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24-02-2021 - Una cadena humana de agentes policiales salva a un hombre de un ahogamiento en Medina del Campo

Una llamada al 112 dio el aviso de un hombre que se encontraba inconsciente y boca abajo en el río Zapardiel, en Medina del Campo.

Una cadena humana de agentes policiales salva a un hombre de un ahogamiento en Medina del Campo

Una cadena humana de agentes policiales salva a un hombre de un ahogamiento en Medina del Campo

La rápida intervención de agentes de la Policía Nacional y la Policía Local de Medina del Campo han evitado que un hombre de 57 años se ahogara en el río Zapardiel a su paso por la localidad vallisoletana.

Dotaciones de ambos cuerpos acudieron a una llamada del 112 que requería su presencia, ya que en las inmediaciones de la calle Puente Aguacaballos y más concretamente en el río Zapardiel, había una persona que se encontraba al parecer inconsciente y boca abajo. A su llegada, los agentes observaron a un varón en uno de los pozos formados por la retención de agua estancada del río, entre juncos y demás vegetación.

Los policías consiguieron rescatarle gracias a su rápida intervención, ya que formaron una cadena humana para introducirse en el agua. Posteriormente, la víctima fue trasladada en ambulancia al Hospital Comarcal para ser asistido de urgencia.

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19-03-2021 - Preguntas sin respuestas 31 años después

La familia de María Dolores Sánchez Moya, desaparecida en Medina del Campo en 1990, continúa tratando de averiguar qué ocurrió con la joven

Pancarta colocada en la fachada del edificio de Turismo durante el día de las personas desaparecidas sin causa aparente durante el 2021

Pancarta colocada en la fachada del edificio de Turismo durante el día de las personas desaparecidas sin causa aparente durante el 2021

P. De la Fuente-. Las preguntas siguen estando ahí 31 años después. Las respuestas, sin embargo, difusas, profusas y borrosas, son escasas. E incluso en el peor de los casos, ni siquiera las hay. Hace 31 veranos María Dolores Sánchez Moya desaparecía en Medina del Campo. Eran los años 90 y en las radios se escuchaban temas como «Voy a pasármelo bien» de Hombres G o «All around the world» de Lisa Stansfield. Ella tenía por entonces 21 años y un camino extenso por recorrer, con vivencias y experiencias que coparan su ‘baúl de los recuerdos’. Sin embargo, nada de eso ya importa. ‘Mari’, como cariñosamente le llaman sus hermanos, cogía el tren cada día para asistir a a la vivienda donde trabajaba en Valladolid. Fue precisamente en el trayecto de su hogar a la estación el tramo en el que se pierde su pista un 24 de julio de 1990.

La medinense jamás habría llegado a la cita con sus otras dos compañeras con las que quedaba habitualmente para emprender el viaje a la capital provincial. Esa noche tampoco volvió a casa, pero en aquellos tiempos en los que la telefonía no estaba del todo extendida, ni mucho menos las redes de mensajería instantánea actual, no era tan extraño no recibir una llamada para avisar de algún inconveniente. Pero las horas iban pasando y no había noticias de María Dolores Sánchez Moya.

Al mismo tiempo que los rayos de sol hacían florecer la vegetación en la zona, cubriendo de color los campos de Castilla, también afloraba la preocupación por María Dolores. Fue así como la familia decidió acudir a la Policía para dar parte de estos hechos. Allí, los agentes aseguraron a su madre que debía esperar 48 horas para poder interponer la denuncia. Sin embargo, y tal como aseguran hoy los hermanos de ‘Mari’, les hicieron esperar hasta tres meses para hacerla firme.

Puede leer el artículo completo en la edición impresa de La Voz de Medina y Comarca

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17-05-2021 - Curiosidades de Don Miguel de Cervantes...

Miguel de Cervantes Saavedra

Miguel de Cervantes Saavedra

En realidad, Cervantes no era manco. Aunque le apodaron El manco de Lepanto, a Miguel de Cervantes se le quedó el brazo izquierdo tullido por tres arcabuzazos en la batalla de Lepanto (1571), y aunque sufrió graves heridas, la mano nunca le fue amputada.

Era tartamudo. Miguel de Cervantes confesó, en el prólogo de sus ´Novelas ejemplares´, que padecía ese problema: "será forzoso valerme por mi pico, que, aunque tartamudo, no lo seré para decir verdades". Una circunstancia que, al parecer, marcó su humor.

Nadie conoce su aspecto. Hay diversas pinturas, esculturas y dibujos que se supone que retratan a Miguel de Cervantes, pero lo cierto es que no existe ningún registro de su verdadera apariencia, únicamente las palabras que utilizó para describirse en el prólogo de Novelas Ejemplares.

Cervantes fue esclavo. En 1575, el barco en el que Cervantes viajaba de vuelta a España fue atacado por piratas bárbaros. El escritor y su hermano fueron conducidos a Argel, donde vivieron como esclavos durante cinco años hasta que fueron liberados tras el pago de su rescate, 500 escudos.

Shakespeare y Cervantes no comparten fecha de fallecimiento. El 23 de abril de cada año se celebra el día del libro, fecha elegida ya que tanto Shakespeare como Cervantes murieron ese día, aunque en años distintos. Sin embargo, Cervantes murió el 23 de abril y Shakespeare el 3 de mayo si usamos el mismo calendario. Dado que por aquel entonces Inglaterra utilizaba el calendario juliano.

La Iglesia lo excomulgó tres veces. La relación entre Cervantes y la Iglesia Católica nunca fue muy buena. El escritor fue excomulgado tres veces por intentar cobrar a la Iglesia los impuestos que ésta estaba obligada a satisfacer cuando trabajó para la Administración Pública.

Tuvo un impostor. Un escritor publicó, bajo el pseudónimo Alonso Fernández de Avellaneda, publicó en 1614 el segundo tomo de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha con un pie de imprenta falso. Esta obra hoy se conoce como El Quijote de Avellaneda. Se especula que el autor fue Lope de Vega, con quien Cervantes no tenía muy buena relación.

Su epitafio tiene una errata. Casi 400 años después de su muerte, a mediados de 2015, un grupo de científicos encontró la tumba de Miguel de Cervantes. Tras hallar los restos, se inauguró un monumento funerario en Madrid con el siguiente epitafio: "El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir". La frase pertenece, según la lápida, a su obra "Los trabajos de Persiles y Segismunda", incluyendo una errata porque el nombre correcto en "Sigismunda".

Sin duda, toda una extraordinaria trayectoria vital la de nuestro genial escritor, digna de cualquiera de los protagonistas de algunas de sus obras.

Fuente : https://www.fundacioncomillas.es/.../8-datos-curiosos.../

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07-08-2021 - Los primeros perros en la conquista

El autor reseña la llegada de los primeros canes europeos y la existencia de ejemplares "mudos" en América. Los mejores amigos de conquistadores y conquistados.

Los primeros perros en la conquista

Los primeros perros en la conquista

“El perro de ultramar era relativamente desconocido para el indio, que poseía canes de talla más reducida y que estaban privados del profundo ladrido de los alanos. Son perros mudos”; sostiene Alberto M. Salas, quien recuerda el prestigio que se habían ganado entre los soldados hambrientos por su buena carne, como también el terror de los naturales ante el perro europeo por su tamaño, orejas, fauces, etc.

Sabemos que Cristóbal Colón trajo a América algunos canes en su expedición y que, para paliar las hambrunas, recurrieron a aquellos. Los observaron en distintos lugares: el 29 de octubre de 1492 el Almirante saltó a tierra y se acercó a las casas de unos pescadores que huyeron y allí vio un perro que no ladraba. Se los describió de este modo: “Eran de todos aquellos colores que hay en España, algunos de un color y otros manchados de blanco, prieto o bermejo, pero los más de ellos entre sedeño y raso; el pelo de todos ellos más áspero que en Castilla, lo tienen los nuestros las orejas más avivadas. Eran todos estos perros mudos y aunque los apaleasen y matasen no se quejaban, ni gemían, ni sabían ladrar. Los cristianos que vinieron con el Almirante en este segundo viaje que hizo a esta isla, se comieron todos estos perros, porque se morían de hambre y no tenían que comer”.

Breves relatos de grandes historias

Los perros eran un lujo en la corte de la reina Isabel, donde el 20 de febrero de 1500 se ordenó a Gonzalo de Baeza que pagara 11.200 maravedís a Diego de Bustamante, encargado de los lebreles de la Reina, para el vestuario de los cinco mozos encargados del cuidado de los animales. El 22 de marzo del año siguiente se dispuso que Sancho de Paredes, camarero de la Reina, librara al mismo Bustamante 8.904 maravedís para la “compra de colchones, mantas, cadenas, collares y todo lo que fuere menester para los perros lebreles que tiene a cargo”. Ambas órdenes se encuentran documentadas en el Archivo de Simancas. El 8 de febrero de 1504 en Medina del Campo, donde la reina habría de morir el 26 de noviembre de ese año, se dispuso que a Baeza, tesorero de los príncipes, se le otorgara cierta cantidad como ayuda para el vestuario de los mozos Alonso de Herrera, Contino, Pero Azcona, Montero, y Diego de Ceballos, encargados de los canes reales.

En 1523 en Cholula, México, Hernán Cortés ordenó la muerte de un sacerdote e importantes señores indígenas por “aperreamiento”, lo que consistía en echar al ataque un perro de guerra. 

La Real Fábrica de pastillas de los hermanos Liniers

 Pedro de Mendoza llegó en febrero de 1536 a las orillas del río de la Plata. Hombre de la buena mesa, en esa época de muchísimos platos, estaba acostumbrado a saborear y ofrecer a sus invitados perdices y codornices. Por previsión viajó como pasajero Bartolomé García, natural de Morón, “buen tirador que cazaba perdices para el adelantado”. Sostiene el doctor José Andrés Carrazzoni que “todos los días enviaba a seis soldados acompañados de perros para que lo aprovisionaran de los productos de caza, ocasión en que muy probablemente algunos de los canes huyeron al campo y se multiplicaron rápidamente, para convertirse después en una pesadilla para los habitantes de la colonia”.

Un año después el desaliento, el hambre y la terrible enfermedad que corroía su cuerpo lo hicieron emprender el regreso a España, pero jamás llegó a destino y junto con las magníficas ilusiones las carnes laceradas del primer Adelantado terminaron siendo arrojadas al mar. Según Ruy Díaz de Guzmán, en el barco faltaban provisiones y Félix de Azara sostiene que cuando Mendoza partió de regreso a España, la “navegación agravó sus males, y hallándose inapetente, sin víveres frescos, hizo matar una perra, y comió su carne resultándole un grande desasosiego y dos días después la muerte sobre las islas Terceras”. Sin embargo su comentario difiere con el de Ruy Díaz, ya que “los que iban con él llegaron felizmente a España a fines de 1537”.

La entrañable amistad de San Martín y Pueyrredón

Parece ser que los conquistadores trajeron perros, quizás para la caza, ya que era común que los canes acompañaran a los navegantes. Sabemos que en la marcha por tierra de Alvar Núñez Cabeza de Vaca hacia Asunción, uno de sus hombres, Francisco de Orejón, fue mordido por un perro y dejado atrás al cuidado de los indios amigos. En la información que levantó el procurador del Cabildo de Santiago del Estero en 1585, “para demostrar los notables servicios prestados por esa ciudad en el descubrimiento y conquista del Tucumán”, uno de los testigos declaró que “conquistaron las provincias de indios de esta gobernación, hasta allanarlos, a pie, a caballo y muertos de hambre, desnudos y vestidos de cueros de animales, de pellejos de perros hacían botas y comían raíces y yerbas”.

Así como los caballos y los vacunos se multiplicaron, lo mismo sucedió con aquellos perros. Pasado el tiempo, en las poblaciones abandonadas y los ranchos de los alrededores o más lejanos, atacados por los indígenas, los perros de las casas debieron salir al campo a buscar su sustento, el que les era fácil de encontrar, y así se agruparon en jaurías de perros conocidos como “cimarrones”.

La jura y los juramentados de 1816

El 10 de setiembre de 1579, poco antes de fundar Buenos Aires, Juan de Garay hizo pregonar un bando en Asunción que ordenaba: “Por el grande daño que hacen en el ganado ovejuno y capruno que ninguna persona de todos los vecinos y moradores, estantes y habitantes en esta ciudad no sean osados de llevar ni traer perros consigo sueltos a cualquier parte que vayan o vengan sino atados de manera que no puedan hacer daño a los ganados”.

Cierto es también que se emplearon los perros como armas de ataque. La Real Cédula del 2 de agosto de 1608 ordenaba a los oficiales de la Real Hacienda de México que le pagaran a “don Fernando de los Ríos Coronel, procurador de Filipinas, cien ducados por la costa que hubiere de hacer en llevar a esas islas dos lebreles de Irlanda para que críen y se empleen en la guerra contra los indios”.

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01-11-2021 - Las fazañas del inane

Por La Cigüeña De La Torre

Cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez

Cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez

Esta fue la de Medina del Campo:

Estaba previsto comenzar la jornada con la Santa Misa según el _vetus ordo_, rito al que asistieron durante toda su vida Isabel la Católica y Bernal Díaz del Castillo. El rito demás de 1500 años de antigüedad en el que se dijeron las primeras Misas en la liberación y evangelización del actual México.

Balcón de la Virgen del Pópulo, iglesia Colegiata de San Antolí de Medina del Campo

Balcón de la Virgen del Pópulo, iglesia Colegiata de San Antolí de Medina del Campo

Esta Misa era también la oficiada en el «Balcón del Pópulo» de la Colegiata de Medina del Campo, que cuenta con un hermoso relieve de la Virgen de Guadalupe, patrona de la Corona de Castilla y Reina de la Hispanidad.

En aquellos tiempos, Medina del Campo dio al mundo la moneda más importante de la historia de la humanidad y la más importante del mundo durante más de 400 años: el real de a ocho.

Pues bien, gracias a ese balcón, podían asistir a la Santa Misa tanto el pueblo como los mercaderes y quienes asistían a Medina del Campo para las transacciones comerciales en el centro económico de la Cristiandad: bien le valió el nombre de «Villa de las Ferias».

Los organizadores habíamos preparado un coro de canto gregoriano para la ocasión. Sin embargo, esta Misa no pudo celebrarse, por decisión del Cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien por escrito la desautorizó.

En el mensaje dirigido por el Cardenal al presidente de nuestra asociación y remitido a nuestro correo electrónico, la excusa lanzada para lo que a alguien le parecería una prohibición es «la normativa dada por el Papa Francisco hace unos meses».

La excusa puede parecer creíble a quien no lea las noticias de obispos de todo el mundo que celebran esta Misa con regularidad. Y quizá a quienes no se hayan molestado en leer dicha normativa.

Ésta más bien parece contradecir las palabras del purpurado, pues nada dice la normativa dictada en Roma de prohibir dicho rito a quienes asisten a él con regularidad (caso de varios de los organizadores). Menos aún en diócesis donde haya estado establecido (caso de la de Valladolid), ni mucho menos como hecho no regular, sino excepcional.

Y esto último es además evidente a todas luces, al ser un homenaje a un héroe histórico de Medina del Campo como Bernal y en un hito que no va a repetirse: el de los 500 años de la liberación e inicio de la evangelización de los pueblos indígenas del actual México.

*La expulsión de los feligreses por rezar en la iglesia*

Algunos de los asistentes, desconocedores del aviso dado por los organizadores sobre la desautorización del Cardenal, asistieron a las 11 de la mañana, hora prevista para la Santa Misa; y, ante la ausencia de ésta, procedieron a entrar a la Colegiata, a hacer una visita al Santísimo, siendo expulsados por la parroquia.

El colmo fue la actuación de la anciana encargada por el párroco de la Colegiata. Ella, con actitud irascible y agresiva, señalando que se limitaba a «cumplir las órdenes del párroco», interrumpió el rezo del Santo Rosario por algunos de los asistentes, en una de las capillas de la Colegiata. Y su insistencia fue infinita, siguiendo a su párroco.

Y, cumpliendo tales órdenes, sin que hubiera ninguna otra celebración y faltando aún más de media hora para la misa del párroco, procedió a expulsar a los feligreses de la iglesia, que rezaban en ella el Santo Rosario.

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