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Medina del Campo. Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
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INCENDIO DE MEDINA DEL CAMPO


VIDEO DEL V CENTENARIO DE LA QUEMA DE MEDINA

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Incendio de Medina del Campo

Incendio de Medina del Campo: El pueblo de Medina del Campo se opuso durante la guerra de las Comunidades, a entregar a Fonseca y a sus 1.200 lanzas y 200 escopeteros, el Artillería.

Palacio Real Testamentario, Casa del Cabildo o de los Arcos y Casa Consistorial.
Palacio Real Testamentario, Casa del Cabildo o de los Arcos y Casa Consistorial.

Fonseca amenazó con meter a fuego y a sangre a la Villa, solicitando éste como mediador a Alonso de Quintanilla y al corregidor, Gutiérrez Quijada, pasándose gran parte del día en las negociaciones.

Tras el fracaso de éstas, Fonseca decidió entrar por la fuerza en Medina por el río Zapardiel abajo, entrando por las Cuatro Calles unos y otros por la calle de San Francisco, siendo una lucha cruenta habiendo muertes por ambos bandos.

Plano zonas afectadas incendio

Maldonado nos dice que el resultado fue epopéyico, por el valor heroico mostrado por hombres y mujeres medinenses.

El 21 de agosto de 1.520, martes, algunos capitanes, Ronquillo y Gutiérrez Quijada, mandados por Fonseca prendieron fuego a la Villa por las partes más habitadas, destruyendo todos los archivos que hasta entonces existían en Medina de su anterior época.

Según Mejía, fueron la gente mandados por Antonio de Fonseca, sin estar seguros, quienes pusieron fuego a ciertas casas cerca de la plaza.

El incendio comenzó en el convento de San Francisco de la callejón de San Francisco de Medina del Campo

Santa Cruz dice que los Fonseca pusieron fuego por muchas partes y Sandoval, que Fonseca pensó engañar a los vecinos con fuego arrojando unas alcancías con contenido de alquitrán encendido por la calle de San Francisco, sin pensar que el resultado fuera tan vandálico y catastrófico, retirándose a Arévalo, tras el pavosoro incendio, por la cuesta de San Cristóbal, con dirección a Tordesillas sin poder continuar, no le admitieron, volviendo a Arévalo triste y afectado, justificándose posteriormente diciendo que él no mandó poner fuego, incluso ordenó atajarlo, permitiendo así que los vecinos de Medina pudieran apagar el fuego.

Anglería comparó el incendio de Medina con el de Troya. Fonseca fue procesado por la Junta junto con los máximos responsables del incendio, Ronquillo y Gutiérrez Quijada.

Se quemó el convento de San Francisco, y los privilegios de Medina que tenía en él.

Se quemaron las calles de San Francisco, La Rúa, la calle del Pozo, la mitad de las Cuatro Calles, la mitad de la calle de Segovia, la mayor parte de la Plazuela de San Juan, una acera de la calle de Diego Ruiz de Montalvo, la calle de la Plata y casi toda la Plaza Mayor, parte del Palacio Real, la mitad de la calle del Almirante, la Rinconada, la calle de Ávila, la iglesia de Sahagún, etc.

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13-08-08 - Con motivo del 488 aniversario de la "Quema de Medina", el proximo día 21 de Agosto en la Plaza de Segovia a partir de las 9 de noche, lo conmemoraremos con la celebración de un festival de música castellana con los siguientes actuaciones:

- Dulzainero "Floro" de Sardon de Duero
- Coral "Voces de Villanueva" de Villanueva de Duero
- Grupo Folk "Los Remeros de Zapardiel" de Foncastin.

Acompañamos documento sobre la memoria historica de esta celebración y os agradecemos vuestra acogida.

Manuela Burgos 619307033
José Luis Sánchez 677154202

Cartel quema de Medina
Celebración del 488 aniversario de la " QUEMA DE MEDINA. 1520"

Celebración del 488 aniversario de la " QUEMA DE MEDINA. 1520"

El incendio de Medina del Campo provocado por parte de las tropas reales, va a convertirse en un factor clave en la revolución comunera. Un clamor en contra del rey se va a extender por toda Castilla, la adhesión de numerosas ciudades al movimiento comunero es el resultado de una acción que avivó las llamas comuneras.

El verano de 1520 en Medina del Campo va siendo cada día más complejo, por una parte la villa se había mostrado intranquila por el desarrollo de sus ferias de mayo, aunque el cardenal-regente siempre se había mostrado prudente y de acuerdo a que se celebrasen dichas ferias tranquilamente, veía que si Medina tomaba el partido de las ciudades rebeldes, el rey se vería en una postura muy delicada. Por otra parte la situación en el interior de la villa era cada vez más inestable, si bien el concejo y los caballeros daban pruebas de lealtad a favor del rey; muchas voces se van uniendo a favor de las ciudades levantadas, los mercaderes por el temor que les inspira Ronquillo y las clases populares inspiradas por la actitud rebelde de Segovia y Toledo. A finales de julio el cardenal-regente había pensado en utilizar el parque de artillería que se encontraba en Medina contra la ciudad de Segovia, aunque esta acción le costase el levantamiento de la villa de las ferias.

Los acontecimientos que se van a desarrollar en el mes de agosto en Castilla y en particular en Medina, supone de hecho la consolidación del movimiento comunero. A principio de mes se constituye de manera formal la Santa Junta de ciudades en Ávila, preparándose una expedición al mando de Padilla, para socorrer a Segovia sitiada por las tropas reales. La alarma crece en el bando real, Ronquillo y Fonseca al mando del ejército real se instalan en Arévalo para impedir la llegada de este ejército a Segovia. El día 19 reciben la orden del Consejo Real para ir a Medina a tomar la artillería y emplearla contra el ejército de Padilla y Segovia.

El martes 21 de agosto de 1520 con las primeras luces, Fonseca y Ronquillo al mando del ejército real compuesto por 2.000 personas se encuentran ante Medina, pidiendo la artillería que se encontraba en la villa por orden del Consejo Real. En la villa se forman dos bandos: el corregidor y algunos caballeros están a favor de entregarla, pero el pueblo estaba totalmente en contra porque se pensaba que se iba a utilizar contra Segovia, ciudad hermanada por las ferias. Después de sendos pregones pidiendo la artillería -so pena de declararles traidores- y cuatro horas parlamentando entre la villa y las tropas reales, Fonseca decide entrar por la fuerza en la villa -a sangre y fuego-; mientras los medinenses han puesto en la Plaza Mayor las piezas artilleras al mando del comendador Luis de Quintanilla, apuntando hacia las principales bocacalles.

El primer intento de las tropas reales por entrar en Medina cuenta con la oposición de los medinenses cercando y bloqueando las calles de acceso, Fonseca manda que se incendien algunas casas, para de esta forma distraer a la población y poder capturar las piezas de artillería. Con la ayuda del corregidor Quijada, sus tenientes y algunos caballeros, proceden a incendiar una casa en la calle de San Francisco, así como en otros dos lugares más, extendiéndose el fuego con una gran rapidez hacia el resto de edificios y calles.

Ardió la zona comprendida entre el río Zapardiel y la Plaza Mayor y desde las Cuatro Calles hasta la calle Ávila, entre 700 y 900 casas se quemaron ese día. Pero lo más importante era que se habían quemado los almacenes donde los mercaderes tenían depositados sus productos, caso del convento de San Francisco lleno de mercaderías, con la gran pérdida que ello suponía para el futuro inmediato de las ferias.

Fonseca y Ronquillo abandonan Medina sin conseguir la artillería con la cual poder atacar al ejército de Padilla y la ciudad de Segovia, el ejército real es licenciado por orden del cardenal-regente y su gente huye e incluso se refugian en conventos e iglesias. Sus jefes parten en dirección a Flandes pasando por Portugal.

La situación en Medina a partir de ese momento es caótica el pueblo busca venganza en los culpables; al día siguiente el concejo se reúne para evaluar los daños del incendio, el pueblo irrumpe en la reunión al grito de traidores , matando al regidor Gil Nieto al que consideraban más culpable, muchos caballeros abandonan Medina y algunos otros se unen a los comuneros siendo sus jefes. Con la llegada de las tropas comuneras al mando de Padilla, Bravo y Zapata el día 24 la situación se calma.

El incendio de Medina del Campo va a destrozar la poca reputación del Consejo Real y del cardenal-regente que aún gozaban. Valladolid, Burgos y otras muchas ciudades castellanas se van a unir a la causa comunera cuando se enteran del incendió medinense. Medina intenta reanudar su vida normal cuanto antes. Las ferias era la mejor cosa del mundo y de la celebración de ellas dependía su futuro. Una de las primeras medidas de la Santa Junta es la orden de pregonar el seguro de la próxima feria de octubre por las ciudades del reino, aunque la villa se encontraba semidestruida y quemada esto no debería ser impedimento para que se dejara de celebrar en ella sus grandes ferias.

Los presagios del cardenal-regente se cumplen, Medina pasa a ser un lugar de reagrupamiento de las fuerzas comuneras, además de contribuir económicamente al sostenimiento de la causa. La Santa Junta se asienta en Medina del 16 al 19 de septiembre, la reunión celebrada el día 15 marca el final y tabla rasa de todos los alborotos y asesinatos cometidos tras el incendio. En adelante, nadie deberá tomarse la justicia por su mano.

La reconstrucción de Medina va a ser larga y lenta, según una relación de daños hecha por el concejo: entre edificios destruidos y mercancías y enseres quemados podía ascender las pérdidas a 3 millones de maravedís. Sus ferias se verán reconocidas a nivel internacional, siendo la época de esplendor este siglo XVI que acaba de comenzar.

La gratitud de Segovia hacia la gesta de Medina se advierte en la carta que escribió a Medina el 24 de agosto de 1520: “… También sabemos que no fue otra la ocasión de su quema, sino porque no quiso dar la artillería para destruir a Segovia… Pero tened, señores, por cierto, que pues Medina se perdió por Segovia: o de Segovia no quedará memoria, o Segovia vengará la injuria de Medina. Hemos sabido que peleasteis contra Fonseca, no como mercaderes sino como capitanes; no como desapercibidos sino como desafiados; no como hombres flacos sino como leones fuertes… Nosotros conocemos que según el daño que por nosotros, señores habéis recibido, muy pocas fuerzas hay en nosotros para satisfacerlos…Pero desde aquí decimos… que todos los vecinos de Medina libremente se aprovechen de los pinares de Segovia, cortando madera para hacer sus casas. Porque no puede ser cosa más justa, que pues Medina fue ocasión de que no se destruyese con la artillería Segovia, que Segovia dé sus pinares con que se repare Medina…”.

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Con el intervalo de los años la celebración de este suceso cae en el olvido, en 1922 el Ayuntamiento de Medina del Campo decide hacer una comida de hermandad con la ciudad de Segovia, se va a celebrar el 7 de septiembre en la fonda de la estación, con la asistencia de los alcaldes de Medina y Segovia.

En el año 1980, con el retorno de los ayuntamientos a la democracia, una comisión de peñas medinenses, formada entre otras, por los Marchosos, la Boina y los Golfos, organizan el día 21 de Agosto en la explanada del Castillo de la Mota, un festival de música castellana, con la actuación de los grupos folk: Tierra Seca y Arcaduz, el cantautor Jaime Lafuente y un grupo de coros y danzas de Valladolid, además de otras actividades para los menores. Al finalizar los actos se da lectura a un Manifiesto con la presencia de los alcaldes de Segovia y Medina del Campo.

Una vez más, esta celebración no tuvo continuidad, y no es hasta comienzos de este siglo, cuando un colectivo de personas independientes con el nombre de A.C. Hacia Medina del Campo, deciden celebrar este día. En el mesón “La Taberna” situada en la Plaza de Segovia de Medina del Campo y a los sones de la música castellana, se degustan los productos y vinos de nuestra tierra y se bailan las clásicas jotas castellanas.

Por fin, esta celebración continúa todos los años posteriores con la ampliación a otros bares, y es por último el 21 de Agosto de 2007 en el escenario de la plaza Segovia con la actuación del dulzainero “Floro” y el grupo de música folk, “Los Remeros del Zapardiel” cuando adquiere la consistencia necesaria para que se celebre la hermandad entre los pueblos de Segovia y Medina del Campo.

Queremos que esta historia no se quede en el olvido, por eso deseamos que todos los años por el 21 de Agosto, se celebre esta fraternidad con la actuación de grupos musicales de Segovia y de Medina y otras actividades.

Merece la pena.

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21-08-08 - Medina recuerda la quema de la villa por las tropas de Carlos V en 1520 - P. G. | MEDINA DEL CAMPO

El 21 de agosto de 1520 el capitán general de Castilla, Fonseca, con un ejército de dos mil soldados recibió la orden del Consejo Real de apoderarse de los cañones que los comuneros tenían en su poder en Medina del Campo. Para poder llevar a cabo su misión, Fonseca ordenó quemar la ciudad. Un día más tarde, el 22 de agosto, con las tropas imperiales todavía en la ciudad, los medinenses descuartizaron en la calle al regidor Gil Nieto.

900 casas quemadas

488 años después, la Asociación Comunera 'Hacia Medina del Campo', en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, rememorará aquel episodio del levantamiento de las Comunidades contra el emperador Carlos V, que provocó el inicio del declive de las ferias de Medina y en el que más de 900 casas y todos los almacenes de los mercaderes de la villa desaparecieron bajo la llamas, con la celebración de un festival folk.

Como explicó ayer Manuela Burgo, portavoz de la asociación comunera de Medina, este festival servirá «para dar a conocer a todo el mundo la valentía que mostraron muchos medinenses en esa época al oponerse al poder establecido».

En la plaza de Segovia

La Plaza de Segovia se convertirá hoy, a las 21.00 horas, en el escenario perfecto, «ya que la ciudad de Segovia, que estaba hermanada con Medina del Campo, la apoyó en este suceso». Tras la lectura de un documento sobre la memoria histórica de esta celebración, actuarán el dulzainero 'Floro' de Sardón de Duero; la coral 'Voces de Villanueva' de Villanueva de Duero, y el grupo folk 'Los Remeros de Zapardiel' de Foncastin.

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21-8-08 -Programa de actividades para la conmemoración de “ LA QUEMA DE MEDINA”

El 21 de agosto de 1520, las tropas del Rey Carlos l entran en Medina con el fin de que les diéramos las piezas de artillería para atacar Segovia. Los medinenses se lo negaron y esto dio lugar a que se produjera un enfrentamiento en el cual los soldados incendiaron unas casas y eso provocó un gran incendio. Nuestra ciudad demostró tener la valentía suficiente para defender los principios en los que creían y provocar con su gesto el levantamiento de ca si toda Castilla, principalmente Valladolid.

Desde la Concejalía de Educación y Cultura lo que pretendemos es conmemorar, no el hecho en sí de la guerra de las comunidades, si no honrar y recordar a aquellos ciudadanos medinenses por su ejemplar actuación ante unas circunstancias tan difíciles y complicadas, demostrando así su hermandad con los ciudadanos de Segovia.

Las actividades que se van a realizar son:

•  El día 21 de agosto a las 20,30 h. tendrá lugar en la Plaza de Segovia un festival de músi ca Folk., con la actuación del grupo folk Los Remeros del Zapardiel, la Coral de Villanueva de Duero y el dulzainero Floro, de Sardón de Duero.

Queremos dar las gracias al colectivo local AC “Hacia Medina del Campo” por la organización de este festival.

•  Del 21 al 24 de agosto podrán asistir en el Castillo de la Mota a unas visitas guiadas al entorno, exterior e interior del castillo cuya temática es “Incendio de Medina del Campo en la Guerra de las Comunidades”, realizándose pases a las 11:00, 13:00 y 16:00 horas.

•  El día 26 se llevará a cabo un taller en el Palacio Real Testamentario para niños de 8 a 12 años. El horario que tendrá será de 11:00 a 13:30.

•  Del 13 al 19 de septiembre seguiremos realizando visitas y actividades relacionadas con la guerra de las comunidades.

El 13 se realizará un taller para niños denominado “La Medina de Padilla”, esta actividad se llevará a cabo en horario de 11:00 a 13:00 para niños de 8 a 12 años.

Los días 13,14,18 y 19 de septiembre en el Castillo de la Mota, visita guiada cuya temática es “Medina en tiempos de Padilla”. Los días 15 y 16 a las 12:00 horas las visitas tendrán lugar en el Palacio Real Testamentario.

Agradecer a la empresa gestora del Palacio Real Testamentario por la organización y colaboración en la realización de estas actividades.

Oficina Municipal de Turismo: 983-811357.
Palacio Real Testamentario: 983-810063.

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Antonio de Fonseca

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AQUÍ YACE ANTONIO DE FONSECA, VARÓN TAN INSIGNE EN PIEDAD COMO ESCLARECIDO EN DIGNIDAD Y EN HECHOS, EL CUAL SIENDO YA DE EDAD AVANZADA ACABÓ FELIZMENTE LA VIDA TRONCÁNDOLA POR OTRA MÁS FELIZ, EL DÍA 27 DE AGOSTO DEL AÑO 1532.

Fue cuarto señor de Coca, era hermano del obispo de Burgos y medio hermano de Alonso de Fonseca y Avellaneda. Fue llamado "El valeroso". Asistió a toda la guerra de Granada, y en el último asedio llegó a la puerta de ELVIRA de aquella ciudad y clavó en ella el AVE MARÍA. En Agosto de 1520, y con motivo de la guerra de las comunidades, pasaría a ser uno de los personajes más famosos de la historia de España, y todo debido al suceso de la quema de Medina del Campo. Fue Capitán General del Reino. Finaliza la reedificación de la actual iglesia y es el que encarga los sepulcros de su familia. Isabel la Católica le deja como uno de sus testamentarios.

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09-04-10 - Acto homenaje comunero en Segovia a Medina x Izquierda Castellana :: Más articulos de esta autora/or: Más artículos Este sabado 10 de abril a 19h en la plaza de Medina, en Segovia, tendrá lugar un homenaje comunero a la solidaridad y en especial al pueblo de Medina del Campo.

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Habra pasacalles con musica popular castellana, concierto de Free Folk, acto politico y tapeo.

Organizado por COMUNER@S

Apoya: Izquierda Castellana

ver : construyendocastilla.org

Sera un homenaje a los hombres y mujeres de aquella villa castellana,Medina del Campo, en conmemoración a los acontecimientos de La Quema de Medina durante la Revolución Comunera.

Vivimos momentos en los que estamos sintiendo con dureza las consecuencias de la crisis económica, y la situación en Segovia es especialmente grave.

Estos días hemos conocido la cifra de personas paradas registradas en las oficinas de empleo de Segovia, que roza ya las 10.000. Desde Segovia de Izquierdas se ha venido denunciando el progresivo desmantelamiento industrial que sufrimos, como es el caso del cierre de La Choricera, que viene a añadirse a la larga lista de empresas que han cesado su actividad en los últimos tiempos (Santa Teresa, Idensa, Yakazi, Arévalo e Hijos, Klein, G5, FEMSA, Alena, Pesquisa…)

Las que aún se mantienen están aplicando drásticas reducciones de personal, como TRAGSA o La Fábrica de Vidrio en La Granja. A lo que hay que añadir la situación de absoluto abandono en que se encuentran la agricultura y la ganadería.

Durante años, las instituciones y los responsables políticos han venido apostando claramente por el modelo especulativo del ladrillo, que se ha extendido de forma irracional por toda la sierra, llenando algunos bolsillos y causando graves daños al territorio: tod@s conocemos los planes urbanísticos de La Granja o de Palazuelos “de Marbella”, o los faraónicos proyectos de Segovia 21, Segovia 2016, el Circulo de las Artes y las Tecnologías, las Segópolis, etc.

La realidad segoviana es muy parecida a la de otras localidades castellanas, como puede ser el caso de Medina del Campo: nos estamos convirtiendo en un territorio sin sector productivo, sin industria, con una agricultura y una ganadería en reconversión y en proceso de desaparición, lo que nos hace enormemente dependientes del sector servicios y del insostenible crecimiento inmobiliario. Una tierra en la que el paro golpea con dureza, en la que la juventud lo tiene difícil para labrarse un futuro sin tener que emigrar y en la que el mundo rural se viene abajo día a día.

Partiendo de esta realidad, es evidente que tanto en Segovia como en el conjunto de Castilla la crisis y su gestión nos están afectando y nos van a afectar de una forma especialmente grave.

La actual crisis económica es una crisis del sector privado, en especial del sector financiero. Y las políticas de contención de la crisis, en lugar de estar dirigidas a mejorar la calidad de vida de la gente, están consistiendo esencialmente en un gran intervencionismo desde el sector público para salvar al gran sector privado de su endeudamiento. Este plan de rescate únicamente está teniendo en cuenta al sector financiero y a las grandes empresas, mientras que al sector autónomo y a la pequeña empresa se le ha abandonado absolutamente a su suerte.

Y como la intervención se está haciendo con dinero público, el dinero de tod@s, aquel que pagamos con nuestros impuestos, esta política económica tiene fecha de caducidad, ya que ha elevado el gasto hasta niveles insostenibles. Por ese motivo, desde el Gobierno, la patronal y las dóciles cúpulas sindicales de CCOO y UGT, se están sentando las bases para una nueva política económica que logre mantener los beneficios del gran capital reequilibrando a su vez las cuentas públicas, todo ello a costa de las clases populares. Mientras se prepara una futura reforma laboral, no les está temblando el pulso a la hora de disminuir el gasto público con finalidad social, ni están vacilando a la hora de aumentar las cargas impositivas sobre las clases trabajadoras, ni a la hora de recortar y precarizar la política de empleo público, ni a la hora de amenazar con un aumento en la edad de jubilación.

Por estos motivos nos encontraremos en Segovia haciendo ondear los pendones morados.

Porque no podemos permitir que la gestión de la crisis se lleve a cabo degradando nuestra calidad de vida y nuestros derechos, porque es evidente que el tipo de proyecto y de modelo de desarrollo que se tiene diseñado para el conjunto de territorios castellanos desde las altas esferas responde a intereses ajenos a los de la mayoría social, y porque se hace urgente y necesario construir un proyecto alternativo que responda a nuestras necesidades reales.

A esta tarea estamos llamad@s tod@s los castellanos y las castellanas. Y el encuentro comunero en Segovia es un paso más en el camino que tenemos por delante.

La lucha de l@s comuner@s forma parte de nuestra memoria histórica colectiva, y en momentos como los actuales, es necesario tenerla en cuenta. En un momento histórico en el que comenzaba a levantarse el proyecto imperial de Carlos V, l@s comuner@s tomaron conciencia de las consecuencias que iba a suponer para el pueblo castellano, y en un ejercicio de responsabilidad social, se decidieron a defender con firmeza un proyecto alternativo, ajustado a las necesidades reales del común del pueblo.

CARTA DEL CONCEJO DE SEGOVIA 1520

Carta del Concejo de Segovia en 1520
Carta del Concejo de Segovia en 1520

Dentro de aquel proceso de lucha, los acontecimientos de Medina del Campo suponen todo un ejemplo de solidaridad y compromiso entre las villas y ciudades castellanas. Las tropas imperiales asediaban Segovia, y el pueblo de Medina les negó su armamento, pagando un enorme precio por ello: la quema de sus casas y sus posesiones. La solidaridad hacia Segovia también llegaría desde otras ciudades castellanas, como Toledo, Salamanca o Madrid.

Por ese motivo, desde hace varios años y gracias a la iniciativa de la Asociación Comunera “Hacia Medina del Campo”, viene celebrándose en aquella localidad castellana la conmemoración de La Quema de Medina. Y en esta ocasión, l@s comuner@s segovian@s han decidido corresponder a aquella iniciativa rindiendo el homenaje en Segovia.

La Quema de Medina es un ejemplo de compromiso y solidaridad, compromiso comunero y solidaridad entre castellan@s, muy necesarias para hacer frente a los retos del momento.

¡Las comuneras y los comuneros del siglo XXI miramos al pasado, pero lo hacemos con ansias de futuro!

¡Construyamos un futuro de dignidad y justicia social para nuestros pueblos, ciudades y comarcas!

¡Construyamos un futuro en el que nadie sea mas que nadie y en el que Castilla y l@s castellan@s tengamos voz propia!

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25-04-10 - Convulsión comunera en Castilla y León

  • El 23 de abril de 1521 vio el final de un intento frustrado de cambio
  • Ruta de la revuelta comunera
  • Ciudades que lucharon en uno y otro bando
Pintura del siglo XIX de Manuel Picolo López, donde refleja el desarrollo de la batalla de Villalar.
Pintura del siglo XIX de Manuel Picolo López, donde refleja el desarrollo de la batalla de Villalar.

Un 23 de abril, pero de 1521, la campa de Villalar fue testigo no de una alegría desbordante, como lo es hoy en día, sino el final triste de una ilusión: la que, capitaneada por Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco de Maldonado, pudo habercambiado el devenir político del país.

La inquina hacia el nuevo monarca -Carlos V- y su pretensión de cobrar un nuevo impuesto para satisfacer los gastos imperiales fue la gota que colmó el vaso de una paciencia castellana a punto de desbordarse desde tiempo atrás. La ruta de la revuelta comunera toca de lleno las tierras que conforman hoy la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

ARRANQUE VIOLENTO EN SEGOVIA

Iniciada en Toledo por Padilla y compañía, la revuelta comunera adquirió tintes especialmente violentos en Segovia, donde aquel 29 de mayo resultaron asesinados Rodrigo de Tordesillas, procurador que votó a favor del impuesto en las Cortes de Santiago-La Coruña, Roque Portalejo y Hernán López Melón.
El cronista Sandoval da cuenta del episodio: «acusado de la traición con que ha andado (&hellip) le llevaron arrastrando por las calles, dándole grandes empujones y golpes en la cabeza con los pomos de las espadas... y cuando llegó a la horca ya medio ahogado de la soga que de él tiraba, le ataron por los pies y le pusieron (&hellip) los pies arriba y la cabeza abajo» junto a las otras dos víctimas.

Los amotinados nombraron nuevas autoridades en forma de Comunidad. De inmediato, Juan Bravo se erigió en líder del movimiento. Lo primero que hicieron fue contener, junto a tropas llegadas de Madrid, Toledo y otras ciudades, a las fuerzas del alcalde de Corte Rodrigo Ronquillo, enviadas expresamente por Adriano de Utrecht para castigar los asesinatos; de hecho, las impidieron la entrada y las obligaron a retirarse hacia Arévalo.

BURGOS SE AMOTINA

Violento resultó también, en un primer momento, el amotinamiento burgalés, si bien la ciudad del Arlanza cambiará luego de bando, erigiéndose, por ello mismo, en factor clave de la victoria imperial. El 10 de junio de 1520, cuando el regidor decidió convocar una reunión en la capilla de Santa Catalina de la Catedral para desmentir la propaganda contraria a las Cortes de Santiago-La Coruña, la multitud, enfurecida contra los representantes García Ruiz de la Mota y Juan Pérez de Cartagena y alentada por el espadero Juan y el sombrerero Bernardo Roca, se amotinó en su contra, le increpó y forzó su huida. El saqueo de las propiedades no se hizo esperar: los amotinados incendiaron la casa del procurador Garci Ruiz de la Mota, hermano del obispo Mota, fiel aliado del emperador, pero también las de Diego de Soria, Juan Pérez de Cartagena, Francisco Castellón y la de más de un recaudador de impuestos.

Peor suerte corrió el ciudadano de origen francés Giofredo Garci Jofré de Cotannes, aposentador real que se había hecho conceder por los flamencos la fortaleza de Lara en medio de la oposición generalizada de la ciudad: además de incendiar su casa, le apresaron después de huir y refugiarse en la iglesia de Atapuerca. No les importó a los amotinados que llevase en sus manos el Santísimo: de un golpe se lo arrebataron, uno le dio una puñalada en el costado, otro le dividió el cráneo de un hachazo y un tercero le echó una soga al cuello.

Aunque ya muerto, su cuerpo continuó recibiendo estocadas y, a decir de Sandoval, al final «le trajeron arrastrando por las calles y lo ahorcaron, colgándole de los pies y la cabeza abajo». Incluso, como refiere Mexía, «atravesado con mil heridas, fue colgado y luego entregado en manos de los niños para que lo arrastrasen».

ZAMORA SE REBELA

También en mayo de 1520, la llama comunera prendió en Zamora, instigada por la influencia de Pero Lasso de la Vega, quien, en su trayecto hacia Gibraltar, donde había sido confinado por orden del Rey, se hospedó en el zamorano convento de San Francisco junto a Pedro de Ayala. Ambos incitaron la rebelión, sobresaliendo en un primer momento Juan de Porras y Juan de Mella. El día 30, Zamora se lanza en masa contra los procuradores Bernardino de Ledesma y Francisco Ramírez, que acaban de votar el servicio en La Coruña. Ambos tienen que refugiarse, por el momento, en el monasterio de Santa Marta, mientras la multitud intenta quemar sus casas.

Calmada la multitud por el conde de Alba de Liste, Diego Enríquez de Guzmán, los dos procuradores fueron condenados a perder la hidalguía y la multitud quemó dos estatuas suyas en la Plaza Mayor, en recuerdo de la traición, con sus nombres grabados.

COMUNEROS LEONESES

Pero Lasso de la Vega también incitó los ánimos comuneros en León. Aquí el conflicto ciudadano se saldó con un duro enfrentamiento entre las dos grandes familias, los Quiñones y los Guzmanes, representadas ambas, respectivamente, por el procurador, Francisco Fernández de Quiñones, conde de Luna, y el regidor, Ramiro Núñez de Guzmán, señor del condado del Porma y de la villa de Toral, famoso comunero que contaba con el apoyo mayoritario de los leoneses.

Aunque el familiar de este último, Juan Ramírez, consiguió contener los ánimos, evitando que la situación degenerase en una rebelión abierta, la lucha ciudadana no tardó en hacer acto de presencia. Sucedió, según Eloy Díaz-Jiménez Molleda, después de un careo entre Núñez de Guzmán y el conde de Luna a cuenta del servicio votado en las Cortes de Santiago-La Coruña, y se extendió, en forma de combate abierto, por las plazas de San Marciel y Santa María de la Regla y por las calles de la Ollería, Rúa Mayor y Herrería de la Cruz. Vencidos los realistas y huido el conde de Luna a Medina de Rioseco, los de León establecieron sin problemas la Comunidad. El cabildo de la ciudad también se mostró partidario de la causa comunera.

TIBIEZA EN ÁVILA

Algo más tibio resultó el levantamiento comunero en Ávila, donde la exaltación fue obra del común y encontró su freno más eficaz en los nobles. De hecho, aunque los juramentados en Comunidad trataron de derribar las casas de dos de ellos, Antonio Ponce y, sobre todo de Diego Hernández Quiñones, procurador que había votado el servicio en las Cortes de Santiago-La Coruña, no lo consiguieron.

DEBILIDAD EN SORIA

Débil resultó también el levantamiento comunero en Soria, a pesar del entusiasmo inicial y de las supuestas matanzas que refiere en su crónica Prudencio de Sandoval. Además, cuando el 29 de septiembre se frustró la tentativa de subvertir la ciudad en pro de las Comunidades y dos de sus promotores fueron ahorcados, muchos huyeron. Soria, como Ávila, se mantuvo en las mismas posiciones que Burgos, abandonando la Junta a finales de 1520 y rompiendo implícitamente con ella a partir de enero de 1521.

SALAMANCA Y LOS MALDONADO

Salamanca, ciudad en la que el hálito comunero prendió eficazmente desde 1519, tendrá en Francisco y Pedro Maldonado sus líderes más destacados, y el común, donde sobresalió sin duda el famoso pellejero Juan de Villoria, llegó a expulsar a los caballeros de la ciudad y a incendiar la casa del arzobispo de Santiago.

EXALTACIÓN CON RETRASO EN VALLADOLID Y PALENCIA

El incendio de Medina del Campo, en agosto de 1520, provocará la entusiasta y no siempre pacífica adhesión de ciudades como Valladolid, donde los comuneros quemaron varias casas y cambiaron todos los cargos, obligando a huir a los miembros del Consejo Real y al mismo cardenal Adriano. El fervor comunero en Palencia se desató con el nombramiento, en agosto de 1520, de Pedro Ruiz de la Mota como nuevo obispo; el 28 del mes siguiente, una rebelión urbana incendió la casa del corregidor, Sebastián de Mudarra, que se vio obligado a huir. Dos meses más tarde, una asamblea general otorgaba plenos poderes a Gonzalo de Ayora, enviado por la Junta y, tras una rápida recluta de soldados, los días 13 a 15 de diciembre se constituía la comunidad palentina organizada en torno a Ayora y a su moderado capitán, Diego de Castilla.

LA SANTA JUNTA DE ÁVILA

El combate de las fuerzas de Segovia, Toledo y Madrid a las del alcalde de Corte Rodrigo Ronquillo, enviadas expresamente por Adriano de Utrecht para castigar los asesinatos segovianos, desató la guerra. Para fortalecerla, Toledo convocó una Junta que denominaba Santa por sus fines no exentos de religiosidad. Las motivaciones de la reunión eran, básicamente, conseguir la anulación del servicio votado en La Coruña, la vuelta al sistema de encabezamientos, reservar cargos públicos y beneficios eclesiásticos a los castellanos, prohibir la salida de dinero y designar a un castellano para dirigir el reino en ausencia del rey.

La Junta se reunió el día 29 de julio en la sacristía mayor de la Iglesia Catedral del Salvador de Ávila; en ella dominaba el elemento popular. Dirigida por el tundidor Pinillos, nombró presidentes a Pero Lasso de la Vega y al deán de Ávila; a Padilla lo eligió capitán general de las tropas comuneras. Era un poder auténticamente revolucionario, asegura Joseph Pérez.

MEDINA DEL CAMPO, ARRASADA

Pero especial relevancia cobró, por su dramatismo y las consecuencias derivadas a corto plazo, el tremendo incendio de Medina del Campo, obra de las tropas imperiales, comandadas por Rodrigo Ronquillo y Antonio Fonseca, empeñadas en conseguir que la población les entregase su artillería.

Ocurrió el 21 de agosto de 1520. El resultado, además de contrario al fin pretendido, fue terrorífico: el convento de San Francisco, las calles céntricas, las casas particulares, los monumentos, las mercancías de los comerciantes&hellip todo lo más representativo e importante de la ciudad, para indignación de los presentes, se lo tragaron las llamas. Entre 300.000 y 400.000 ducados se cifró el valor de lo devastado.

La furia de los viandantes no se hizo esperar. Tampoco la de las ciudades ya amotinadas y, lo que resultaba peor para los intereses del emperador, la de aquellas que aún permanecían en situación dubitativa. Medina se sumó de inmediato a la revuelta y, acto seguido, Valladolid tomó cartas en el asunto radicalizando aún más las pretensiones revolucionarias.

TORDESILLAS, CAPITAL

La localidad vallisoletana de Tordesillas se convirtió en capital circunstancial de la rebelión de las Comunidades cuando, el 29 de agosto de 1520, las tropas de Juan de Padilla, al frente de las milicias de Toledo, Madrid y Segovia, entraron en la ciudad.

La Junta comunera se estableció el 19 de septiembre. La situación era extremadamente grave para los intereses del emperador: la reina Juana, aclamada por muchos como la auténtica depositaria de la Corona y, según la rumorología del momento, mandada encerrar por su hijo para impedir que gobernase, podía dar legitimidad a la revuelta comunera. También los líderes de ésta cifraban en su persona las esperanzas de un mejor gobierno.

De ahí que la primera intención de los alzados, prontamente lograda, fuera concertar una entrevista en el mismo palacio.

La reina Juana, cautiva en la localidad, se mostró amable con los comuneros pero no cedió a sus pretensiones de rubricar documento alguno en contra de su hijo, el emperador Carlos V.

MEDINA DE RIOSECO Y BURGOS, CON LOS NOBLES

Entretanto, Medina de Rioseco, feudo del almirante de Castilla, no tardó en convertirse en el núcleo del rearme imperial contra las Comunidades, atemorizados los nobles por el movimiento antiseñorial que la revuelta comunera había desatado en los pueblos. Lo hicieron, como ha escrito Joseph Pérez, por egoísmo y por defender sus intereses, no tanto por confianza hacia el emperador.

Por su parte, el condestable de Castilla logró que Burgos, ciudad de la que era su señor, saliese de la Junta y apoyase al bando realista: lo consiguió el 1 de noviembre de 1520, después de negociar con los hermanos Castro, volver a entrar en la ciudad y prometer, a mediados de octubre, que ésta obtendría el mercado franco de los martes de cada semana.

Además, desde el primer momento, el movimiento comunero local habría estado controlado por los grandes mercaderes, interesados en mantener la exportación de lanas a los mercados del norte, actividad altamente beneficiada por el reinado de Carlos V. A ello se sumarían los temores ante el rumbo expresamente radical que estaban tomando los acontecimientos en el seno de la Junta comunera.

VILLABRÁGIMA Y ADIÓS A TORDESILLAS

Lo siguiente fue un encadenamiento de errores; el bando comunero nombró jefe a Pedro Girón, que instaló su campamento en Villabrágima. Mientras desde el mismo amenazaba a los nobles que aguardaban en Medina de Rioseco, el obispo Acuña hacía naufragar cualquier tipo de conversación con un enviado imperial: fray Antonio de Guevara, humillado, el 28 de noviembre de 1520, en la iglesia de Santa María de Villabrágima.

Entonces aconteció lo peor. Era el 5 de diciembre de 1520. El bando carolino, favorecido por la impericia de Girón, entró en tromba en Tordesillas provocando la retirada comunera. A partir de entonces, Valladolid se erigirá en capital radicalizada, tremendamente radicalizada, de la rebelión. Enseguida, Juan de Padilla tomó cartas en el asunto. Al frente de 1.500 hombres, salió de Toledo y entró en Valladolid como si de un mesías se tratara. El recibimiento fue apoteósico. Ubicada la capital comunera en la ciudad del Pisuerga, el ejército de la Junta nombró entonces un nuevo comité de guerra formado por Padilla, Zapata, Pedro de Ayala y Alonso de Saravia.

TIERRA DE CAMPOS, ASOLADA POR ACUÑA

A su vez, entre los meses de enero a marzo de 1521, la comarca de Tierra de Campos resultó asolada por el obispo Acuña. Su misión no era otra que conseguir fondos para la causa comunera. Acompañado de 4.000 peones y 400 lanzas, estableció su cuartel general en Dueñas y enseguida pasó a Palencia; su llegada contribuyó a solidificar el levantamiento comunero en la capital palentina y generó un impactante movimiento antiseñorial que atemorizó sobremanera a los nobles y terminó por decantarlos, de manera definitiva, del lado imperial.

Los saqueos de Acuña tuvieron lugar en localidades como Frechilla, Fuentes de Valdepero, Becerril, Paredes, San Cebrián, Cervatos, Carrión, Villalcázar, Piña, Amusco, Támara y Astudillo, Magaz, Villamuriel, Tariego, Cordobilla, Frómista, etcétera.

AMPUDIA A GOLPES

Mientras eso ocurría, Ampudia era escenario de una lucha tenaz. Tomada en un primer momento -11 de enero de 1521- por los imperiales Francés de Beaumont y Pedro Zapata, Padilla y Acuña no tardaron en planificar la conquista.

Para ello se reunieron en el castillo de Trigueros del Valle, desde el que se lanzaron a la revancha. Huidos Beaumont y Zapata, tomaron Ampudia el día 19. Padilla, aprovechando la ocasión, salió raudo en dirección a la localidad de Torremormojón para dar caza a los huidos. Asoló la localidad pero estos lograron escapar.

TORRELOBATÓN, ÚLTIMO DESTELLO

El último destello de brillantez comunera tuvo lugar en Torrelobatón. La campaña la preparó a conciencia Juan de Padilla en febrero de 1521. Torrelobatón era propiedad del almirante de Castilla, y su situación estratégica, en la línea que une Valladolid, Medina de Rioseco y Tordesillas, se antojaba decisiva para avanzar en los intereses de la Comunidad. Tras tres días de duro asedio, Padilla se hizo con la localidad el 29 de febrero de 1521.

DERROTA EN VILLALAR

El bando realista, reforzado por el apoyo de los nobles y comandado por el condestable y el almirante de Castilla, se apresuró a dar caza al ejército comunero que, liderado por Padilla, salió de Torrebolatón en dirección a Toro. Lo componían un total de 6.000 hombres, entre ellos 400 lanzas y 1.000 escopeteros.

Les dieron alcance el 23 de abril de 1521, en una campa próxima a la localidad vallisoletana de Villalar, en el lugar denominado Puente de Fierro, sobre el arroyo de los Molinos, un terreno muy pegajoso y fangoso. Los capitanes comuneros fueron conducidos primero a la fortaleza de Villalba, y luego a Villalar. Los ejecutaron el 24 de abril de 1521. Las cabezas de los tres capitanes fueron clavadas en picas y expuestas en garfios en la punta del Rollo de la localidad.

La derrota infligida a los comuneros supuso el fin de la organización política revolucionaria. Con todo, la revuelta comunera siguió en pie en Toledo, liderada por el obispo Acuña y, sobre todo, por María de Pacheco, mujer de Juan de Padilla. La caída definitiva de esta ciudad en manos imperiales tuvo lugar el 3 febrero de 1522.

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20-05-10 - Una baraja de cartas reproduce la "Guerra de las Comunidades de Castilla"

Toledo, 19 may (EFE).- La Guerra de las Comunidades de Castilla, el levantamiento armado de los comuneros a comienzos del reinado de Carlos I, ha sido reproducida en una baraja de naipes con el objetivo de convertirse en una herramienta didáctica y lúdica.

Así lo ha explicado esta tarde en Toledo, durante la presentación pública de la baraja, su propio inventor, César Benito.

Estos naipes recogen los principales hechos de la Guerra de las Comunidades de Castilla, desde la convocatoria a Cortes en La Coruña hasta el perdón general de Carlos I una vez sofocada la revuelta el 16 de julio de 1522.

En medio, recoge otros momentos como el asedio de Toledo, el incendio de Medina del Campo o el ajusticiamiento de los capitanes comuneros Juan de Padilla y Francisco Maldonado.

La estructura de las cartas se divide en los cuatro palos de la tradicional baraja española -oros, copas, espadas y bastos-, ha dicho su autor, quien ha precisado que los ases representan a los estamentos sociales del momento, de forma que la alta burguesía se representa con el as de oros, el clero con el de copas, el del pueblo con el de espadas y la nobleza con el as de bastos.

"Nos hemos permitido la licencia de que las espadas representen al pueblo, que fue quien luchó, y los bastos a la nobleza porque dieron muchos palos, al contrario de lo que sería habitual", ha explicado Benito.

Los personajes relevantes del bando comunero aparecen en las figuras, mientras que las cartas del dos al siete representan, en los oro, los momentos políticos determinantes; en las copas, los acontecimientos relevantes; en las espadas, los oficios del pueblo; y en los bastos, las batallas y acciones militares.

"Hemos recogido todo lo que hemos podido", ha señalado Benito, quien ha apostillado que la baraja ha tenido una gran acogida en Castilla y León, donde se presentó el pasado mes de abril.

Las ilustraciones las ha realizado Ana Lorenzo, mientras que la historiadora Ana Amor se ha encargado de aportar rigor histórico a las cartas y Asis González ha llevado a cabo el diseño.

"Hemos querido buscar referencias históricas que nos recordaran en cada momento el acontecimiento histórico referido, tanto en las ilustraciones como en el diseño", ha subrayado Benito.

El proyecto ha sido promovido por la Asociación Cultural Castilla Nova, de Toledo; la Asociación para el Desarrollo Integral de Castilla (ADIC), de Palencia, y la Asociación Castellana para el Estudio y la Promoción de Iniciativas de Desarrollo, de Burgos. EFE

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30-07-10 - Conmemoración Quema de Medina.

Cartel Conmemoración de la Quema de Medina del Campo, 21 agosto 2010
Cartel Conmemoración de la Quema de Medina del Campo, 21 agosto 2010

Los próximos días 21 y 22 de Agosto se celebrará la conmemoración de la "Quema de Medina" y por tal motivo nos es grato enviaros cartel anunciador y programa de actividades para que lo déis la mayos difusión posible.

PROGRAMA

Sábado 21 de Agosto a las 20,30 horas y como siempre en la Plaza de Segovia, empezamos el acto con la actuación de una representación de alumnos del primer taller de dulzaina de la Escuela Municipal de Música, que este año han empezado a impartir sus clases, recuperando así una tradición casi desaparecida en Medina y que de esta forma esperamos vuelva a resurgir.

Continuamos con la actuación estelar del grupo de música folk, LOS REMEROS DEL ZAPARDIEL, viejos conocidos nuestros, pero que han incorporado nuevas canciones a su repertorio, y disfrutaremos con su música y su gracia natural.

Durante el acto, se entregara el diploma acreditativo de la Asociación como "Comunero de Honor 2010" al dulzainero "Floro", en agradecimiento por su colaboración siempre desinteresada con nosotros en años anteriores.

Finalizamos el acto, como el año pasado con la quema de nuestros buenos deseos para que se cumplan y la subida al escenario de todos los que lo deseen para cantar juntos EL CANTO DE ESPERANZA.

Domingo, 22 de Agosto a partir de las 12 de la mañana, pasacalles con dulzainas y grupo de jotas, desde las calles Padilla, Bravo y Maldonado hasta la Plaza Segovia.

A continuación I MUESTRA DE JOTAS CASTELLANAS con la participación de los grupos "Amigos de la Atalaya de Pozal de Gallinas, Grupo de Jotas de la Seca y Grupo de Jotas "El Cribero" de Nava del Rey".

Sirva el presente correo como invitación a todos vosotros.

Un saludo.

Manuela Burgos - Portavoz
José Luis Sánchez - Presidente
Tlfno. 619307033 677154202

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01-08-10 - Medina del Campo rememorará su quema los días 21 y 22 de agosto
Los actos conmemoran la destrucción de 900 casas de la villa por las tropas imperiales de Carlos V
. - PATRICIA GONZÁLEZ | MEDINA DEL CAMPO

La plaza de Segovia es el escenario donde se celebrarán todos los actos previstos. :: F. JIMÉNEZ
La plaza de Segovia es el escenario donde se celebrarán todos los actos previstos. :: F. JIMÉNEZ

Medina del Campo acogerá a finales de agosto, en concreto los días 21 y 22, la tercera edición de la quema de medina, fiesta organizada por la Asociación Comunera de la localidad para conmemorar la quema de cerca de 900 casas de la villa por las tropas imperiales de Carlos V durante las Guerras de las Comunidades que tuvieron lugar en 1520. Las jornadas patrocinadas por el Ayuntamiento de la localidad tienen un presupuesto de 2100 euros y contarán con la actuación de varios grupos de jotas, pertenecientes a la comarca, y con actuaciones de carácter folclórico.

Actos programados

Los actos programados fueron presentados en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial por parte de la portavoz de la mencionada asociación, Manuela Burgos, y de la concejala de Educación y Cultura, Silvia Pérez y la principal novedad de este año es la implementación de un día más de fiesta en los actos organizados.

El sábado 21 a las 20.30 horas la plaza de Segovia de Medina del Campo acogerá un concierto de los alumnos del curso de dulzaina de la escuela municipal de música. A las 20.45 horas tomarán el relevo los ya habituales en este festival, la banda comarcana Los remeros del Zapardiel. A las 22.15 horas todos los presentes cerraran la jornada festiva con el canto de la esperanza.

El domingo 22 a las 12 horas habrá un pasacalles con dulzainas y grupos de jotas que recorrerán varias calles del municipio medinense, como son Padilla, Bravo y Maldonado. Media hora después se llevará a cabo la I muestra de Jotas Castellanas en la que participarán varios grupos de baile pertenecientes a localidades cercanas a Medina del Campo.

900 casas quemadas
Fachada del Ayuntamiento de Medina del Campo. Izquierda, Iglesia Colegiata de San Antolín y derecha, Palacio Real Testamentario
Fachada del Ayuntamiento de Medina del Campo. Izquierda, Iglesia Colegiata de San Antolín y derecha, Palacio Real Testamentario

El 21 de agosto de 1520 el capitán general de Castilla, Fonseca, con un ejército de dos mil soldados recibió la orden del Consejo Real de apoderarse de los cañones que los comuneros tenían en su poder en Medina del Campo. Para poder llevar a cabo la misión que le habían encomendado, Fonseca ordenó quemar la ciudad. Un día más tarde, el 22 de agosto, con las tropas imperiales todavía en la ciudad, los medinenses descuartizaron en la calle al regidor Gil Nieto.

488 años después de lo sucedido, la Asociación Comunera 'Hacia Medina del Campo', en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, rememorará aquel episodio del levantamiento de las Comunidades contra el emperador Carlos V, que provocó el inicio del declive de las ferias de Medina y en el que más de 900 casas y todos los almacenes de los mercaderes de la villa desaparecieron bajo el paso de las llamas. Como explicó Manuela Burgo, portavoz de la asociación comunera de Medina, este festival servirá «para dar a conocer a todo el mundo la valentía que mostraron muchos medinenses en esa época al oponerse al poder establecido».

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05-06-11 - Testimonios de los daños causados en el incendio de Medina del Campo (Fuente)

 
Testimonios de los daños causados en el incendio de Medina del Campo.1520. Archivo General de Simancas. AGS. E., leg. 7, f. 258. [Dimensiones: 2 h. fol.]
Testimonios de los daños causados en el incendio de Medina del Campo.1520. Archivo General de Simancas. AGS. E., leg. 7, f. 258.[Dimensiones: 2 h. fol.]

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Sentencia contra Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado.

Sentencia contra Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado
Sentencia contra Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado

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Nombres de los comuneros en detalle

Nombres de los comuneros en detalle
Sentencia contra Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado

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16-08-11 - Conmemoración "Quema de Medina"

Un año más y despues del prologo, os relacionamos las actividades programadas con motivo de la "QUEMA DE MEDINA"

ACTIVIDADES (documento pdf)

Actividades quema de Medina del Campo
 
Portada disco Camino de la Plata

Viernes 19 de Agosto
22,00 horas, en el Palacio Testamentario,  “I CERTAMEN DE DULZAINA, ARTURO GARCIA” con la actuación de:
ASOC. CULTURAL DULZAINEROS “HUERTA DEL REY” de Valladolid
ESCUELA DE DULZAINA Y REDOBLANTES “LA BESANA” de Tordesillas.
Sábado 20 de Agosto
21,00 horas y en la Plaza de Segovia, “II MUESTRA DE JOTAS CASTELLANAS”, con la actuación de los grupos:
GRUPO DE DANZAS “ESTEPA CASTELLANA” de Pedrajas de San Esteban.
ASOC. CULTURAL “EL CRIBERO” de Nava del Rey.
A los sones de los “DULZAINEROS DEL VALLE”.

Domingo 21 de Agosto
21,00 horas y en la Plaza de Segovia, “CONMEMORACIÓN DE LA QUEMA DE MEDINA”
21,10 h. Presentación del acto y nombramiento de “Comunero de honor 2011” a Miguel Ángel Rodríguez, “El Pekas”.
21,30 h. Actuación del grupo de música castellana “MAYALDE”
23,00 h. Lectura del Manifiesto y “CANTO DE ESPERANZA” por todos los presentes.

Manuela Burgos, Tel. 619307033, portavoz

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30-08-11 - Crónica de las Jornadas 2011 de Conmemoración de la Quema de Medina

El pasado domingo 21 de agosto tuvo lugar en Medina del Campo el acto de clausura de las Jornadas de Conmemoración 2011 de la Quema de Medina, organizadas por la Asociación Cultural Hacia Medina del Campo.

Las jornadas contaron durante los días previos con numerosas actividades: una conferencia a cargo de Luis López Álvarez (poeta castellano autor del libro “Los Comuneros”), una exposición de fotografías de Rubén García Galindo y de poemas de Rosa Navas (“Colores y Poemas” de Tierras de Medina), el primer certamen de Dulzaina “Arturo García (con la actuación de la Asociación Cultural de Dulzaineros “Huerta del Rey” de Valladolid y la Escuela de Dulzaina y Redoblantes “La Besana” de Tordesillas), así como la II Muestra de Jotas Castellanas (a cargo de la Asociación Cultural Grupo de Danzas “Estepa Castellana” de Pedrajas de San Esteban, y la Asociación Cultural “El Cribero” de Nava del Rey), actuación esta última que finalmente no pudo llevarse a cabo debido a la climatología adversa. Nunca llueve a gusto de tod@s.

El domingo 21 las tormentas hicieron de nuevo presencia en Medina del Campo, y el acto de clausura tuvo lugar en el auditorio municipal, totalmente abarrotado. Allí se hizo entrega del premio al comunero del año (entregado al Pecas), dándose paso al concierto de Mayalde, gracias a quienes pudimos gozar de las viejas tradiciones culturales castellanas (en forma de cánticos, piezas musicales y bailes), tan ligadas a la vida de los pueblos y a las tareas y labores que en ellos se llevaban a cabo.

El acto finalizó con la lectura del manifiesto (haciéndose referencia a la actualidad del momento, en el que los intereses de unos pocos amenazan con empeorar gravemente las condiciones de vida de la mayoría social), después del cual se hizo entrega del premio de reconocimiento a los comuneros y a las comuneras de Segovia, y como despedida, se entonó el Canto de Esperanza.

Para poner el broche final a las jornadas, los compañeros y compañeras de la Asociación Cultural Hacia Medina del Campo organizaron una cena en el local de la asociación, donde los refrescos, las tapas y el vino de la tierra animaron las charlas en corrillos sobre las problemáticas ante las que se encuentra nuestro querido pueblo, las dificultades de llevar adelante la ley de memoria histórica en nuestro entorno castellano, el movimiento 15M en Medina y en otras localidades, y un largo y variado etcétera.

Estas jornadas constituyen cada año toda una muestra de afirmación cultural e identitaria comunera y castellana, así como una buena oportunidad para poner en práctica la solidaridad y al hermanamiento entre castellan@s y comuner@s, tan necesaria en los tiempos que corren. Mirando al pasado para construir un futuro de dignidad y justicia social para nuestra tierra.

Este año Medina del Campo fue un lugar de encuentro para comuneros y comuneras venidos desde Segovia, Valladolid, Ávila, Toledo y Madrid, que gracias a la hospitalidad y la amabilidad de las gentes de Medina pudimos sentirnos como en casa. Sin duda, el año que viene seremos más.

¡Gracias, compañeros y compañeras de la A.C. Hacia Medina del Campo!

¡Adelante la solidaridad y el apoyo mutuo entre castellanos y castellanas!

¡Adelante la conciencia y la lucha comunera en Castilla!

Izquierda Castellana

Castilla a 26 de agosto de 2011

Dirección de correspondencia con este boletín electrónico: izca@nodo50.org

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02-11-11 - Exposición del 1 al 30 de noviembre en el Palacio de los Dueñas

Cartel exposición

En colaboración con el I.E.S. Gomez Pereira, del 1 al 30 de Noviembre, esta expuesta la colección de fotografia "COLORES Y POEMAS" en el incomparable marco del renacentista patio del Palacio de los Dueñas.

El horario es de lunes a sábado de 10,30 a 14,00 mañana y de 16,00 a 19,00 tarde y domingos de 10,00 a 15,00 horas.

Esta es nuestra pequeña aportación a "Las Edades del Hombre"

Acompañamos cartel y representación de la exposición.

COLORES Y POEMAS.ppsx

Merece la pena visitarla y que la recomendeis.
Saludos comuneros.

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01-12-11 - EXPOSICION DE FOTOGRAFÍA "COLORES Y POEMAS"

Les informamos que la exposición de fotografía "Colores y Poemas" que se muestra en el patio del Palacio de los Dueñas, amplia el plazo para visitarla hasta el 11 de Diciembre, coincidiendo con "Las Edades del Hombre".

Gracias por vuestra colaboración.
Saludos comuneros.

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19-04-12 - ACTIVIDADES MES DE ABRIL
A.C. Hacia Medina del Campo. Quema de Medina [a.c.haciamedinadelcampo@hotmail.com]

Como en años anteriores, esta Asociación de Comuneros de Medina del Campo, ha programado las siguientes actividades durante este mes de Abril:

DIA 16 DE ABRIL
Charla sobre la "Guerra de las Comunidades y la Quema de Medina", por el historiador Juan Carlos Moreno en los colegios: Clemente Fernández de la Devesa y Nuestra Señora de las Mercedes a los alumnos de 5º y 6º.

DIA 23 DE ABRIL Dia de Villalar, Fiesta de nuestra Comunidad.
Nos trasladaremos a las campas de Villalar de los Comuneros para disfrutar de un día de fiesta, comernos nuestra tortilla y filetes empanados, disfrutaremos de los bailes y los sones castellanos y la compañia de los amigos.

DIA 26 DE ABRIL, Día del Libro.
Como en años anteriores celebraremos la lectura continuada de la obra de dos escritoras. Este año está dedicado a dos mujeres del siglo XX, como son Gloria Fuertes y Alfonsa de la Torre.

POR LA MAÑANA:
Lectura continuada de la obra de GLORIA FUERTES desde las 9,00 horas hasta las 14,00 horas, por parte de los colegios públicos y concertados de Medina del Campo.
Cada colegio podrá elegir el libro que desee para su lectura entre las obras de la autora, con los alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria. A los alumnos se les obsequiara con un marca-paginas.

POR LA TARDE:
Lectura continuada de la obra poética de ALFONSA DE LA TORRE (Cuellar, 1915 – 1993) con arreglo al siguiente horario:
17,00 horas: Apertura del acto, a cargo de las concejalas de Medina del Campo y Cuellar, Teresa Rebollo, Carmen Alonso y Mª Carmen Gómez.
17,15 horas: Lectura continuada por el público en general.
19,00 horas: Lectura teatralizada del "Caserón de la Loca" de Gloria Fuertes.
20,15 horas: Cierre del acto, con la música de los Remeros del Zapardiel con canciones de Gloria Fuertes y Alfonsa de la Torre.

DIA 28 DE ABRIL. Homenaje de Segovia a Medina del Campo.
En la plaza de Medina del Campo de Segovia, festival de música Folk con el grupo "La Ordiga" a partir de las 7 de la tarde, despues homenaje a los Comuneros medinenses y por último el Canto de Esperanza por todos los asistentes.
Nuestra Asociación saldra en Autocar desde el Mar Azul a las 16,30 horas e invitamos al pueblo medinense.

Para más información:
Nuestra portavoz, Manuela Burgos Tef. 619307033
Concejala de Cultura y Educación de Cuellar, Mª. Carmen Gómez Sacristán: Tef.: 650372093

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19-04-12 - ACTO HERMANAMIENTO COMUNERO SEGOVIA-MEDINA

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14-08-12 - Acompañamos cartel y programación de los actos que esta Asociación ha organizado con motivo de la V Feria Renacentista y la conmemoración de "La Quema de Medina"

- PROGRAMACION 2012

Del 16 al 30 de agosto

Exposición de ilustraciones de Carlos Velázquez sobre la Guerra de las Comunidades
y de réplicas de artillería.
Lugar: Centro Cultural Integrado Isabel la Católica.
Horario: de lunes a viernes de 8h a 15h.
JuevesPresentación de la nueva edición de la Baraja Comunera por César Benito.
Lugar: Salón de Plenos del Ayuntamiento.
Horario: 20,30h.

Jueves 16 de agosto

II Certamen de Dulzainas, homenaje al Sr. Arturo.
• Grupo de dulzainas y caja la “Besana” de Tordesillas.
• Grupo de dulzainas de la Escuela Municipal de Música de Medina del Campo
Lugar: Palacio Real Testamentario.
Horario: 21,30h.

Sábado 18 de agosto

Desfile infantil de gigantes y cabezudos.
(Los cabezudos están restaurados por miembros de nuestra Asociación).
Lugar: Teatro Olimpia
Recorrido: Cuenca, Padilla, Plaza Mayor, Padilla y Cuenca.
Horario: 12,00h.

Sábado 18 de agosto

Recreación histórica de “La Quema de Medina”:
• Concentración de gremios y desfile de oficios artesanos, nobleza y clero hacia el Mercado Comunero.
Inicio del recorrido: Calle Carreras.
Horario: 22,00h.
• Representación teatralizada de “La Quema de Medina”
Lugar: Atrio de la Colegiata
Horario: 23,00h.
Al finalizar gran espectáculo de fuego, luz y sonido.
Lunes 20 de agosto
III Muestra de Jotas Castellanas.
• Grupo Vacceo de Cigales: danza y paloteo.
• Grupo de jotas Villa de la Seca.
Lugar: Plaza de Segovia.
Horario: 21,00h.

Martes 21 de agosto

VI Concierto de Música Folk.
• A cargo del grupo “La Órdiga”.
• “Canto de Esperanza” por todos los presentes.
Lugar: Plaza de Segovia.
Horario: 21,00h.

Telefonos de contacto, Manuela Burgos: 619307033 y José Luis Sanchez: 677154202

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21-04-13 -La agonía del sueño

(Ical)

Pocos días después de la quema de Medina, las tropas comuneras llegaban a la villa vallisoletana con Padilla, Zapata y Juan Bravo a la cabeza. Los medinenses les recibían «con pendones y banderas de luto» en un espectáculo desolador. «Era lastimoso espectáculo ver un pueblo tan rico y tan famoso por sus cambios hecho ceniza», relataba Diego de Colmenares en su ‘Historia de la insigne ciudad de Segovia’.

La quema de Medina encendió los ánimos en Castilla y los pueblos se levantaron, mientras los comuneros intentaban ganar para la causa a la reina Juana que dio la espalda al movimiento condenando al fracaso la revolución

Para que nunca se olvidara el sacrificio realizado por sus vecinos de Medina, los segovianos pusieron nombre a la actual Plaza de Medina del Campo y allí, al lado de la escultura dedicada a Juan Bravo en la calle que lleva su nombre, figura una placa de cerámica donde se transcribe la carta del Concejo de Segovia firmada el 23 de agosto de 1520, donde se informaba de los trágicos acontecimientos: «Antonio Fonseca ha quemado toda esa muy leal villa de Medina. También sabemos que no fue otra la ocasión de su quema sino porque no quiso dar la artillería para destruir Segovia. Dios nuestro señor sea testigo, que si se quemaron de esa villa las casas, a nosotros abrasaron las entrañas y que quisiéramos más perder las vidas, que no se perdieran tantas haciendas, pero tened señores por cierto, que pues Medina se perdió por Segovia, o de Segovia no quedará memoria, o Segovia vengará la injuria de Medina».

La escultura de Juan Bravo, realizada por el segoviano Aniceto Marinas, se encuentra frente al espacio que originalmente ocupó la casa de Juan Bravo, ocupado actualmente por el Hotel Sirenas. Marinas concluyó la escultura en 1922, y el 20 de junio de ese mismo año se inauguró con gran boato en la citada Plaza de Medina del Campo, para conmemorar el cuarto centenario del desenlace de la Guerra de las Comunidades.

El incendio de Medina provocó la reacción y el levantamiento de numerosas ciudades en Castilla, y desembocó en el establecimiento de la sede de las Comunidades en Valladolid, desde donde el movimiento prosiguió ganando fuerza. El sentimiento comunero está aún hoy bien vivo en Medina, donde se asienta la Asociación Comunera Hacia Medina del Campo, que preside Chari Martín Zurdo desde el pasado septiembre.  «Intentamos que la gente de Medina sea consciente de lo que aquí sucedió. En mi opinión, lo más importante de todo fue la solidaridad del pueblo de Medina hacia el pueblo de Segovia y la unión que demostró. Se opuso a que esos cañones se utilizaran contra otros vecinos, y fue una decisión del pueblo, ya que el alcaide era partidario de entregar la artillería».

Hacia Tordesillas. Tras recorrer las calles arrasadas de Medina del Campo, y con el fervor desatado en la meseta castellana por la causa comunera ante la actuación realista, los líderes comuneros se desplazaron ese mismo día hasta el próximo municipio vallisoletano de Tordesillas, donde Felipe el Hermoso había mandado recluir en 1509 a su esposa, Juana, en un mandato renovado años después por el hijo de ambos, el emperador Carlos.

La exaltación popular había llegado también a Tordesillas, donde el pueblo obligó al marqués de Denia, Bernardo Gómez de Sandoval y Mendoza, a gestionar un encuentro de la reina Juana con los cabecillas de la revuelta. Pocos días después, Juan de Padilla se reunió con la reina, «que le oyó apacible y mandó usar el cargo de capitán general». Tras recibir la aprobación de la reina, la Junta de Ávila doblegó esfuerzos para intentar demostrar que la locura de Juana era una farsa y devolverle el trono.

Días después, el 1 de septiembre, Padilla, acompañado esta vez por Bravo y Juan de Zapata, volvió a entrevistarse con la reina, que dio su aprobación al traslado de la Junta a Tordesillas, y el 19 de septiembre llegó a la localidad una representación de catorce de las 18 ciudades con derecho a voto en las Cortes (con la única ausencia de las cuatro andaluzas: Sevilla, Granada, Córdoba y Jaén). El 24 de septiembre, se celebraba en presencia de la reina una sesión extraordinaria de las Cortes, donde el doctor Alonso de Zúñiga «expuso el estado de las cosas, la justa razón de quejarse de los ministros extranjeros y la gran necesidad de remedio», en palabras de Colmenares.

La aprobación de la reina desató la euforia en las tropas comuneras, y el miedo en los realistas, que veían como una amenaza tangible la posibilidad de que la reina aprobase la deposición del rey. La firma nunca se produjo, para desesperación de los comuneros, aunque Tordesillas siguió siendo la capital comunera hasta el 5 de diciembre de 1520, cuando las tropas realistas, comandadas por el conde de Haro, Íñigo I Fernández de Velasco, sitiaron la villa, defendida únicamente por 300 curas soldado reclutados por el obispo de Zamora, Antonio de Acuña. Tras un cruento combate, Tordesillas fue saqueada en una actuación de la que no se libró siquiera el personal al servicio de la reina Juana.

Tras la derrota de Tordesillas, los comuneros decidieron reagruparse en Valladolid, donde acabó estableciéndose la nueva (y tercera) sede de la Junta, con doce de los catorce procuradores originales. Allí se acordó proseguir con la lucha armada, que sufrió un sonoro fracaso en Burgos el 23 de enero de 1521. Aquel frustrado levantamiento marcó el declive de la rebelión y se saldó con la condena pública el 16 de febrero a 249 comuneros, a muerte si eran seglares y a otras penas si eran clérigos, declarando también «traidores, desleales, rebeldes e infieles» a cuantos apoyaran a las Comunidades.

Con el afán de levantar el maltrecho ánimo de las tropas, Padilla decidió ocupar Torrelobatón y su castillo, bastión del almirante de Castilla, Alfonso Enríquez, que era entonces «el noble más fuerte de la corona», según apunta la responsable del Centro de Interpretación del Movimiento Comunero, Lourdes Ortega. «Desde Torrelobatón, se controlaba el paso de lana del norte del Duero hacia las ferias de Medina del Campo, que eran las primeras de Europa, y en aquella época la lana marcaba el precio del dinero, con lo cual aquel fue el mayor triunfo de los comuneros», detalla.

Asedio. El asedio a la villa se prolongó entre el 21 y el 25 de febrero, y en el ataque a la fortaleza se quebrantó el primer recinto amurallado de la localidad, y se destruyeron pretiles y almenas, dejando muy dañada la parte superior (que sería recuperada en 1538). El pueblo, fiel a la causa realista, sufrió un cruel saqueo del que sólo se salvaron las iglesias y el castillo, que resistió hasta que los comuneros amenazaron con ahorcar a todos los habitantes de la villa.

Durante dos meses los comuneros ocuparon Torrelobatón, hasta que Padilla decidió reagrupar las tropas rebeldes en Toro, y abandonó el castillo en las primeras horas de la madrugada del 23 de abril. «En realidad, la última historia de los comuneros, los últimos momentos tan duros que pasaron, los vivieron aquí.

Tras conquistar Torrelobatón, Padilla se quedó sitiado, porque las fuerzas realistas estaban en Tordesillas y en Peñaflor. Los realistas no arriesgaron y cuando a él se le agotaba todo no le quedó más remedio que salir, porque no llegaban refuerzos. Así salieron hacia Toro y en Villalar les emboscaron las tropas del rey con el desenlace que todos conocemos», relata Ortega, que desde el pasado mes de febrero preside también la asociación cultural El Castillo.

Tras la masacre de las tropas comuneras, bajo una intensa lluvia, se dictó rápida sentencia contra los cabecillas. Como recoge el documento original depositado en el Archivo General de Simancas, tras las confesiones de Padilla, Bravo y Maldonado «los señores alcaides Cornejo, Salmerón y Alcalá les declararon culpables de traición a la Corona Real de estos reinos». Una copia del manuscrito puede contemplarse en Segovia en El Figón de los Comuneros, el restaurante que regenta desde hace tres décadas Luis Nevado, que antes de hacerse con el local fundado hace medio siglo por Aquilino Gómez trabajó 27 años como ‘maître’ en Cándido. «Cuando compré el restaurante todo el mundo me decía que le pusiera mi nombre, porque era conocido en la ciudad, pero quise conservarlo porque siempre me he sentido comunero», apunta Nevado, con una copia del lienzo de Gisbert presidiendo la entrada al comedor de su restaurante.

Las represalias contra los líderes comuneros no se hicieron esperar tras el desenlace de la contienda. El emperador ordenó pintar numerosos escudos reales en la capilla mayor de la Colegiata de San Antolín, donde los comuneros de Medina del Campo habían organizado sus reuniones contra él. En Segovia, otro de los nucleos antirrealistas, Carlos V ordenó rebanar las armas de los escudos que presidían las casas de los principales simpatizantes comuneros. La Casa de los Peces, la casa de los Coronel (suegros de Juan Bravo) en plena judería, o la Casa de Alonso Cascales en la calle Trinidad son algunas de las muchas fachadas que aún conservan las huellas de aquella venganza humillante ordenada por el emperador.

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23-08-13 - Medina del Campo en llamas

Fuente: http://corresponsalenlahistoria.blogspot.com.es/

Castillo de la Mota de Medina del Campo
Castillo de la Mota de Medina del Campo

Entre la muchedumbre que grita enfurecida, me abro paso como puedo hasta poder ver al hombre que se encuentra desafiante ante toda la gente, montado en un gran caballo que aún resopla cansado por su viaje desde Arévalo. Es Antonio de Fonseca, el dirigente del ejército real. Llamado el Valeroso, lo cierto es que en estos instantes más bien tiene pinta de estar un poquito acojonado. Toda la ciudad de Medina del Campo se ha echado a las calles para cortar el paso al ejército. Fonseca se presentó esta mañana a las puertas de Medina, enviado por el regente de Castilla, el clérigo Adriano de Utrecht, con la misión de hacerse con toda la artillería almacenada en esta ciudad. Es por la tarde y ahí sigue, en el camino. Desde que llegó, se puso a hablar con el corregidor, Gutierre Quijada, para llevar a cabo su tarea, pero a pesar de que el alcalde no le ha puesto inconveniente alguno, es la población la que se lo impide. Es 21 de agosto del año 1520, y hoy, aquí, se va a liar.

El rey de España, acusado de ser el menos español del reino, está ahora mismo de camino a Alemania, a donde se ha ido para apuntarse otro título, el de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Cojo aire. Carlos I de España, por decir algo, se ha largado en el mejor momento, aunque muchos piensan que le importa poco o nada lo que por estas tierras pase. Desde que subió al trono, el pueblo ha criticado su pasividad con respecto a los problemas de la gente y los asuntos críticos que afectan a todos desde hace muchos años. El rey de España no sabe castellano, empecemos por ahí, y se ha puesto a otorgar poderes a diestro y siniestro a tipos que vienen de la corte flamenca. El mismísimo cardenal Cisneros ha sido sucedido como arzobispo de Toledo por un chaval de 20 años, llamado Guillermo de Croy. Y en medio de estos tiempos turbios, el monarca se ha pirado a tomar posesión de su nuevo cargo, y sin prisas.

Principalmente es este el motivo por el que ha nacido una rebeldía que poco a poco se ha ido extendiendo por toda Castilla, cobrando mayor fuerza en las ciudades de Toledo y Segovia. Antonio de Fonseca cabalga de un lado para otro hablando con sus más importantes soldados, volviéndose cada poco para mirar a la gente de Medina del Campo, que valientemente le corta el paso. En estos momentos, la ciudad de Segovia está sitiada. Rodrigo Ronquillo, alcalde de Zamora, impide el aprovisionamiento de los segovianos, desde que hace algo más de un mes acudió a investigar el asesinato de un procurador, a manos de los que podríamos empezar a denominar comuneros. El líder Juan Bravo resiste como puede ante la crítica situación originada por Ronquillo, que va muy en serio, habiendo enviado al mayor número posible de soldados a pie y a caballo. Segovia clama auxilio, y en principio, Toledo y Madrid acuden a la llamada por medio de ejércitos comandados por Juan de Padilla y Juan de Zapata, respectivamente, que aliándose conforman la primera gran fuerza organizada rebelde, que sin duda mantiene a Fonseca muy nervioso en estos momentos.

Los caballos del ejército real no pueden avanzar a pesar de los intentos de los jinetes, y se ponen de manos sin posibilidad de atravesar un muro humano en el que cada persona del pueblo es una piedra inamovible, y ahora mismo, yo incluido. Medina del Campo no está dispuesta a que se saque de allí la artillería, si para atacar Segovia se va a usar, como así se pretende. De repente, noto cómo la atención se dirige a un punto concreto, en dirección a la calle de San Francisco. Un humo negro asciende a lo alto, y pronto las llamas incluso se pueden contemplar. Soldados vienen del lugar aún portando antorchas encendidas. Se trata de un plan para dispersar a la gente.
Ajusticiamiento de los capitanes comuneros en Villalar el 24 de abril de 1521. Antonio Gisbert. 1860.
Ajusticiamiento de los capitanes comuneros en Villalar el 24 de abril de 1521. Antonio Gisbert. 1860.

Pero ni cuando el convento de San Francisco, repleto de las mercancías de los comerciantes de Medina, empieza a arder, los aldeanos abandonan su puesto. En la muralla de personas no se abre brecha alguna, mientras que el fuego crece. Antonio de Fonseca comienza a perder los nervios, viendo cómo esta gente logra impedirle hacerse con la artillería. Logro ver entre las cabezas cómo el jefe del ejército se da por fin media vuelta, seguido por sus soldados, dejando atrás una ciudad en llamas. En dirección contraria, yo también opto por retirarme, pues días turbulentos serán los próximos. Pobres de los que esta mañana se manifestaron a favor de entregar la artillería a Fonseca. A él ya no lo pillan, pero los que por aquí se queden, han de enfrentarse a un pueblo enfurecido.

La banda de Heavy Metal segoviana, Lujuria, en su disco del 2006, Y La Yesca Arderá, nos cuenta de una peculiar manera todo este acontecimiento, en su canción Ojos De Presa.

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07-04-18 - (Bombarda procedente de Medina del Campo y conservada en el alcázar de Segovia)

José Luis Borja

Bombarda procedente de Medina del Campo y conservada en el alcázar de Segovia
Bombarda procedente de Medina del Campo y conservada en el alcázar de Segovia. José Luis Borja

Celebrose en Ávila, a finales de Julio de 1520, la reunión de delegados de todas las comunidades, llamada La Junta Santa. Mientras tanto el Consejo Real, enviaba al ejército a buscar unos cañones a Medina del Campo. Los lugareños de la villa se opusieron a esta entrega y comenzó la pelea, fruto de la cual un gran incendio arrasó gran parte de la ciudad. Esta noticia hizo que ciudades en un principio remisas a seguir a Toledo, se unieran a esta, trasladando la Junta rebelde a Tordesillas. En esta ciudad estaba recluida la madre del rey Dª Juana , por derecho, reina propietaria de la Monarquía española y ahí surgían dos preguntas: ¿Qué ocurriría si los comuneros se apoderaban de la reina? Y si ello era así, ¿Hasta donde podía llegar la sublevación comunera?

Enterado D. Carlos, renunció al “servicio” y nombró co-regentes, junto a Adriano, al condestable y al almirante de Castilla , Iñigo de Velasco y Fadrique Enríquez, respectivamente, así también ordenó que no se diera ningún cargo más a los extranjeros. La Junta de Tordesillas, intentó poner condiciones al rey ,esto y el cariz anti-señorial que tomó la revuelta en el campo de Castilla, hace que la neutralidad de los nobles se rompa y se unan al rey , así como también ciudades moderadas como Burgos, como también ciudades andaluzas y gallegas que se posicionaron con el monarca.

Mientras al Emperador le llegaban noticias de que los comuneros amenazaban a su madre, para que pusiera firma a los edictos regios contra su hijo. Carlos se alarmó y el Condestable le contestó con estas palabras: “ …que siendo quién es su real persona, esté entre gente soldada y bárbaros que nunca conoció ni vio y que con espingardas la asombran cada día para hacelle que firme…”. Carlos se imaginó a su madre atemorizada por los soldados comuneros-esta imagen presentada por el Condestable y que pudo no ser cierta- hizo que la cólera del Emperador fuera grande y su enemistad contra los comuneros, mayor.

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19-08-19 - Un movimiento inteligente.

Tras la quema de Medina del Campo.

Castillo de la Mota, Medina del Campo
Castillo de la Mota, Medina del Campo

Una vez apagados los fuegos tras la quema de Medina del Campo en 1520 y conseguida la retirada del ejercito imperial sin conseguir los ansiados cañones medinenses, lo siguiente a lo que la villa tuvo que hacer frente durante los meses venideros fueron las obligaciones pecuniarias interpuestas por la corona a todas aquellas aldeas, villas o ciudades que hubieran tenido algo que ver con la revuelta comunera.

Aquí es donde, de nuevo, Medina del Campo se tuvo que enfrentar a un nuevo reto de gran magnitud que no era otro que afrontar una elevada multa de medio millón de maravedíes. Sin embargo, un rápido movimiento llevado a cabo por los ávidos procuradores medinenses, otrora favorables a la causa comunera, pero ahora ya con otro aire más benevolente hacia la corona, consiguió dar la vuelta a una situación que, sin lugar a dudas, hubiera lastrado económicamente por varios años a la villa de las Ferias.

De esta manera, desde Medina proponen la ayuda militar al ejército imperial en un momento transcendental, pues tropas francesas estaban a punto de cruzar el río Ebro con la intención de tomar Logroño. Así, consiguieron enviar a Navarra y con el objetivo de detener el avance francés, a 500 escopeteros salidos de la propia villa y de las Tierras de Medina. Este movimiento fue entendido por la corona como un gesto desinteresado, lo que le sirvió a Medina para recuperar el favor imperial perdido tras la revuelta comunera.

Sin embargo, este gesto medinense traía escondida tras de sí una maniobra muy inteligente, pues detrás del mismo se logró esconder un claro objetivo de detener las sanciones imperiales para que Medina no sufriera económicamente más tras su quema y posterior reconstrucción. De esta forma, los procuradores buscando cómo paliar la necesidad de la Villa y apoyándose en este contingente de escopeteros, no solo lograron servir de apoyo en Navarra al ejército imperial, sino que también éstos fueron sustentados por el Tesoro Público, ya que éste tuvo que hacer frente a las soldadas de dichos hombres.

Con lo cual, un rápido movimiento estratégico sirvió para que en apenas seis meses, Medina volviera a recuperar la confianza de la Corona a costa de medio millón de soldados a los que, seguramente, mucho le costaría sustentar.

La rebelión comunera en Medina del Campo (1520 - 1521).

La Quema de Medina del Campo, 21 de agosto de 1520 (PUEDE AMPLIARSE)
La Quema de Medina del Campo, 21 de agosto de 1520 (PUEDE AMPLIARSE)

Medina del Campo ante la Historia.

Medina del Campo está situada en el cuadrante Suroeste de la provincia de Valladolid. Es una villa que rebosa castellanía y tradición por los cuatro costados, conservando abundantes vestigios de su esplendoroso pasado. Fue el centro y el eje de la Comunidad de Villa y Tierra más occidental de toda Castilla, comprendiendo un total de 70 aldeas y abarcando un territorio de más de 1100 kilómetros cuadrados. En su blasón se halla presente el lema "Ni el Rey oficio ni el Papa beneficio", que nos hace rememorar la tradición de autonomía civil y eclesiástica propia de esta villa. Para la Historia quedan, también, los nombres de los más ilustres medinenses: Bernal Díaz del Castillo, Gómez Pereira, Baltasar Álamos de Barrientos, Alonso de Quintanilla.

Medina llegó a ser el principal centro ferial de Castilla la Vieja: sus Ferias constituían el centro de la vida económica y financiera del Reino, en ellas podían encontrarse productos de todo el mundo. La venta de textiles resultó ser la más notoria y lucrativa; existía un tráfico entre Medina del Campo y los países del Oeste europeo basado en la exportación de lana y la importación de lienzos. Por su gran peso financiero-mercantil y la comercialización de sus excelentes vinos, Medina del Campo brilló con luz propia en los siglos XV y XVI. En esta centuria tuvo lugar la mayor época de bonanza vivida por esta villa: se construyeron la Colegiata y el Palacio de Dueñas; se iniciaron las obras del Hospital de Simón Ruiz, poderosísimo hombre de negocios; se estableció un correo semanal entre Medina y Sevilla; la imprenta de Medina alcanzó un gran prestigio, tanto por la calidad como por cantidad de sus obras impresas y distribuidas; los medinenses destacaban por su bravura en tierras de América...

Será precisamente en el siglo XVI cuando tenga lugar la rebelión comunera (1519 – 1522) contra Carlos I de España y V de Alemania. Como es bien sabido, el joven Carlos llegó a nuestro país en 1517 para hacerse cargo del trono, pese a la oposición del regente Cardenal Cisneros y del Consejo Real. Su total desconocimiento del país y su camarilla de corruptos flamencos empiezan a crear cierto malestar entre los castellanos. En 1519 es designado Emperador, de ahí que la Corte pretenda subir los impuestos para sufragar los gastos de su coronación en Alemania. Pese a las protestas, Carlos reúne a las ciudades castellanas en las sucesivas Cortes de la Coruña y Santiago y consigue (a través de presiones y dádivas) que la mayoría de los procuradores voten la polémica subida de impuestos. El descontento alcanza entonces su punto álgido; en ciudades como Segovia, Burgos o Guadalajara se producen motines contra sus representantes en aquellas Cortes. La crisis económica que padecía el Reino (especialmente entre los manufactureros textiles de Toledo y Segovia) y las críticas que ciertos sectores eclesiásticos lanzaban contra los flamencos fueron dos factores que influyeron en el comienzo de la rebelión. Desde bien pronto, el levantamiento comunero queda caracterizado como un movimiento de ámbito territorial prácticamente circunscrito a las dos Castillas y León; esencialmente urbano y liderado mayoritariamente por las clases medias. Las ciudades comuneras se agruparon en la llamada Junta General del Reino (o Santa Junta), cuya primera reunión se llevó a cabo en la Catedral de Ávila.

Toledo sería la primera ciudad en sublevarse contra las arbitrariedades del poder real, y Segovia seguiría después el mismo camino. Burgos apoyó con entusiasmo a los rebeldes, aunque acabaría cambiando pronto de bando; mientras que Valladolid se sumó tardíamente al movimiento. En Palencia, el fervor comunero tuvo que esperar hasta agosto de 1520, si bien la mayoría de sus vecinos apoyaban a los sublevados.

Medina del Campo tendría un lugar muy destacado en la rebelión comunera. Heroicamente, la villa se negó a entregar su depósito de artillería a los soldados del Rey, quienes lo necesitaban para atacar a la rebelde Segovia... Los medinenses pagarían muy cara su valentía, como veremos más adelante. Además, Medina experimentaría muy claramente la radicalización de ciertos sectores comuneros, un aspecto del que dieron cuenta los cronistas de la época.
Pasemos pues a examinar, con el mayor detenimiento posible, las repercusiones del alzamiento comunero en Medina del Campo.

Los inicios de la rebelión comunera

Durante los primeros meses de 1520 no debió ocurrir nada especial en Medina del Campo. Esta villa no participó en las revueltas que tuvieron lugar tras las Cortes de Santiago y La Coruña porque no tenía voto en las Cortes y, por tanto, no había enviado procuradores a las mismas. Pero a medida que la revuelta inicial se fue transformando en una revolución generalizada, como señala Joseph Pérez, Medina se involucró poco a poco en el movimiento comunero. La fecha clave en su paso a la fase revolucionaria fue la del 20 de mayo, cuando el Rey partió al extranjero. El gobierno del país quedó en manos de Adriano de Utrech, cardenal de Tortosa, quien pronto se vería superado por los acontecimientos revolucionarios.

Ya en junio de aquel año, la inestabilidad que se vivía comenzó a causar hondas preocupaciones en Medina del Campo, ya que en aquellos momentos estaba en pleno apogeo la Feria de Mayo, y su desarrollo distaba mucho de ser normal por causa del malestar que sentían los mercaderes segovianos y toledanos, especilamente. Por ello, el Concejo medinense solicitó el seguro real para los mercaderes que acudieran a la Feria. Poco después, la villa escribió al cardenal Adriano, afirmando que la alegría reinaba en toda Medina y lamentando, por otra parte, lo poco provechosa que estaba resultando la Feria por causa de los "movimientos" que había en algunos lugares, lo que hacía disminuir la seguridad de los caminos... Para reforzar la mencionada petición, las autoridades locales enviaron a Sotomayor, procurador de los caballeros e hidalgo de la villa. Inmediatamente, Adriano de Utrech y el Consejo Real otorgaron el seguro real para todos los mercaderes que fuesen a la Feria, que había comenzado el 8 de mayo.

La concesión del seguro real contribuyó a levantar los ánimos en Medina, que escribió nuevamente al cardenal (allá por el día 17 de mayo) para manifestarse contraria a la agitación antifiscal "que Satanás ha levantado en estos reinos"; dando así nuevas muestras del lealtad al Rey y aguardando el castigo divino para los rebeldes. Medina del Campo estaba, a Dios gracias, en paz y sosiego. Como recompensa, el cardenal y el Consejo Real siguieron apoyando la Feria, prorrogando el día 18 los 50 días ordinarios de su duración con otros 30 días, también asegurados.

Sin embargo, el martes 19 dos alguaciles de la Corte arrestaban a los mercaderes segovianos Fernando de Valladolid y Antón Rodríguez, que se dirigían a la Feria. Fueron llevados a presencia del licenciado Ronquillo, alcalde de Corte, que se hallaba en Arévalo. Ronquillo tenía órdenes de abrir una investigación por el asesinato del procurador Tordesillas, investigación que pronto transformaría en una verdadera expedición de castigo contra Segovia. Los dos mercaderes solamente estuvieron detenidos unas cinco o seis horas, pero este lamentable incidente causó una gran conmoción en Medina del Campo, pues los mercaderes de Toledo y de otros lugares abandonaron la Feria y quienes se dirigían a ella volvieron a sus puntos de partida. Medina solicitó al cardenal Adriano que Ronquillo abandonase inmediatamente la villa de Arévalo, y le envió los testimonios de los dos mercaderes segovianos. Pero el prelado estaba firmemente decidido a hacer cumplir sus decisiones, y por medio de una cédula real conminó a Ronquillo a permanecer donde estaba.

El cardenal, pragmático, temía que Medina del Campo se uniese a las ciudades y villas rebeldes. Si tal cosa llegaba a suceder, la causa del Rey sufriría un grave contratiempo. De ahí que, antes las reiteradas muestras de fidelidad que el Concejo y la villa le habían mostrado, procurase por todos los medios que la Feria de Mayo tuviera un desarrollo sin incidentes. Adriano fue rápido de reflejos al transmitir órdenes a Ronquillo, pero los acontecimientos posteriores desbordaron su pragmatismo y prudencia. Sus constantes consejos al Rey (previniéndole sobre el despilfarro del dinero y las quejas del pueblo castellano) fueron desoídos. No es de extrañar que pronto empezaran los disturbios, imposibles ya de contener... Y en Medina se iban levantando voces a favor de las ciudades rebeldes.

Pocas noticias nos han llegado de lo que ocurrió en Medina del Campo durante julio de 1520. De la correspondencia entre el cardenal Adriano y el Rey surgen constantes lamentos por los sucesos que estaban teniendo lugar en Castilla, totalmente incontrolables. El día 21, el purpurado le escribió una carta donde se revela el cambio de actitud de Medina, pues la villa se negaba a entregar su artillería a las tropas reales que pretendían atacar a la comunera Segovia. Basándose en esta misma fuente, Joseph Pérez nos refiere que a finales de este mismo mes, Adriano pensaba en utilizar el parque de artillería de Medina contra Segovia "aun a riesgo de que tal proyecto pudiera provocar un levantamiento en la ciudad de las ferias".

Aunque todos los cronistas recogen la negativa de Medina a entregar su artillería, es Santa Cruz quien aporta más datos sobre las razones que tuvo la villa para actuar así. Pone en boca de Alonso Téllez Girón (señor de la Puebla de Montalbán y partidario del Rey) la idea de que si se castigaba a Segovia, los comuneros ganarían más partidarios de su causa. Y es que Medina del Campo, debido a la hermandad que tenía con Segovia por los paños que ésta aportaba a sus Ferias, también se sumaría al bando rebelde si la ciudad del Eresma era agredida...

Como es bien sabido, el Consejo Real ordenó a Ronquillo que atacase duramente a Segovia. Ante este asedio, los mercaderes segovianos pidieron a Medina cañones para defenderse. Esto llegó a oídos de Adriano y del Consejo Real, que decidieron tomar medidas urgentes: el obispo Juan Rodríguez de Fonseca sería enviado a Medina para apoderarse de algunas piezas de artillería, cumpliendo su misión sin mayores contratiempos. Por otra parte, Ronquillo se retiró a Santa María de Nieva, ante la resistencia y bravura mostrada por los segovianos.

Hemos de advertir que no sabemos el grado de verosimilitud del testimonio de Santa Cruz, pues no se ha podido probar documentalmente la estancia del citado obispo en Medina; tampoco queda constancia de que los mercaderes segovianos solicitasen la artillería medinense. Pero es un hecho claro que, ya por estas fechas, la rebelión comunera tenía un notable apoyo entre ciertas gentes de Medina del Campo.

Agosto de 1520 fue un mes clave en el desarrollo del levantamiento comunero. El día 1, la Santa Junta se reunió por primera vez en Ávila, asistiendo a ella los procuradores de Toledo, Segovia, Salamanca, Toro y Zamora; con la decidida intención de formar un gobierno revolucionario. La constitución formal de la Junta comunera de Ávila y los preparativos de la expedición toledana dirigida por Padilla sembraron la inquietud en el cardenal Adriano, quien ordenó al noble Antonio de Fonseca (máxima autoridad del ejército real) dirigirse a Segovia en apoyo de Ronquillo. Mientras tanto, éste último abandonaba Santa María de Nieva en dirección a Coca y Arévalo, donde se reuniría con Fonseca. Ambos llegaron el mismo día, el domingo 19, presentándose de "sobresalto con su ejército". Y en Arévalo recibieron, al día siguiente, la orden de ir a Medina del Campo para apoderarse de su artillería e impedir el paso del comunero Padilla hacia Segovia...

Destinos Turisticos Edades del Hombre y Ruta de Isabel la Catolica Plaza Mayor Medina del Campo.
Destinos Turisticos Edades del Hombre y Ruta de Isabel la Catolica Plaza Mayor Medina del Campo.

El incendio de Medina del Campo

Fonseca y Ronquillo se presentaron en Medina al amanecer del 21 de agosto de 1520 con la intención, como ya hemos dicho, de llevarse sus piezas de artillería. Según el cronista Maldonado, en la villa había división de opiniones: los regidores y la mayor parte de los nobles querían entregarles la artillería; mientras que el pueblo llano se negaba a ello. Por su parte, coetáneos de Maldonado como Anglería y Mejía nos relatan que Fonseca tenía partidarios y amigos en la villa, como el corregidor Gutierre Quijada. Afirma Santa Cruz que Fonseca se mostró muy amenazante desde el primer momento, diciendo que "metería a fuego y a sangre a la villa" si no le entragaban la deseada artillería; este cronista recoge también las negociaciones que mantuvo con los medinenses, señalando como mediadores a los prohombres Quintanilla y Quijada. Estas reuniones previas habrían durado un total de cuatro horas. Mientras se discutía tan conflictivo asunto, los vecinos se aprestaron a defenderse: colocaron los cañores en las bocacalles (según Anglería y Mejía) y se hicieron fuertes en la Plaza Mayor (nos refiere Maldonado).

Tras el fracaso de las negociaciones, Fonseca decidió entrar por la fuerza en Medina del Campo. Santa Cruz dice que sus tropas avanzaron por el Zapardiel abajo, entrando en la villa unos por las Cuatro Calles y otros por la calle de San Francisco. Comienzan las primeras escaramuzas entre las tropas reales y los medinenses, al mismo tiempo que se inicia un pavoroso incendio. Según Maldonado, "algunos de los capitanes, creyendo que practicaban un hecho atrevido o tal vez mandados por Fonseca, pegaron fuego a la villa por las partes más habitadas". En opinión de Mejía, "la gente de Antonio de Fonseca puso fuego a ciertas casas cerca de la plaza"; Sandoval nos refiere que Fonseca pensó engañar a los medinenses con el fuego, mandando arrojar y prender en llamas unas alcancías de alquitrán por la calle de San Francisco, sin pensar en las dañosas consecuencias que aquello podría acarrear. Todos los cronistas mencionados coinciden en señalar que el fuego era una maniobra para que los vecinos dejasen de defender la artillería, pero causó en ellos el efecto contrario: lejos de amedrentarse, las gentes de Medina lucharon con más ánimos.  

La refriega fue cruel. Los medinenses combatieron valientemente, tanto hombres como mujeres, y hubo muertes en ambos bandos. Maldonado hace un relato epopéyico de la bravura mostrada por los medinenses; Anglería, en cambio, llega a comparar el incendio de Medina con el de Troya...

Lo cierto es que las llamas arrasaron la mejor parte de Medina, destruyendo todo su emporio comercial. Prácticamente todas las casas afectadas por el enorme incendio estaban habitadas por mercaderes (joyeros, especieros, boticarios, merceros, lenceros, etc), ya fuese como propietarios o censatarios. Algunos mercaderes burgaleses y vallisoletanos poseían también viviendas en Medina, que habían comprado o arrendado para reservarse un lugar seguro durante las Ferias. Digamos también que aunque algunos caballeros pedieron también sus casas en el incendio, como don Juan de Ulloa, la pequeña nobleza y la oligarquía medinense apenas sufrieron daños. Las únicas pérdidas que tuvieron las causaría la posterior rebelión del pueblo llano, que se alborotó y saqueó sus casas; por otro lado, la riqueza de la oligarquía local estaba fundamentada en las grandes propiedades y heredades que poseían en algunos lugares de la Tierra de Medina, donde se refugiarían algunos nobles durante la revolución comunera...

Las reacciones al incendio de Medina no se harían esperar. Este trágico suceso provocó una enorme indignación en toda Castilla, consiguiendo una multidud de adhesiones a la causa comunera. En Valladolid, al poco de conocerse tal desgracia, las gentes se alzaron en armas e incendiaron las casas de los presuntos culpables: Antonio de Fonseca, el mercader Pedro de Portillo, el procurador Francisco de la Serna y el regidor Gabriel de Santisteban.

Medina se adhiere al movimiento comunero

En Medina del Campo, los alborotos comenzaron inmediatamente. El pueblo llano se lanzó contra los que consideraban traidores a Medina. Los cronistas han mitificado estos tumultos, culpando al tundidor Bobadilla de esta sublevación popular. Estando el Concejo reunido, los rebeldes interrumpieron la asamblea y dieron muerte a las siguientes personas: a Gil Nieto (regidor), Lope de Vera (escudero) y Cristóbal Téllez (librero). Mejía y Sandoval afirman que destruyeron las casas de don Rodrigo Mejía e hicieron otros desatinos y crueldades. Del tundidor Bobadilla, supuesto caudillo de las masas, nos refiere Sandoval este testimonio:

"Bobadilla mató a cuchilladas a Gil Nieto, de quien había sido criado. Le cortó la cabeza y echó el cuerpo por las ventanas del regimiento. Los parientes de Nieto recogieron el cuerpo y lo enterraron."

[...]

"De este atrevimiento quedó el tundidor Bobadilla tan acreditado en el pueblo, y él con ánimo tan de señor, que de ahí adelante no se hacía más que lo que él quería y ordenaba y gobernaba, como cabeza de pueblo. Y luego tomó casa y puso porteros, y se dejaba llamar señoría".

En vista de tales tumultos, parece ser que algunos nobles huyeron ocultamente; sin embargo, otros aprobaron la causa popular y se ofrecieron a ser sus jefes. Acabarían por ser saqueadas las casas de Juan de Arévalo; Alvar Díaz; el contino García de Hevia, quien llevaba la bandera de los continos; Francisco de Jerez, mayordomo de artillería; y Juan de Galdo. También sabemos que algunos continos fueron presionados para que se quedaran en Medina, como cuentan Juan Rodríguez de Hebán y Andrés de Haro. Gabriel de Tapia (alcaide del castillo de la Mota) había favorecido a Fonseca cuando tuvo lugar el incendio, pues impidió que se le atacase desde la fortaleza. Nunca acató la autoridad de los comuneros, pero no llegó a ser castigado por éstos.

Medina del Campo decidió comunicar oficialmente a la Junta comunera el incendio causado por las tropas de Fonseca, solicitando ayuda y socorros. Reunida en Ávila, la Santa Junta mostró verdaderos deseos de ayudar a los medinenses: ordenó a Padilla que se dirigiese con sus hombres a la villa para observar directamente la situación y, una vez allí, deliberase con ella lo que más conviniese para poder tomar medidas al respecto; pidió a Valladolid y a otras ciudades que reclutasen gente para castigar a los culpables del incendio; y ordenó al infante Don Juan de Granada (situado al frente de los comuneros vallisoletanos) que embargase los bienes de los integrantes del Consejo Real para compensar a Medina, instando a Valladolid a que enviase sus procuradores a la ciudad de Ávila, para que se integrasen en la Junta y decidir cómo se debían reparar los daños que los "tiranos" habían causado a Medina... El ejército comunero de la Junta, situado en las cercanías de Segovia, se puso en camino hacia la villa. Mejía afirma que el día 22 de agosto llegaron a Medina los capitanes Padilla, Bravo y Zapata; permaneciendo allí por seis o siete días y decidiéndose a apoderarse de la Reina Juana. Sin embargo, debieron llegar el 23 por la tarde, o incluso un día después, como señala Joseph Pérez. Éste historiador francés se base en una carta conservada en el Archivo de Simancas y publicada por Manuel Danvila en su obra sobre la revolución comunera: el día 23, los capitanes comuneros escribieron a la Junta desde Martín Muñoz de las Posadas, comunicando su pronta partida hacia Medina del Campo. Se desviarían un poco del camino para evitar pasar por Arévalo, donce creían que estaba refugiado Fonseca, para evitar saqueos. No se declaraban partidarios de la venganza, sino del castigo de los verdaderos culpables.

La llegada de los caudillos comuneros a Medina del Campo sirvió para aplacar los ánimos y poner un poco de orden. Las clases populares medinenses habían llevado a cabo la venganza, con cierta crueldad, contra aquellos que fueron considerados responsables del incendio. Tuvieron lugar tumultos, agresiones y toda una serie de hechos que debieron ser muy confusos... ¿Y quién tomó las riendas del poder local en medio de los disturbios? Al parecer, se formó una especie de junta local democrática en la que participaban los distintos estamentos de la villa: los caballeros, los regidores, el clero y el pueblo llano. Según Danvila, en la junta comunera de Medina participaban las siguientes personas: Álvaro de Lugo, el Abad de Medina, Fernando de Mercado, Alamos, Pedro de Velasco, el regidor Gutierre, Francisco de Mercado, García de Montalvo, Fernando de Quirós, Francisco de Bobadilla, Pedro de Cambray, Francisco Díez de Mercado, Pedro de Ribera, Juan Baño, el licenciado Daza, Alonso de Villadefrades, Alonso de Quintanilla y Velasco Sánchez. Sin embargo, no queda claro que estas personalidades apoyasen a los comuneros, ni siquiera que participasen en el gobierno de la villa... ¿Se puede considerar comunero a Velasco Sánchez, escribano del Concejo? Por otro lado, ni Alamos, ni Pedro de Ribera, ni Juan Baño, ni Alonso de Quintanilla, ni el mismo Velasco Sánchez firmaron nunca los documentos que disponían la confiscación de las rentas reales de Medina del Campo, medida adoptada para sostener los gastos de la junta comunera local...

A pesar de todas las dificultades, Medina del Campo intentaría reanudar su vida normal. Las Ferias suponían "la mejor cosa del mundo" para la villa y, por tanto, de ellas dependía su futuro. De ahí que una de las primeras medidas de la Junta en apoyo de Medina fuese la orden de pregonar el seguro real de la Feria de octubre por las ciudades del Reino. El día 6 de septiembre, la Junta escribe a Valladolid para que así lo hiciese; y la propia Medina insistió a la ciudad del Pisuerga, el día 9, para que no tuviese temor en mandar a sus mercaderes a la Feria de octubre, pues en ella encontrarían paz y sosiego. Aunque se villa se hallaba destruida y quemada, ello no debía ser impedimento alguno para que tal acontecimiento comercial dejara de tener lugar.

Medina se convirtió pronto en uno de los centros de reagrupamiento de las fuerzas comuneras. Tras su entrevista con la Reina Juana, Padilla se estableció en los alrededores de Tordesillas. El día 3 escribieron a los comuneros vallisoletanos desde La Seca (localidad en Tierra de Medina del Campo) los capitanes Padilla, Bravo, Zapata y Luis de Quintanilla; para aprobar el traslado de los procuradores de la Junta a Tordesillas y desmintiendo los rumores de que pretendían sacar a la Reina de Tordesillas sin el consentimiento de la Junta...Acataban a ésta, considerándola el órgano superior del Reino, en busca solamente del bien general.

Los de Valladolid enviaron rápidamente al capitán Diego de Quiñones con su gente en auxilio de Medina; la villa mostró su agradecimiento en una carta del día 7, comunicando que también otras ciudades se habían ofrecido a castigar a los culpables del incendio "que quemó una de las mejores cosas del mundo y más en desacatamiento de Dios y en deservicio de la reina y del rey". Esta carta la llevaron Antonio de Montalvo y Alonso de Sagramena (procurador de cuadrilla).

Los refuerzos siguieron llegando a Medina. El día 8, Francisco Maldonado (procurador comunero de Salamanca) se encontraba con sus tropas en Medina de camino a Tordesillas.

Durante unos días (al menos del 13 al 19) la Santa Junta estuvo instalada en Medina del Campo de manera provisional, hasta su posterior traslado a Tordesillas. Con anterioridad, el máximo organismo de la rebelión comunera había anunciado sus intenciones de establecerse en Tordesillas, con el ánimo de arrebatar a los Marqueses de Denia la custodia de la Reina Juana. Los procuradores comuneros de Valladolid escribieron a su ciudad afirmando que había razones poderosas para expulsar a los Marqueses de Tordesillas; entre otras, la de haber proporcionado a Fonseca soldados que habían participado en la quema de Medina.

Las reuniones de la Santa Junta en Medina del Campo tuvieron lugar en la Iglesia de San Martín, los secretarios eran Juan de Mirueña y Antonio Rodríguez. En una de aquellas asambleas se hizo "tábula rasa" de todos los alborotos y asesinatos cometidos tras el incendio. A partir de ahora, nadie debía tomarse la justicia por su mano. De ahí el bando pregonado el 16 de septiembre en la Plaza Mayor y en la calle y plaza de la Herrería, en el cual se prohibía terminantemente que se acusara a nadie de traidor; si alguien tenía conocimiento de acciones en contra de la villa, debía denunciar a los responsables a la justicia para que ésta actuara. Ésta debía ser la única forma de acabar con los desórdenes y alborotos.

Castillo de la Mota, Medina del Campo
Castillo de la Mota, Medina del Campo

Juicio a los responsables del incendio

Medina del Campo aprovechó la estancia de los procuradores de la Santa Junta para que se procesara a los culpables del incendio. El día 18 de septiembre, la villa daba poderes a Juan Vaca y Pedro de Cambray (procuradores de la cuadrilla de Sahagún) para acusar criminalmente a Antonio de Fonseca (señor de Coca y Alaejos), Gutierre de Quijada (señor de Villagarcía y ex-corregidor de Medina), Juanes de Ávila (vecino de Muñomer, licenciado y ex-teniente de corregidor), Ronquillo y el resto de supuestos culpables. Se llevó a cabo una relación del daño que habían hecho los acusados:

"El marte 21 de agosto los causados, acompañados por más de 2000 personas, hicieron guerra a la villa «con dañado y diabólico pensamiento», matando hombres, mujeres, niños y ancianos. Pusieron el fuego por diversas partes. Se quemó el monasterio de San Francisco y los privilegios que Medina tenía en él. Se quemaron también las calles de San Francisco, la Rua, la calle del Pozo, la mitad de las Cuatro Calles, la mitad de la calle de Segovia, la mayor parte de la plazuela de San Juan, una acera de la calle de Diego Ruiz de Montalvo, la calle de la Plata y casi toda la Plaza Mayor: joyería, sombrerería, sillería y guarnicionería, parte del palacio real, la mitad de la calle del Almirante, de ambas aceras, la especiería y la Rinconada, toda la mercería y librería, la mayor parte de las dos aceras de la calle de Ávila, la iglesia de Sahagún y la acera de la carpintería. Asimismo se quemaron muchas mercaderías almacenadas. Entraron en muchas casas para robar, llevándose mujeres casadas y doncellas, ofendiéndolas. Cifraron los daños en más de 950 cuentos de maravedís."

La acusación partía de toda la villa de Medina: el Concejo, la justicia, los regidores, los caballeros, la honrada Comunidad y los damnificados o dañados por el incendio. De aquí el documento que otorgaba los poderes a Juan Vaca y Pedro de Cambray fuese firmado por los representantes de todos los estamentos citados:

-La justicia.- el alcalde ordinario Velasco de Medina, bachiller.
-Los regidores.- Álvaro de Lugo, Francisco Díez de Mercado y Gutierre de Montalvo (o Gutierre regidor)
-Los caballeros.- su procurador, Pedro de Sotomayor.
-La honrada Comunidad.- los procuradores generales Alonso Beldredo y Pedro de Villafrades.
-Daminificados.- los procuradores de cuadrillas Fernando de Bobadilla, Pedro de Velasco, Francisco García y Pedro de Castro.

Los procuradores Juan Vaca y Pedro de Cambray presentaron esta demanda de acusación ante las "Cortes y Junta General del Reino", en Tordesillas. Al mismo tiempo, la Junta escribió a Valladolid pidiendo los procesos originales contra Ronquillo incoados por los robos que éste cometió durante su asedio a Segovia, ya que se precisaban como prueba acusatoria... No tardaron los hombres de la Santa Junta en dictar una orden de apresamiento contra Fonseca, Quijada, Ronquillo y el licenciado de Ávila; que debían ser encerrados en la prisión de Tordesillas, así como desposeídos de sus bienes muebles y raíces. Poco después, redactaron una provisión real para actuar en consencuencia y embargar las villas de Alaejos, Coca y Villagarcía.

Alaejos desde la carretera con sus dos torres

El asedio de Alaejos

Tal sentencia se ejecutó inmediatamente. El 1 de octubre de 1520, el comunero Alonso de Alderete (vecino de Tordesillas) se presentó en Alaejos con la intención de arrestar a Fonseca. Éste no se hallaba allí, evidentemente, y Alderete fue llevado ante el alcaide del castillo de Alaejos, Gonzalo Vela. El comunero le puso al corriente de la sentencia de la Santa Junta: Fonseca debía pagar 950 cuentos de maravedíes (pues ése era el valor de los daños causados por el incendio) para evitar la venganza de los medinenses y hacer "pleito homenaje" a la Junta. Como es lógico, Gonzalo Vela no hizo caso de dicha sentencia y advirtió al emisario comunero que tuviese cuidado y abandonase Alaejos lo antes posible. Alderete salió de la villa, no sin dejar antes a su Concejo una copia de la provisión real. Durante su regreso a Tordesillas, le salieron al paso en Sieteiglesias dos vecinos de Alaejos llamados Gómez de Perlinez y Juan de Lobado. Éstos le manifestaron que el Concejo de Alaejos tenía desesos de hacer cumplir la orden de la Santa Junta, pero temían al alcaide Gonzalo Vela, que estaba muy "encastillado" y era muy poderoso. Se ofrecieron voluntarios para aprovisionar a la gente armada de Medina y de la Junta que fuese a tomar el castillo de Alaejos  y, en su opinión, se debía evitar que la villa sufriera daños por parte del alcaide. Así pues, la Santa Junta dispuso que todas sus tropas se dirigiesen hacia Alaejos para tomar la villa y la fortaleza, pacíficamente y sin daños.

En Coca se presentó Antonio de Portillo, comunero y vecino de Segovia, para solicitar del alcaide Andrés de Oliver la cesión de la fortaleza local a la Santa Junta. Oliver contestó que no estaba obligado a ello "por no ser orden ni de la reina ni del rey", y que Medina debía pedir justicia al Rey y al Consejo Real, no a la Junta.

Por último, diremos que a Villagarcía llegó Alonso de Vega, otro emisario de la Junta, con iguales intenciones de hacer cumplir la provisión real. El propio Gutierre Quijada, señor de la villa, respondió a su requerimiento diciendo "que nunca dijo ni aconsejó cosa que no debiese, sirvió con lealtad a los reyes y no pensaba abandonar sus casas ni sus tierras". No desmentía ser uno de los causante del incendio de Medina, aunque justificaba su actuación por hallarse al servicio del Rey... Finalmente, Villagarcía cayó en poder de las tropas comuneras el día 12 de octubre.

Decididos a tomar represalias contra Fonseca, los comuneros de Medina empezaron a preparar el ataque contra la fortaleza de Alaejos. Eran más que necesarias las municiones para abastecer a los artilleros, así que el medinense Cristóbal de Zapardiel marchó a Mondragón (Guipúzcoa) para comprar unas 4000 pelotas de artillería, valoradas en 850000 maravedíes. Al no disponer la villa de tan elevada suma, pidió a la Santa Junta que buscara la forma de poder pagarla o, que si no, se anulase el pedido. La Junta decidió entonces comprar la mitad de las municiones y rogó a los proveedores que esperasen un cierto tiempo hasta que Medina les fuese pagando poco a poco. Con la artillería puesta a punto, los comuneros medinenses partieron hacia Alaejos. Las aldeas de la Tierra de Medina, encargadas de transportar la artillería, les aportaron más de 1000 peones (en número de veces) y unas 1000 mulas y carretas; encargándose también de toda la intendencia.

Al mando de los capitanes Luis de Quintanilla y Francisco de Mercado, los bravos comuneros medinenses atacaron y sitiaron la fortaleza de Alaejos. Contaron allí con el apoyo de Juan Bravo, al frente de sus tropas segovianas, y el capitán Suero de Ávila. Los de Valladolid se mostraron reacios a enviar los refuerzos prometidos, aunque desde comienzos de septiembre ya se hallaba en Medina el capitán vallisoletano Diego de Quiñones. 

Provisto de todo lo necesario, el alcaide Gonzalo Vela inició la contraofensiva y supo mantener a raya al ejército comunero. El cerco al castillo de Alaejos empezó a durar más días de lo previsto, sin que los medinenses se decidieran a lanzar un ataque frontal y directo. Por otra parte, la Santa Junta no permitió nunca que sus soldados maltratasen a los vecinos de Alaejos; inclusó envió al comunero Pedro de Soto para que castigase algunos abusos comentidos en aquella villa.

Los defensores del castillo resistieron duramente, haciéndose fuertes en sus posiciones. Es muy probable que tuviesen lugar varias escaramuzas, en una de las cuales fue apresado el tundidor Bobadilla, quien más tarde acabaría colgando de la horca. Los asediadores empezaron a desanimarse y, por si fuera poco, la Santa Junta carecía de dinero para remunerar a todos los hombres de guerra presentes en aquel cerco. Los de Toledo se marcharon por falta de pagos, los de Valladolid y Salamanca se trasladaron a otros lugares y Juan Bravo acabaría por salir de Alaejos. Las tropas de Medina se quedaron prácticamente solas; aunque incluso ellas mismas se quejaban y reclamaban el pago de todos los días que se les adeudaban. Tanto Luis de Quintanilla como Alonso de Mercado escribieron sendas cartas a la Junta para que pagase a sus soldados, mas no lo consiguieron. Los comuneros medinenses acabarían por retirarse... 

El asedio al castillo de Alaejos había fracasado por completo, y de manera inexplicable. ¿Cómo es posible que el mejor parque de artillería de Castilla la Vieja no fuese capaz de tomar la fortaleza? ¿Hubo traición por parte del capitán Luis de Quintanilla, que no empleó la artillería de manera decidida? Nunca sabremos la verdad, pero es posible que ciertos elementos del bando comunero impidieron la caída de la fortaleza.

Enero de 1521: la radicalización del movimiento comunero

Los comienzos del año 1521 no pudieron ser más conflictivos: en el Archivo de Simancas se conserva un documento interesantísimo con numerosos testimonios sobre la gravedad de lo acaecido. Tuvieron lugar tumultos, tan considerables como los ocurridos a raíz del incendio, que nos permiten hablar de una radicalización del movimiento comunero. Parece ser que, en Medina del Campo, un sector del pueblo llano intentó presionar violentamente al sector comunero más moderado.

Las declaraciones de los testigos (todos ellos medinenses) son harto elocuentes:

"Cuando Padilla salió de Medina el día 31 de diciembre con algunas piezas de artillería en dirección a Valladolid, la «comunidad baja» se encontraba escandalizada y alborotada contra ciertos caballeros que habían permitido en el mes de diciembre el paso de unos genoveses que llevaban dineros a Tordesillas para pagar al ejército enemigo. Uno de los genoveses era Agustín de Grimaldo. El corregidor Hurtado de la Vega, con el ánimo de apaciguarlos, llevó a la cárcel a Gutierre de Montalvo (Gutierre regidor), uno de los acusados de traición, permaneciendo detenido en los aposentos del corregidor. Allí se dirigió una muchedumbre, encabezada por Rodrigo de Palacios, lanzando una serie de acusaciones contra el detenido, de quien decían que era más traidor que Gil Nieto. También se acusó a Luis de Quintanilla, especialmente por Rodrigo de Palacios, que incitaba a la gente contra él diciendo que era el mayor traidor que había en Medina. Cuando la justicia fue a detener a Francisco de Oviedo, otro acusado de traición, Rodrigo de Palacios se lanzó a cuchilladas contra él, pero la gente que les rodeaba impidió su muerte y pudo escapar".

Durante la noche del día 4 se recrudecieron los alborotos, debido a unas listas que circulaban acusando a numerosos medinenses de ser unos traidores; así como una carta (al parecer apócrifa y anónima) en la cual se decía que el Marqués de Denia, el Almirante y el Conde de Benavente habían escrito a Francisco de Mercado y Luis de Quintanilla pidiéndoles protección para unos genoveses que llevaban 12000 ducados a Tordesillas, para pagar a la gente de armas del bando real. Esta carta, escrita por un desconocido medinense, mostraba el engaño que se estab cometiendo contra los comuneros de Medina. Fue escrita el día 2, en Tordesillas, e iba dirigida al comunero local Pedro Bermejo. Se afirmaba en ella que en Tordesillas se estaban riendo de la Medina comunera, pues sabían que pensaban trasladar a Gutierre (anticomunero y regidor) a Valladolid y habían planeado rescatarle durante el trayecto.

Como consecuencia de las listas y de la carta, fue detenido el escribano Francisco de Mercado; al propio tiempo que eran encarcelados otros acusados de traición: Andrés de Vega, Mancio y Sebastián Martínez. El pueblo llano, acaudillado por el cajero Rodrigo de Palacio y el especiero Sancho Ortiz, se dirigió a la cárcel local en medio de un gran alboroto. Para entonces, el comunero Pedro de la Malla había matado ya a cuchilladas a Fernando Carrasco, cuyo cuerpo fue arrastrado y quemado. Rodrigo de Palacios se presentó en la cárcel con una escopeta y, tomando las llaves de la misma, amenazó a los presos y se insolentó con el corregidor. Pasada la medianoche, el Abad de Medina hizo acto de presencia en el lugar y consiguió apaciguar los ánimos.

Al día siguiente, 5 de enero, la justicia actuó contra los principales alborotadores: Rodrigo de Palacios y Sancho Ortiz, chivos expiatorios. Antonio de Cuéllar sería el encargado de presentar el escrito de casación, acusando a Palacios en nombre de la villa de Medina del Campo. El licenciado Uceda (teniente de corregidor) compareció el mismo día ante el escribano Francisco de la Rúa, indicando que aquellos disturbios merecían un castigo ejemplar, "porque la paz y sosiego se turbó y muchas personas de poca suerte por tener ocasión de robar dicen que hacen lo susodicho con favor de comunidad e hacen distinción entre comunidad de gente baja y la otra comunidad de caballeros y gente honrada ciudadana que desea la paz e sosiego y que gastan sus haciendas en su defensa y en favor de las justicias". 

A continuación, se iniciaron las pesquisas correspondientes. Todos los testigos coincidieron en señalar a Rodrigo de Palacios como un hombre ruin, bajo, peligroso, inicitador, mal hombre... Fue comparado con el tundidor Bobadilla, acusado de ejercer la autoridad y la justicia por su propia mano, habiendo tachado de traidores a los principales caballeros de Medina con la única intención de robarles... La acusación presentó la carta anónima y las listas con los nombres de los supuestos traidores, acusando a Palacios de su autoría. Éste tuvo la oportunidad de ejercer su defensa, aportando un testimonio muy interesante:

"Llevaba viviendo en Medina unos seis años, debido a que había tenido que salir de Turégano (Segovia) por deudas, pero no por ningún otro delito. Lo que hizo el 31 de diciembre fue en favor de la justicia. Llevaba escopeta porque ese día salió a despedir a Padilla, y después Ceballos, procurador de la cuadrilla de Sahagún, les llevó desde la puerta de Valladolid hasta la cárcel donde estaba Gutierre de Montalvo, desmintiendo haber dicho que se matara a éste. Confirma que cuando el teniente de corregidor fue a detener a Oviedo, echó mano a la espada, pero no llegó a desenvainarla, y no tuvo la intención de matar a Oviedo.

Cuando ocurrió la muerte de Carrasco él se encontraba en la cama, de donde le sacaron para ver cómo se le ponía fuego. Estuvo en la cárcel, pero no amenazó a los presos y llevaba la escopeta en favor del corregidor. Oyó decir que Francisco Díez y Santisteban eran culpables y dijo al corregidor que los prendiese. Las llaves de la cárcel se las entregó el alcalde. Si estuvo toda la noche allí fue porque el procurador Ceballos le obligó. Intentaron hacer confesar a Mancio para saber «quién había metido pólvora en la fortaleza de Alaejos», respondiendo que había sido uno de la villa, y estuvieron a punto de ahorcarle. No habló nada contra el corregidor. Estuvieron también en la cárcel esa noche Ceballos, Sancho Ortiz, Vitoria y Andrés Ortiz. Desmintió las acusaciones de haber inducido a matar a Quintanilla. Respecto a los memoriales le dijeron que los había escrito un mozo de Bernaldino, boticario, y la carta no sabía quién la había escrito, pero que era echadiza y no la diesen crédito".

Según parece, Rodrigo de Palacios fue declarado culpable y ajusticiado inmediatamente, dejando esposa y ocho hijos. Poco después se iniciaria el proceso contra Sancho Ortiz, quien lograría salvar el pellejo. Para entonces, la situación se hallaba totalmente controlada y la facción moderada de los comuneros volvió a mandar en Medina del Campo. Por otra parte, la Santa Junta adoptó una serie de acuerdos que afectaron a esta villa:

"Día 2. Se ordenó a Andrés de Medina, receptor de las alcabalas de Medina del Campo, que del situado de la reina Germana pagase a Juan de Retama 100.000 mrs. Por las municiones que compró Medina en el mes de octubre.

Día 8. Se ordenó a Alonso de Cuéllar, procurador de Segovia, que tomase las cuentas a Girivas, mayordomo del artillería.

Día 13. Se mandó a don Juan de Mendoza que entregase a Girivas las escalas, mantas, mandiletes, picos, etc., que había hecho por mandado de la Junta.

Día 16. Se ordenó al corregidor Hurtado de la Vega que tuviese en depósito una esclava y otros bienes del licenciado Juanes, ex-teniente de corregidor.

Día 18. Se ordenó al corregidor embargar todos los situados que tuviesen en Medina los «grandes» que estuvieron en el saco de Tordesillas."

Las fuerzas comuneras establecidas en Medina acompañaron al obispo Acuña en la ofensiva que éste hizo contra los señoríos de la Tierra de Campos palentina. Sabemos que un millar de personas procedentes de Medina y lideradas por el capitán Larez llegaron a Fuentes de Valdepero, tomándola por la fuerza y saqueándola.

Mientras tanto, en el bando realista la situación se veía con más optimismo tras la victoria de Tordesillas. Desde esta villa, don Pedro de la Cueva hizo una rápida salida, sorprendiendo a unos 300 hombres de armas de Segovia y Medina que se hallaban aposentados en Rodilana (aldea en Tierra de Medina). El cardenal Adriano escribió el 16 a Carlos I para confirmarle el final del cerco de Alaejos, que ya no corría ningún peligro, porque desde Tordesillas se podría acudir fácilmente en su ayuda.

Desde finales de enero se encontraban en Medina tropas comuneras de refuerzo venidas de Ávila, Segovia y Salamanca; pero no se atrevían a pasar por Puente Duero para trasladarse a Valladolid por temor a un ataque dirgido desde Simancas. Fue entonces cuando Padilla condujo a sus fuerzas hacia Medina del Campo, pudiendo llegar los refuerzos a Valladolid a comienzos de febrero. Los escritos de Pedro de Barrientos y los correos que se cruzaron entre Valladolid y Medina para conseguir que los comuneros de Ávila pudieran llegar sin problemas a Valladolid tuvieron un excelente resultado.

Castillo de la Mota, Medina del Campo
Castillo de la Mota, Medina del Campo

Febrero y marzo de 1521

No tenemos mucha información sobre lo que sucedió en Medina del Campo durante los meses de febrero y marzo de 1521. El día 23 de febrero, la Santa Junta autorizó al comunero Alvar Páez Maldonado (capitán de artillería y vecino de Salamanca) a trasladarse a Medina. Dos días después, tuvo lugar la victoria de Torrelobatón, que despertó el entusiasmo entre los comuneros... Y ya en marzo, la Santa Junta ordenó al capitán Francisco de Mercado que reuniese 50 lanzas ginetas y 50 escopeteros para dar protección a Medina del Campo, seriamente amenazada por las fuerzas realistas de Tordesillas...

Hacia la batalla de Villalar

Y así llegamos a abril de 1521, cuando tendría lugar la derrota del movimiento comunero. El mes no empieza nada bien para Medina, que fue víctima de un robo perpetrado por gentes de Arévalo, que se apoderaron de 4000 cabezas de carneros; si bien, según el testimonio del Abad local, fueron rescatadas y los medinenses mataron a tres o cuatro ladrones. 

La gran inseguridad que sentía Medina, rodeada de ciudades y villas enemigas, impidió que la Santa Junta pudiese emplear su valiosa artillería. Y es que si la villa enviaba su artillería a la Junta comunera, quedaría completamente desprotegida. Además, los artilleros se negaban a salir de Medina hasta que no se les pagase lo que se les adeudaba por el tiempo que emplearon en el cerco de Alaejos. El día 7, Francisco de Mercado escribió a la Junta para justificar la negativa de Medina, diciendo que estaba espantada porque "no ha pasado nuestra victoria de Torrelobatón". El capitán de artillería Alvar Páez de Maldonado trasladó a la Junta las quejas de los artilleros medinenses, que seguían en sus trece.

El desánimo comenzaba a generalizarse. El Abad de Medina escribió una carta a la Junta, acusándola de no haber ayudado lo suficiente a Medina tras la catástrofe del incendio: la villa seguía esperando una compensación por sus pérdidas a través de las rentas reales, pero la Junta las había empleado para pagar a la artillería, además de otras cosas. Y para colmo, habían perdido la Feria de Cuaresma. El Abad se quejaba así, amargamente, de la tardanza en remediar los males de Medina; que se hallaba rodeada de siete villas enemigas, algo que hacía peligrar "el santo propósito en que todos estamos".

Al día siguiente, 10 de abril, se presentaron ante Medina unas tropas enemigas; formadas por 500 lanzas, 600 peones y 3 tiros de artillería, que pelearon con los defensores de la villa, muriendo soldados de ambos bandos y siendo apresado el medinense Alonso de Quintanilla. En realidad, es bastante posible que éste personaje se pasara al bando realista, ya que está documentada su presencia entre las fuerzas que vencieron a los comuneros en Villalar.

Próximo ya el fin de la contienda, los gobernadores reales concedieron el día 17 el perdón a Gonzalo Rosales, vecino de Medina a quien los Alcaldes de Corte habían condenado por ser comunero... ¿Otro traidor a la causa rebelde, como Quintanilla?

Con la derrota de los comuneros en Villalar y las sentencias condenatorias de los principales caudillos de la rebelión, entre los que se hallaba el medinense Francisco de Mercado, cerramos el capítulo cronológico de este escrito. Una tras otra, todas las ciudades, villas y aldeas comprometidas con la rebelión se fueron rindiendo. Tan sólo Toledo continuó resistiendo al enemigo, siendo el último reducto comunero de Castilla hasta su rendición en febrero de 1522.

La represión contra los más destacados hombres de la insurrección comunera no se hizo esperar. Mientras que los gobernadores eran partidarios de aplicar castigos suaves, el Consejo Real defendía la necesidad de aplicar las penas más rigurosas; posición ésta última que sería fomentada por el Rey y su Corte. Desde abril de 1521 hasta el retorno de Carlos I a España en julio de 1522, la represión sólo había causado siete víctimas. Pero a partir de aquellos momentos, las condenas a muerte se sucederían una tras otra. El tribunal instalado en Palencia condenó en agosto a los medinenses Villafrades, Beldredo, Pedro Díaz de Zaballos, Bermejo, Bezado, Antonio de Montalvo, Pedro de Velasco y Juan de Franquis. El capitán Francisco de Mercado recibiría su condena el 23 de agosto. 
Siete de los procuradores de la Santa Junta fueron encerrados en la fortaleza de la Mota. El trato que recibieron por parte del alcaide (Gabriel de Tapia) debió ser bastante duro, pues los gobernadores se vieron obligados a intervenir: le ordenaron que les quitase los grilletes y que les tratase mejor. El 14 de agosto de 1521, los procuradores comuneros serían degollados públicamente en la Plaza Mayor de Medina. En este mismo lugar sería también ajusticiado Pedro de Sotomayor, comunero de Madrid.  El artillero medinense Girivias, que había participado activamente en el cerco de Alaejos, padeció prisión en Olmedo y fue ajusticiado en agosto de 1522.

Las clases populares y la rebelión comunera en Medina del Campo

Los cronistas, en su afán de ridiculizar a las clases populares, nos han proporcionados numerosas citas de levantamientos contra los comuneros más moderados. Los desheredados no verían nada claro el interés que algunos comuneros, de situación acomodada, parecían tener en esta revolución...Por otro lado ¿qué iban a obtener ellos de unos "movimientos" originados en un principio por estas personalidades ricas? Danvila señaló ya en el siglo XIX (siguiendo al cronista Guevara) el móvil particular por el cual algunos individuos de la nobleza soliviantaron al pueblo llano, aunque luego se les escapó la dirección del movimiento, yendo a parar a manos del pelaire Pinillos en Ávila, del tundidor Bobadilla en Medina del Campo; etc, etc.

Dentro de los estudiosos del movimiento comunero ha sido Gutiérrez Nieto el historiador que más claramente ha visto esta radicalización, aunque Maravall ya había señalado anteriormente que en los momentos críticos de la rebelión, el bajo pueblo llevó la condujo hacia las clases no privilegiadas o grupos populares. Gutiérrez Nieto habla de una radicalización en sentido populista, retomando lo dicho por Guevara en su epistolario, para quien la savia comunera estaba formada por grupos inferiores: pelaires, tundidores, celemineros...

Medina del Campo es, quizás, el ejemplo más claro del deslizamiento de la insurección hacia las capas más bajas de la sociedad. Todos los autores que aluden a ello ponen como ejemplo al tundidor Bobadilla. Tanto Gutiérrez Nieto como Joseph Pérez se detienen ampliamente en los sucesos de agosto de 1520 y de enero de 1521, momentos clave en la dinámica comunera de Medina.

Vamos a pasar por alto los sucesos de agosto, que ya hemos descrito con amplitud, para detenernos en analizar lo ocurrido en enero de 1521. Gutiérrez Nieto destacó estos momentos de máxima tensión social en Medina, pero no acabó de matizar la secuencia de los mismos. Así, nos dice:

"Una espada de Damocles pende sobre las cabezas de los ricos y nobles de las ciudades; algunos alborotadores aprovechan la menor ocasión para dirigir las iras populares sobre aquéllos; en Medina, por ejemplo, en una ocasión Sancho Ortiz, por la sospecha que desde el interior de la ciudad se estaba ayudando a los realistas, encabeza una manifestación que hace listas para desterrar a muchos vecinos nobles; en otra ocasión, en la misma ciudad, Rodrigo de Palacios, cajero, la alborotó denunciando a muchos caballeros como traidores, para robarlos".

Seguidamente nos señala que "las comunidades revelan a un pueblo en ebullición, que tiende a moverse con conciencia de clase" y cita como prueba la pesquisa que mandó hacer el teniente de corregidor Uceda, a fines de 1520, en cuyo memorial se dice:

"[...] muchas personas de poca suierte por tener ocasyón de robar, dizen que hazen lo susodicho con favor de comunidad e hazen distinción de comunidad de gente baja a la otra comunidad de caballeros e gente onrrada cibdadana".

Y si en opinión de Gutiérrez Nieto nos encontramos ante tres hechos diferentes; sin embargo queda claro, como ya vimos anteriormente, que se trató de una sóla secuencia, en la que Rodrigo de Palacios y Sancho Ortiz coincidieron en los alborotos de comienzos de enero. La pesquisa de Uceda no fue tal, sino la acusación que hizo contra dichos alborotadores para iniciar su proceso judicial. 

Gutiérrez Nieto advirtió la conciencia de clase que existía entre las clases populares, refrendada por el escrito de Uceda. Pero el pueblo llano, a pesar de sus intentos por reconducir la revolución en Medina, no pudo con la oligarquía local que se adueñó de la situación a partir de entonces. El pueblo medinense comprendió que la facción moderada de los comuneros estaba traicionando los ideales revolucionarios, y no dudó en actuar violentamente. Sabía que el triunfo del bando real no remediaría en absoluto su precaria situación; como así ocurrió.

La osadía del pueblo medinense fue castigada duramente. Se suprimió la costumbre que tenía la villa de elegir a sus procuradores generales entre los hombres exentos y del bajo estado para asistir a las reuniones del Concejo, siendo acusados los procuradores Villafrades y Beldredo de haber sido los causantes de todos los tumultos sucedidos. En adelante, la Comunidad de Villa y Tierra de Medina debería elegir a los procuradores generales entre las personas nobles, ricas e hidalgas. Y eso es lo que hicieron los procuradores de las siete cuadrillas, elegiendo a Fernando Rodríguez de Hebán y Diego Muñoz (vecinos hidalgos, honrados y hacendados) como procuradores generales. Sin embargo, esta elección entraría en conflicto con los intereses de los regidores que temían que hombres de su misma clase interfiriesen en el gobierno del regimiento, controlado por ellos; y a pesar de que era una costumbre inmemorial que los procuradores generales asisitiesen a las reuniones del Concejo, los regidores les prohibieron la entrada... Es curioso observar cómo los mismos oligarcas que controlaban el gobierno de la villa impedían a los de su misma categoría el acceso al mismo.

El Concejo se quejó ante el Consejo Real de la actitud de los regidores, y el procurador general del Concejo medinense (un tal Juan de Eibar) pidió que se confirmase el derecho de asistencia de los dos procuradores generales. El Consejo ordenó el 13 de junio de 1521 a los regidores que guardasen la antigua costumbre, y que Fernando Rodríguez de Hebán y Diego Muñoz pudiesen usar libremente de sus oficios.

Bibliografía

Enrique Berzal de la Rosa – "Los comuneros: de la realidad al mito". [2008]

Juan Ignacio Gutiérrez Nieto - "Las Comunidades como movimiento antiseñorial: la formación del bando realista en la guerra civil castellana de 1520-1521". [1973]

Eufemio Lorenzo Sanz (coord.) – "Historia de Medina del Campo y su Tierra. Nacimiento y expansión". Volumen I. [1986]

José Antonio Maravall - "Las comunidades de Castilla: una primera revolución moderna". [1979]

Gerardo Moraleja Pinilla – "Historia de Medina del Campo" [1971]

Joseph Pérez – "La Revolución de las Comunidades de Castilla (1520 – 1521)". [1977]

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