del centro de investigación. Esta pieza apareció junto a los cadáveres y es el bifaz más bonito que he visto en mi vida: es como si fuera una joya de color rojo. Este es el debate científico más extraño que hemos tenido en Atapuerca y que no ha sido aceptado jamás. Nosotros decimos que es acumulación antrópica y que, encima, les dejaron una prenda.

_Ustedes han demostrado que hubo canibalismo y ahora abren una nueva línea donde sostienen que se trataba de un hábito cultural que se mantuvo en el tiempo, ¿Por qué?

_Lo del canibalismo está aceptado totalmente por la comunidad científica. Es algo muy fácil de demostrar porque se han encontrado restos humanos con marcas de carnicería que formaban parte de la basura junto con otros restos. La cuestión es qué tipo de canibalismo es. Estamos encontrando restos que demuestran que esto ocurrió en multitud de ocasiones y que era un canibalismo gastronómico y cultural. Además, hemos descubierto que la gran mayoría de los huesos humanos eran de niños y jóvenes. La hipótesis es que como Atapuerca era un sitio rico, cuando llegaba otro grupo humano había rivalidad. Como lucha, se comían al enemigo. Es un modelo muy interesante que ocurre igual en los chimpancés: mataban la base de la pirámide para acabar con el otro ya que los niños no aportan ninguna ventaja nutritiva. Yo creo que era premeditado pero hay que demostrarlo.

_Estudiar este pasado, le hace reflexionar sobre el presente y el futuro, ¿a qué conclusión llega?

_Ahora, la selección natural se ha sustituido por la tecnológica. Hemos conseguido ser siete mil millones sobreviviendo con nuestras taras, algunas psicológicas que nos llevan a la violencia gratuita o a la machista. Esto en condiciones de Pleistoceno no se permitiría. Seguimos evolucionando. Hay que hacer reflexiones sobre el presente, no predicciones sobre el futuro pues para eso hay que saber qué ambiente habrá y eso no lo sabemos.

De los cráneos de los guanches hasta Atapuerca

José María Bermúdez de Castro conoce bien Tenerife ya que en el año 1985 realizó su tesis doctoral aquí. Estudió los cráneos y las momias de estos antiguos pobladores de las Islas. Sus primeros momentos en Tenerife los pasó en el hotel más barato que encontró por teléfono en el que le preguntaron extrañados ¿viene solo? Al día siguiente, buscó uno menos barato y siguió estudiando momias. En una sala gris del Museo Arqueológico comiendo bocadillos. Ahora, él dirige tesis.

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